Jerez… Miel y veneno a la vez
RICARDO EVODIO CABRAL VERA
Hoy no basta con lavarse las manos
Siempre que se presenta un percance derivado de la naturaleza, lo mejor que puede hacer quien esté al frente de un municipio o un estado, es mostrar su capacidad rápida de reacción y sobre todo, buscar que la integridad humana no se vulnere de ninguna forma.
Lamentablemente los efectos de la tromba registrada la madrugada del sábado cerca de San Nicolás, y que tuvo su repercusión mayor en Santa Rita, arrojó una víctima mortal y aunque poco pudo haber hecho el gobierno por impedirlo, el deceso pasa a formar parte de su estadística negativa, pero no sólo de la administración local, sino también de la parte estatal.
Hoy no basta con lavarse las manos, como en el caso de la caída del puente en las Instalaciones de la Feria, y buscar, como entonces, quién cargue con la responsabilidad, menos el Ayuntamiento.
Protección civil en el ojo del huracán
Las redes sociales ponen literalmente en el ojo del huracán a la Unidad Municipal de Protección Civil y cuestionan, primero, su responsabilidad de no prevenir en abril pasado la caída del puente, y que ahora no fue capaz de lanzar una alerta ciudadana en forma oportuna. Aunque por lo intempestivo del fenómeno, tal vez poco hubieran logrado cambiar la situación, sin embargo, se les achaca el que no hayan tan siquiera advertido en las colonias del noreste de la ciudad, que venía el agua con fuerza y que, como en 2002, cuando se reventó el tanque de Santa Rosa, había un peligro real en puerta. Fueron personas de la sociedad, anónimas y uno que otro político, sin afán protagónico, lo cual es plausible, los que anduvieron acarreando arena en sus vehículos para proporcionarla a las viviendas y que protegieran un poco el ingreso del agua, aunque en su mayoría ya fue demasiado tarde.
Saltan a la vista los errores
Como cada vez que ocurren estos fenómenos salen a relucir fallas como la falta de continuidad en el desazolve y limpieza constante de arroyos, pero sobre todo, la invasión de terrenos que obstaculizan o reducen el paso natural de las corrientes.
Igualmente, vuelven a saltan a la vista proyectos de construcción deficientes; ejemplo claro son las viviendas que se localizan en el lado poniente de la prolongación Lerdo de Tejada, en Infonavit El Cortijo, que hace un cuarto de siglo a alguien se le ocurrió construir un metro abajo del nivel de la calle y sin un sistema efectivo de alcantarillado, lo que hace que cada vez que se presente una situación de este tipo, sufran las consecuencias. Tal vez en el estudio previo del terreno –si es que lo hubo– no alcanzaron a captar que ahí era la famosa lagunita (por ello se llama así la colonia contigua), y que el agua siempre busca sus cauces naturales.
También resurge la solidaridad
Ojalá no se presenten situaciones tan aberrantes como el que algunos quieran utilizar la situación para beneficio propio y pedir apoyo con el pretexto de las inundaciones, que nunca llega a su destino; esperemos que el asunto no sirva a otros con fines políticos y sólo para la foto, porque la buena acción pierde todo sentido cuando ello ocurre.
En lo personal nos inclinamos más por canalizar la ayuda a través de las instancias oficiales u organismos altruistas debidamente coordinados, que tienen detectado el problema, que pueden clasificar la ayuda y hacerla realmente útil al enviarla a quien más la necesite; pero también es bueno que haya más personas de buena voluntad organizadas para solidarizarse con este tipo de desgracias.
Por increíble que pueda parecer, hay quien perdió prácticamente todo, luego de que el agua subió en el interior de sus viviendas hasta metro y medio, así es que si tiene la forma de ayudar, no lo dude.
Felicidades a los socorristas
Felicidades a todos los socorristas, esos héroes casi anónimos a los que me ha tocado en muchas ocasiones ver cómo ponen en riesgo la vida en algún incendio, apagándolo casi a soplidos; asimismo, hemos sido testigos de valerosos rescates a personas accidentadas o realizando trabajos que parecen tan simples como retirar un enjambre de abejas.
Lamentablemente, volvieron los tiempos de ser ignorados por las autoridades municipales y aparte pasaron su día ayer, en alerta por lo que pudiera ocurrir, así es que para ellos estaba prohibido descuidar por un momento el trabajo.
La corporaciones de rescate, y más las que son conformadas de manera altruista por la sociedad civil, son siempre las últimas en el presupuesto, se les regatea como a nadie el apoyo en gasolina o llantas para sus unidades que regularmente son particulares; pero eso sí, cuando se ocupan son siempre los primeros y si tardan más de lo calculado en llegar, nos los queremos devorar por “irresponsables”.
A tantos de ellos con los que hemos caminado casi a la par en nuestras respectivas labores, un gran reconocimiento por los que no les reconocen, un agradecimiento por los que no les agradecen, y una sincera disculpa por todos los que a veces también les ofenden, cegados por la desgracia del momento.
