Campañas y narcoterrorismo
JUAN GÓMEZ
Envueltos en reyertas mediáticas caracterizadas por acusaciones de corrupción entre partidos y candidatos, las campañas electorales de este año tienen un ingrediente más: el narcoterrorismo.
Los 30 narcobloqueos y acciones que pretendieron generar terror en cuatro estados del país, muestran la capacidad táctica, organizativa y su capacidad de fuego del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que no solo reta, sino que enfrenta al Estado Mexicano con su fuerza de organización.
La acción que emprendió la citada organización criminal el viernes 1 de mayo en Guadalajara, pero que se extendió a los estados de Colima, Michoacán y Guanajuato, es una acción basada en dos tácticas muy evidentes: inteligencia y disciplina marcial.
El sistema de inteligencia que posee debe tener por un lado un aparato digital de última generación y por otro, la incorporación de expertos debidamente capacitados para descifrar los códigos de la inteligencia militar y del gobierno federal.
Pero además se observa la coordinación precisa en los movimientos de acción directa y la estrategia de alto impacto para imponer el terror, tanto entre la población civil como en las fuerzas militares y policiacas.
Los elementos de esta organización militar deben ser desprendimientos de las fuerzas militares, algunos de ellos adiestrados en el extranjero, y de las federales; así como profesionistas de las ramas de la comunicación.
Especialistas en seguridad nacional seguramente tienen más elementos respecto a los componentes de este cártel que supuestamente nació en el estado de Jalisco, pero que debe estar enriquecido por los desprendimientos de otras organizaciones criminales cuyos líderes fueron abatidos o encarcelados, y que acumularon una rica experiencia en el manejo de las confrontaciones con las fuerzas armadas regulares, escape, manejo de armas de alto calibre y de morteros lanza misiles de origen ruso, como el artefacto que derribó al helicóptero en el que viajaban militares el pasado viernes.
El Cartel Jalisco Nueva Generación es sin duda la organización criminal más fuerte en este momento, que se enfrenta abiertamente al gobierno jalisciense y al gobierno de la República.
El impacto espectacular que generó, logró la suspensión temporal de las elecciones en dos estados, Jalisco y Colima; golpeó fuertemente a la política de seguridad del gobierno federal, exacerbó los ánimos del sector privado del país y llamó la atención de la opinión pública nacional e internacional.
Ante estos acontecimientos que evidenciaron el tropiezo del gobierno federal en materia de seguridad pública y combate al narco, el sector privado mexicano pasó de la preocupación a la presión, por la afectación a negocios como gasolineras y bancos, pero también al sector turismo por la imagen negativa en los estados afectados.
Por ejemplo el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco), Enrique Solana Sentíes, indicó: “El estado mexicano debe actuar con más fuerza para acabar con los delincuentes. No parar hasta exterminarlos”.
En tanto el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Gerardo Gutiérrez Candiani, señaló: “Los narcobloqueos perpetrados en Guadalajara y Puerto Vallarta, Jalisco, así como en otras entidades, demuestran que “la seguridad sigue siendo uno de los pendientes del Estado mexicano”. (La Jornada impresa, Secc. Politíca/ sábado 2 de mayo/Pág. 5).
Bajo este panorama se desarrollan las elecciones federales en México, en un escenario en el que sigue en caída la imagen del Presidente de la República de extracción priista, y en el que las grietas de la seguridad nacional son cada vez más profundas.
Estos nuevos acontecimientos se suman a la precariedad económica que mantiene en la irritación a la población en general, por el sistema recaudatorio fiscal que ahorca a muchas actividades empresariales y de profesionistas.
Este escenario de crisis se genera en las campañas federales que acotaron ya su primer mes de ejercicio, y que además no logran prender en el ánimo del electorado nacional.
En Zacatecas es lamentable la pobreza de las campañas de todos los partidos políticos, en las que la ausencia de un discurso estructurado, imagen pública y mediática; así como de propuestas prácticas e informadas ante la ciudadanía, es su principal característica.
El único que trabaja a marchas forzadas es el gobernador Miguel Alonso Reyes, quien no ha cesado ni un minuto de realizar actividades públicas e iniciar –aunque que muchas no están terminadas- nuevas obras públicas en el centro histórico, como es el caso del proyecto de “intervención” de la Plaza de Armas, pese al descontento de un amplio sector social que argumenta que el proyecto es innecesario.
¿Cómo influirán estos últimos acontecimientos en el ánimo del ciudadano en el momento de emitir su voto el próximo siete de junio?
Es una verdadera incógnita pero es muy probable que afecte al partido gobernante.
Al tiempo.