La Influenza en Zacatecas, educación para la salud y el modelo sanitario catastrófico
MANUEL IBARRA SANTOS
La influenza, una vez más (-igual o más que en el 2009-), afecta de manera traumática a la sociedad en su conjunto y ha puesto en crisis, no sólo al sistema de salud, sino también a la economía y al modelo de educación pública local y nacional. En Zacatecas se han producido, según cifras oficiales hasta inicios del mes de febrero, el 4.5% de las muertes provocadas por dicha enfermedad en el país, asunto que no es menor, sino en realidad, grave y delicado.
Esta emergencia sanitaria reclama de un esquema de educación para la salud que desarrolle y forme en los alumnos, los maestros y la sociedad, las capacidades y los valores suficientes para resolver y superar escenarios de contingencia como el que experimentamos en esta época por la presencia de la influenza. La escuela tendrá que constituirse en dicho ámbito, en un centro promotor de la calidad de vida.
La salud pública resulta ante todo un tema de carácter educativo. Y es que una sociedad enferma no puede producir riqueza, prosperidad, bienestar, felicidad y calidad de vida.
La otra cuestión está en determinar qué tanto el sistema de salud pública en la entidad o a nivel nacional, es justo para la sociedad y no empobrecedor y catastrófico. Un modelo es equitativo en la medida en que el gasto en salud se distribuye proporcionalmente en relación a la capacidad de pago de los hogares, independientemente de su nivel socio/económico.
Al contrario, un sistema sanitario es injusto cuando propicia que las familias por el pago de los servicios de salud se empobrezcan y otras más profundicen sus miserias y desigualdades.
Sistemas de salud empobrecedores y catastróficos:
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su más reciente informe internacional publicado en el 2013, revela que anualmente más de 25 millones de hogares en el planeta, lo que se traduce en más de 100 millones de seres humanos, se empobrecen por el pago de sus servicios médicos, lo que origina la transferencia de riqueza económica y material de las familias de enfermos, a las cuentas bancarias de empresas especuladoras en materia de salud y de médicos inescrupulosos.
Ese mismo informe mundial señala que la gran mayoría de los sistemas nacionales sanitarios en el mundo son empobrecedores y producen una enorme cantidad de hogares catastróficos. Y las familias y los hogares son de esta naturaleza – es decir catastróficos- cuando por motivos de tipo sanitario destinan más del 30 por ciento de su capacidad de pago al financiamiento de los servicios de salud.
Los sistemas de salud son ineficientes, injustos e inequitativos cuando reúnen los siguientes tipos de servicios: 1).-Atención Empobrecedora; 2).-Atención inversa; 3).-Atención fragmentada; 4).-Atención Peligrosa, y 5).-Orientación Inadecuada (OMS/2013).
Un sistema de salud es empobrecedor cuando propicia que los elementos de una sociedad- en particular las familias- pierdan sus bienes y riqueza, por costear estos servicios. Se denomina atención inversa, al fenómeno que permite que las personas con más medios económicos, y por lo tanto con menores necesidades sanitarias, reciban mejor atención médica, mientras que los más pobres y con más problemas de salud, son marginados y tratados con injusticia.
Por otra parte, un modelo sanitario es peligroso cuando éstos son diseñados inadecuadamente y generan altas tasas de infección hospitalaria en perjuicio de la sociedad. Y un sistema de salud tiene una orientación incorrecta cuando la asignación de recursos se concentra en tareas curativas y no privilegia la acción preventiva, dimensión en donde la educación tendrá que jugar un papel especial.
Los sistemas estatales de salud empobrecedores y catastróficos:
Conforme a estudios e investigaciones recientes, los sistemas de salud estatales más empobrecedores en la República, con bajos índices de justicia y altas tasas de gastos catastróficos, son los siguientes: Zacatecas, Durango, Chiapas, Michoacán, Baja California, Nayarit, Tabasco, San Luis Potosí, Oaxaca, Jalisco, Chihuahua y Tlaxcala. Y las entidades con modelos sanitarios más justos son Nuevo León, Colima y Yucatán. (Fuentes: Fundación Mexicana para la Salud e Instituto Nacional de Salud Pública).
Ante la situación derivada por la contingencia asociada a la influenza, necesario es pensar en modelos de salud más eficientes. Un esquema de salud inequitativo tiene como síntoma característico la conducción a la ruina económica de miles de familias y a su empobrecimiento para financiar su atención médica.
Requerimos por lo tanto de una terapia sistémica a través de la reforma del modelo de salud que lo haga más eficiente, justo y equitativo.
Y junto a eso, urge implementar un vasto programa de educación para la salud, que haga de la escuela centro promotor de la calidad de vida de los alumnos y de la sociedad en general.