25 años del PRD, la reconstrucción de la esperanza
JOSÉ NARRO CÉSPEDES
El PRD llegó este lunes a su 25 aniversario en una situación compleja y difícil. Este partido se gestó previo a los comicios presidenciales de 1988, gracias a la conjunción de diversas fuerzas políticas: entre ellas, un grupo encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez, que buscó impulsar una corriente democratizadora al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI), previo a la elección presidencial de 1988, pero que terminó por abandonar al partido en el poder.
A esta escisión del PRI se sumó el Partido Mexicano Socialista (PMS) que, a su vez, había conjuntado a diversas organizaciones: el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), dirigido por Heberto Castillo y José Álvarez Icaza; el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), de Arnoldo Martínez y Gilberto Rincón Gallardo; el Partido Patriótico Revolucionario (PPR), de Camilo Valenzuela y Jesús Zambrano; y el Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), dirigido por Carmelo Enrique, entre otros.
Más adelante se sumaría el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), que tenía entre sus líderes a Jesús Ortega, Carlos Navarrete y Graco Ramírez.
En sus 25 años de historia el PRD ha competido en cinco ocasiones por la presidencia de la República (una de ellas todavía como Frente Democrático Nacional), sólo con dos candidatos: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, en 1988, 1994 y 2000; y Andrés Manuel López Obrador, en 2006 y 2012.
En 1988, todavía bajo las siglas del FDN, aunque triunfamos en las urnas y fuimos víctimas de un fraude electoral, oficialmente a Cuauhtémoc Cárdenas se le dio el segundo sitio de la contienda con 31% de los votos; a partir de ahí, el perredismo enfrentó el acoso de Carlos Salinas de Gortari que asesinó a más de 300 perredistas.
En 1994, el PRD quedó en tercer sitio con el 16.5% del total de sufragios; y, en el año 2000, repitió en tercer lugar, ahora con el 16.6% de los votos.
Con Andrés Manuel López Obrador como candidato presidencial, el PRD y sus aliados oficialmente obtuvimos, según las cifras oficiales, después del segundo fraude electoral contra nuestro partido, el segundo sitio en la elección de 2006 con 35.3% de la votación; para los comicios de 2012, el tabasqueño repitió en segundo sitio, ahora con 31.6% de los sufragios.
En 2012, en la contienda electoral, obtuvo 15.89 millones de votos.
Los logros del PRD en un cuarto de siglo, entre otros son, el lograr mantener bajo su control el bastión político del Distrito Federal, además de gobernar Guerrero y Morelos en solitario; mientras que en coalición gobierna Oaxaca, Puebla y Sinaloa. También, 286 de los dos mil 456 municipios del país son gobernados por alcaldes emanados del PRD.
En total, el PRD ha encabezado, ya sea en alianza con otros partidos de izquierda o con el PAN, los gobiernos de 14 entidades del país: el Distrito Federal, Zacatecas, Tlaxcala, Baja California Sur, Nayarit, Chiapas, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, Sinaloa, Puebla, Morelos, Tabasco y Baja California.
Con todo esto, Para algunas expresiones del partido, el PRD vive la crisis más severa e importante de su historia.
Las discrepancias que dejó la conformación del Pacto por México en el último año, las votaciones diferenciadas en reformas constitucionales, las alianzas electorales con partidos de derecha y las disputas internas de las corrientes por el liderazgo nacional, han marcado en los últimos meses un camino con claroscuros en la llegada del PRD a sus 25 años de vida.
Enfrentamos la falta de credibilidad y de confianza entre los ciudadanos, además del riesgo de ver reducida nuestra votación en las elecciones federales de 2015, por la posible división en la izquierda que representa el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
El Sol Azteca nació para transformar democráticamente al país, sin embargo se perdió en el camino. Olvidó sus bases y se sumergió en una “lucha despiadada y en una carrera por los puestos políticos.
El Sol Azteca llega a su cuarto de siglo debilitado, perdiendo el capital político y las oportunidades que tuvo al colocarse como la segunda fuerza política en dos ocasiones.
Tenemos que retomar los objetivos democráticos y de justicia que hicieron del PRD una fuerza para cambiar el país. Tenemos que volver a ser una esperanza para hacer de México un lugar progresista y de libertades.
La unidad interna construirá la unidad de las izquierdas sociales y electorales del país. Somos el partido de izquierda más grande de México y sólo fuertes seremos una opción para dar la lucha contra el modelo neoliberal que está sumiendo a nuestro país en la miseria y la desesperanza.