Hartazgo en la UAZ
JUAN GÓMEZ
Lo que sucede en la Universidad Autónoma de Zacatecas es el cúmulo no solamente de errores y omisiones de la actual administración rectoral, sino la historia de la opacidad, contubernio e irresponsabilidad en la conducción de la máxima institución educativa del estado.
En la Universidad Autónoma de Zacatecas, el autogobierno impuesto por los rectores, especialmente en las últimas dos décadas, muestra el autoritarismo, la ineficiencia administrativa, pero especialmente el desbordante crecimiento institucional que está orientado no necesariamente a solventar una necesidad educativa, sino a generar también cotos de control electoral en la sucesión rectoral.
Los universitarios conocen sobradamente que el crecimiento burocrático en la UAZ, forma parte de una estrategia de parcelas electorales, en donde tanto el alumnado es un componente efectivo, pero sobre todo también la población docente que es contratada bajo la premisa de apoyar a quien le ayudó a incorporarse a la nómina institucional.
En conferencia de prensa de este miércoles, el rector Armando Silva Cháirez entregó a los reporteros un documento en el que establece que “el origen del endeudamiento comienza el mismo año que se firma el convenio de finiquito con el ISSSTE, hasta el monto conciliado el pasado 13 de febrero de 2014 que asciende a 876 millones de pesos”.
De acuerdo a la información proporcionada en 2005, el adeudo acumulado era de 78 millones 570 mil 706.16 pesos; en el 2006, de 98 millones 697 mil 692.31 pesos; en 2007, de 146 millones 40 mil 895.21 pesos; en 2008, de 114 millones 69 mil 775.76 pesos; en 2009, de 152 millones 796 mil 744.25 pesos; en 2010, de 246 millones 632 mil 616.86 pesos; en 211, de 367 millones 96 mil 807.05 pesos; en tanto que en el 2012 ascendió a 521 millones 270 mil 216.63 pesos, y el año pasado fue de 689 millones 43 mil 284.94 pesos.
Tan solo de actualizaciones y recargos el acumulado de la deuda con el ISSSTE es de 187 millones mil 430.02 pesos, y el total actualizado al 28 del presente se acumulará en 876 millones 44 mil 714.96 pesos.
Pero lo que olvidó informar en detalle el rector Silva Cháirez es lo siguiente:
El 11 de febrero de 2005, el entonces rector de la UAZ, Alfredo Femat Bañuelos; la gobernadora, Amalia García Medina; el secretario de Educación Pública, Reyes Taméz Guerra; el director del ISSSTE, Benjamín González Roaro, y el titular de la Unidad de Política y Control Presupuestario de la Secretaría de Hacienda, Guillermo Bernal Miranda, firmaron un convenio de finiquito por 581 millones 497 mil 443.11 pesos.
En el convenio suscrito entre los actores en la cláusula Tercera se asienta que “con el propósito de contribuir al finiquito del adeudo que la “Universidad” mantiene con el “Instituto”, “el Gobierno” se compromete formalmente a aportar la cantidad de 85 millones de pesos, como pago líquido al Instituto a más tardar el 15 de febrero de 2005”.
Asimismo, en el mencionado documento, “la SEP se compromete formalmente a realizar un pago líquido a “el Instituto” por un monto de 178 millones 996 mil 657.69 pesos, a más tardar el 9 de febrero de 2005”.
Como se recordará, en aquel momento la Universidad se comprometió formalmente a transmitir como dación en pago la propiedad los inmuebles de: Ciencias Químicas (27 millones 200 mil 606.15 pesos); ex Hospital Civil (31 millones 934 mil 462.90 pesos); Facultad de Medicina (20 millones 967 mil 578.79 pesos); Biología Experimental (14 millones 448 mil 479.31 pesos); Escuela Secundaria (18 millones 992 mil 458.36 pesos), y Secretaría Académica (dos millones 957 mil 200 pesos), lo que arrojó la cantidad de 116 millones 500 mil 785.42 pesos. (http://www.uaz.edu.mx/
Cabe mencionar que, en aquel momento, la Universidad reconoció omisiones en las aportaciones del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) por un monto de 46 millones 182 mil 236.30 pesos.
Empero, en la actualidad, el ISSSTE ya no recibirá edificios en dación de pago, puesto que todavía la administración central de la UAZ no ha entregado dos inmuebles, lo que significa que se tendría que hacer un calendario de pago mensuales. No se ve otra salida.
Pero además, el rector Silva Cháirez se negó a firmar un documento ante las autoridades federales de la Secretaría de Educación Pública y de la Secretaría de Hacienda, en el que se establecía el compromiso de una reingeniería administrativa en la Universidad.
Ante las presiones de los sindicatos, el rector prefirió entregar su renuncia al Consejo Universitario, el pasado lunes 26 de agosto de 2013, en la que argumentó falta de apoyo de las autoridades para solucionar la crisis financiera institucional, pero le fue rechazada por el máximo órgano de gobierno universitario.
El rector Armando Silva Cháirez se encuentra en un callejón sin salida, angustiado por la crisis que se agrava por el estallamiento de la huelga del Sindicato de Personal Académico de la UAZ, que demanda la actualización en el pago de la seguridad social, así como otras prestaciones.
Ante este escenario de crisis que el rector no atendió con oportunidad y que rechazó la firma de un documento en el que se establecían compromisos institucionales de carácter académico y laboral, actúa tardíamente.
Pésimamente asesorado por su equipo administrativo, el ingeniero Silva Cháirez prefiere sumergirse en la poltrona de su despacho en la Rectoría, evita informar a la comunidad universitaria de las negociaciones (si es que las hay), en las instancias federales; arremete en contra de su antecesor que lo llevó a la Rectoría, el doctor Francisco Javier Domínguez Garay –quien renunció a la coordinación administrativa–, pero se quedó sin interlocutores, y sin el apoyo de la comunidad universitaria, puesto que un apabullante 74 por ciento votó por el estallamiento de la huelga.
En la UAZ se respira un hartazgo institucional en un escenario donde la ausencia de conducción y liderazgo es evidente, lo que sin duda hará transitar a la máxima casa de estudios de la entidad a una nueva etapa institucional, en la que los universitarios deberán explorar, discutir, analizar y pactar una nueva Ley Orgánica en el que se contemple una nueva forma de elegir al rector.
Pero además, lo que es urgente en la Universidad Autónoma de Zacatecas es la aplicación de una auditoría académica, en la que se muestre la realidad de las cargas académicas y las formas de contratación, sueldos, prestaciones y compensaciones.
La UAZ ha dado muestras de ser una de las instituciones en donde la opacidad y la simulación aún prevalecen, lo que constituye otro de sus factores que hoy provocan una parte de su crisis institucional y administrativa.
¿Cómo solucionará su actual crisis?
Al tiempo.