PAN: ¿Renovación o más de lo mismo?
HÉCTOR A. ALVARADO GÓMEZ
Como se tenía previsto desde hace varias semanas, el nuevo presidente nacional del Partido Acción Nacional será el joven queretano Ricardo Anaya. El aún diputado federal ganó la elección interna, celebrada el domingo 16 de agosto, al obtener el 81% de los sufragios panistas, mientras que el chihuahuense Javier Corral sólo logró el 16% de los votos en una contienda que se caracterizó por el abstencionismo.
En su primer discurso luego de la elección, Anaya se comprometió a convertir al PAN en una oposición crítica, a hacer pública su declaración patrimonial, fiscal y de intereses; así como reducirse su salario y el gasto del partido a menos de la mitad.
Como discurso para los medios de comunicación suena muy bonito y populachero, sin embargo, nada dijo sobre investigar y castigar los presuntos actos de corrupción de los que se ha acusado a algunos diputados panistas que pedían mochada a cambio de bajar recursos a algunos gobiernos. Nada dijo sobre el papel que ha jugado el panismo como aval de las reformas propiestas por Enrique Peña Nieto a través del Pacto por México, ni mucho menos sobre la profunda división interna que hay en ese instituto político y la intensa pugna entre maderistas y calderonistas.
Seguramente uno de los primeros actos que haga Ricardo Anaya al frente del CEN blanquiazul será nombrar a su jefe Gustavo Madero como coordinador de la bancada panista en la cámara de diputados.
¿Realmente habrá un cambio en el PAN o acaso sólo será un intercambio de chambas entre los mismos políticos que desde hace años controlan a ese instituto político? ¿Seguirá el PAN negociando y aprobando las reformas que pretenda hacer el gobierno federal o iniciará a marcar distancia de la administración peñista? ¿Se investigarán los supuestos “moches” que pedían los diputados federales compañeros de Anaya a cambio de bajarle recursos a algunos municipios o simplemente harán un borrón y cuenta nueva?
Vamos a ver también si este cambio en el comité ejecutivo nacional pudiera traer una renovación en el comité estatal del PAN, que actualmente tiene una dirigencia somnolienta, que adolece de liderazgo, de trabajo político, ha tenido pésimos resultados electorales y vive una división interna quizá mayor a la que tienen a nivel nacional.
Actualmente el panismo zacatecano es la cuarta fuerza política en la entidad, sin un figura atractiva que pudiera darle posibilidades de competir por la gubernatura de la entidad. Su única esperanza es concretar una alianza con el PRD u otro instituto político que pueda darles posibilidad de mantenerse como cuarta o quinta fuerza en la entidad.
En pocas palabras, el PAN en Zacatecas se ve aletargado, sin presencia política, ni mediática y sin una figura que pudiera ser su candidato o candidata a gobernador en el 2016.
Vamos a ver si la llegada de Ricardo Anaya significa un cambio profundo en el PAN, retomar los principios que le dieron origen y si también implica la posibilidad de un cambio en la dirigencia estatal o por lo menos le da nuevos bríos al panismo local.