“Todos somos Carmen”
CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID
El escándalo vuelve a cimbrar a México. Ahora el blanco es la libertad de expresión. Es un intento por volver a la censura; por acallar las pocas voces críticas que aún nos quedan en el país.
“Todos somos Carmen”, exclaman cientos de mexicanas y mexicanos, ante la empresa MVS, para manifestar su inconformidad con el despido de la periodista Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores.
Aunque se intentó maquillar el origen, la politóloga Denise Dresser lo dijo fuerte y claro al brindar su apoyo a la periodista: “Su salida es porque Enrique Peña Nieto no quiere un espacio de crítica independiente”.
La politóloga fue más allá al mostrar su sororidad a la periodista y anunció en su cuenta de twitter: “MVS da por terminada su relación con Carmen Aristegui. Yo doy por terminada mi relación con MVS”.
La propia Aristegui lo afirmó también: Su separación de la empresa se planeó con tiempo y “con mucho poder”, por ello darán la batalla para defender la libertad de expresión.
Y tienen razón. Peña Nieto es intolerante. Peña Nieto tiene la piel muy delgada y no tolera la crítica ni que sus corrupciones, como la casa blanca, sean exhibidos.
En este caso no se trata sólo de defender a una periodista. Las implicaciones de lo sucedido van más allá. El despido de Aristegui se trata de un acto de censura, de autoritarismo y regreso a la antidemocracia.
Si permitimos que este infame acto se lleve a cabo, entonces estaríamos abriendo la puerta a la impunidad y a la censura.
Se trata, pues, de defender los espacios de información y comunicación que tenemos en México; se trata de defender la libertad de expresión y manifestación; se trata de defender la transparencia y la rendición de cuentas; se trata de combatir la corrupción.
Si Enrique Peña Nieto no ha entendido todavía que ya no pueden cometerse en la nación actos como el que intenta hacer al acallar a Carmen Aristegui, si no entiende que este México y su democracia son otros; entonces, tampoco entenderá la defensa que haremos de la libertad de expresión y de la democracia.
Lamentablemente, el asunto de Carmen Aristegui no es el único que sucede en el país, aunque por ahora es el de más eco y al que más gente le ha brindado su respaldo.
Pero, todos los días escuchamos casos diferentes de atentados contra la libertad de expresión en los estados y municipios.
Los cientos de casos de desapariciones forzadas, atentados y asesinatos de periodistas son el pan de cada día. Tanto así que México es considerada la nación más peligrosa para ejercer el periodismo.
Los comunicadores críticos, leales a sus convicciones y comprometidos son víctimas de gobernantes corruptos o de la delincuencia organizada. Con impunidad los amenazan, secuestran, levantan y matan.
Más lamentable aún es que este hecho contra una mujer se da justo cuando, en la sede las Naciones Unidas en Nueva York, representantes de todos los países están celebrando la reunión Beijing+20 para analizar los avances de los Compromiso del Milenio, en la búsqueda de alcanzar el desarrollo y equidad entre mujeres y hombres en el mundo.
Este es el parteaguas que la sociedad mexicana debemos aprovechar para exigir el respeto cotidiano de la libertad de expresión y de la crítica fundada.
Envío mi solidaridad a Carmen Aristegui, pero no sólo a ella, también a los cientos de periodistas que han sido víctimas de actos como el que hoy nos ocupa; y a los familiares de aquellos que fallecieron cumpliendo el “mejor oficio del mundo”, como lo calificó Gabriel García Márquez.
La lucha por defender la libertad de expresión apenas comienza y, para ser sincero, no creo que acabe pronto ni que sea fácil alcanzar el objetivo. Pero sí estoy seguro que Carmen y los miles de personas que integran el gremio periodístico ya no están solas. Su lucha es la nuestra.
Hoy, las miles de voces que exigen acabar con el autoritarismo y la censura no podrán ser calladas, ni ahora ni nunca jamás.
“Todos somos Carmen”, todos vamos a defender la liberta de expresión, esa que investiga, que saca a la luz pública las corrupciones de gobernantes y exhibe las redes de la delincuencia organizada.
Estamos iniciando la batalla y de aquí sólo hay para delante.
*Consejero Nacional del PRD