25 años de perredismo

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JUAN GÓMEZ

El Partido de la Revolución Democrática arriba a un 25 aniversario lleno de incertidumbres políticas, inconsistencias electorales, contradicciones internas y serias amenazas de viabilidad que podrían generar mayores escisiones en liderazgos y militancia.

Actualmente gobierna a 16 millones de mexicanos en cuatro entidades federativas (Distrito Federal, Guerrero, Tabasco y Morelos) pero no ha podido consolidar y retener otros estados y municipios ganados en años anteriores, debido a errores, traiciones y desbandadas que ha sufrido a lo largo de su historia electoral.

Los llamados a la unidad de las izquierdas tanto en Zacatecas en donde gobernó dos períodos constitucionales (12 años) y en el país, son el reflejo de sus desencuentros internos y de la lucha por las cuotas que demandan sus once corrientes internas.

Atrapado por sus caudillismos el perredismo no ha podido consolidar su permanencia en el poder, lo que ha derivado en una serie de divisiones, confrontaciones y traiciones que lo han postrado electoralmente en los últimos procesos electorales.

En el año 2006 el PRD obtuvo la mayor captación de votos de su historia, al lograr el 29 por ciento de la elección para diputados de mayoría y el 35.3% de la elección presidencial con la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, pero tres años después, descendió su preferencia electoral a causa de la contracampaña realizada por el propio ex candidato presidencial.

En la actualidad López Obrador trabaja en la integración y aprobación de su propio partido político a través del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lo que podría ser otro golpe al centro del perredismo en un futuro inmediato, lo que estimularía otra desbandada hacia ese naciente partido, una vez que logre su registro nacional para contender en las elecciones de 2015.

La historia del PRD es rica en participación en la lucha electoral del país y en Zacatecas, en donde aprovechó la crisis del priismo nacional que cerró a muchos de sus dirigentes la participación política, pero en la transición democrática y en la alternancia del poder en México, no ha tenido la visión y la madurez política para poder consolidar sus triunfos y abrir los espacios de la participación ciudadana.

La estrategia de las alianzas electorales no fue del todo exitosa para el perredismo nacional, puesto que en algunos estados en donde las hizo como en Sinaloa, Puebla y Tlaxcala, su posición quedó debajo de panistas y priistas.

En Zacatecas el perredismo que perdió la gubernatura en el 2010 con el gobierno de Amalia García Medina, la política de alianza electoral con el Partido Acción Nacional no fue lo exitoso que supuso, puesto que fue muy difícil que los liderazgos de izquierda y derecha se pusieran de acuerdo en la integración de planillas ganadoras y en la realización de una campaña electoral que estuviera dirigida por un solo equipo político, puesto que la dispersión de recursos humanos y económicos, marcó la derrota en municipios que anteriormente estuvieron gobernados por el perredismo zacatecano como Río Grande y Guadalupe.

En Zacatecas el panorama es todavía más complejo para el perredismo puesto que en cada proceso electoral ve mermado su presencia en algunos municipios que son estratégicos, mientras que por otro lado, el trabajo pié a tierra que realiza el Partido del Trabajo y Movimiento Ciudadano bajo la influencia del ex gobernador y ex militante perredista Ricardo Monreal, le podría disminuir el liderazgo en la postulación de candidaturas en los próximos procesos electorales, tanto federal como estatal que serán en los próximos dos años respectivamente.

Sin embargo en el presente año cuando se renueve su dirigencia nacional y los comités estatales, tendrá la oportunidad de replantear sus estrategias de relación gubernamental (tanto federal como estatal), la admisión de nuevos cuadros dirigentes mejor preparados y una plataforma electoral y de gobierno renovados, que le faciliten adaptarse a la transformación social y política que vive el país y Zacatecas.

Si el PRD logra reoxigenar sus relaciones al interior, incorporar nuevos liderazgos y adaptarse a las transformaciones sociales y capitalizar los errores y el desgaste del priismo en el poder, podría ser una opción viable en los próximos procesos electorales; pero si fracasa y continúa su desgaste interior, se convertiría en un partido testimonial en el espectro político.

En la actualidad el PRD tiene 101 diputados federales y 22 senadores de la República en el Congreso de la Unión, lo que significa una base importante para poder crecer electoralmente y convertirse en un actor protagónico en la conducción del país en los próximos años.

Al tiempo.

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