La obra sexenal
JUAN GÓMEZ
Para muchos gobiernos, indistintamente del color de su origen, la obra pública es la que marca la trascendencia de una administración y por ello, los gobernantes tratan de dejar huella perenne en los estados o países que gobiernan.
Sin embargo ese empeño que tienen muchos mandatarios se ve empañado por las decisiones que toman cuando las obras, lejos de reflejar un momento histórico o la trascendencia de una acción de beneficio social, se convierten en muchas ocasiones en el monumento a la corrupción o a la ocurrencia.
En los últimos años la obra por la que será recordado el bicentenario de la Independencia en nuestro país, es sin duda la “Estela de Luz” que terminó como el más claro ejemplo de la ineptitud y de la corrupción de un gobierno, el de Felipe Calderón.
En los gobiernos estatales los mandatarios en turno se esfuerzan por construir magnas obras de infraestructura, con las que puedan no solo ganar el aplauso de los gobernados sino el reconocimiento de la historia de sus coterráneos.
No es una labor sencilla. Algunos políticos han llegado de la mano de presidentes de la República y ello les ha ganado no solo la estima o el afecto, sino el apoyo a través de la canalización de recursos para que puedan transitar en los círculos del poder y ascender en sus escalones, siempre resbalosos, por cierto.
La relación del mandatario con el Ejecutivo federal es imprescindible en el fortalecimiento de una administración estatal, especialmente en lo que se refiere a la conformación de presupuestos, pero no siempre esta regla se cumple.
Gobiernos de oposición en Zacatecas como fue el caso de Ricardo Monreal y Amalia García son dos claros ejemplos de que la integración de los presupuestos estatales no son otorgados como una muestra de amistad, sino de la habilidad política y del tejido de las relaciones del mandatario en turno.
Como se recordará ambos mandatarios de oposición gobernaron durante su respectivo sexenio con gobiernos distintos a los de su partido.
Monreal ganó la elección en la administración de Ernesto Zedillo Ponce de León (PRI) y terminó se mandato con Vicente Fox Quezada. Con ambos, mantuvo una “sana” distancia, pero ello no fue impedimento para elevar sustancialmente el presupuesto cada año.
Amalia García inició su administración con Vicente Fox (PAN) y terminó su sexenio con el panista Felipe Calderón Hinojosa, pero ello no impidió que los presupuestos durante su mandato fueran, como ella los llamó, “histórico” y le permitieran realizar obras de infraestructura algunas de las cuales han sido puestas en operación al inicio de la actual administración.
En la actual administración estatal la situación ha sido diferente puesto que el triunfo de Miguel Alonso Reyes (PRI) se da cuando Felipe Calderón está en las postrimerías de su gobierno, lo cual no contribuyó a un buen arranque en materia de apoyo de recursos federales.
La elección presidencial de 2012 marcó un inicio distinto, diferente, puesto que el priismo operó para que se obtuviera “carro completo” en los comicios y ello contribuyera en el bono electoral para el triunfo del actual Presidente Enrique Peña Nieto.
El discurso de “los astros alineados” ha marcado al optimismo de la clase política gobernante que espera, con ansiedad, que ese alineamiento priista se refleje en la conformación de un mejor presupuesto y en la canalización de recursos federales extraordinarios, que sean la palanca del desarrollo social y de la infraestructura en obra pública de la actual administración.
Aún no hay frutos debido a que la conformación del Presupuesto 2013 sufrió una reducción de casi 1,500 millones de pesos, lo que obligó al gobierno en turno a contraer la deuda más importante en toda la historia de las administraciones zacatecanas.
El jueves pasado durante la comparecencia del secretario de Infraestructura (Sinfra), Mario Rodríguez Márquez, la diputada priista Hilda Ramos le preguntó cuál era la visión de la actual administración en materia de obra pública y cuál sería el trabajo en esa materia que se haría en los próximos tres años.
La respuesta del funcionario, quien rindió protesta como secretario de despacho el 15 de abril del año en curso, no fue contundente, sino explicativa y cautelosa.
Afirmó que el gobierno que no tenga proyectos no puede aspirar a gestionar porque “hoy por hoy el gobierno de la República se ha endurecido más y más, y es frustrante ir a las dependencias cada semana y (preguntan) ¿y tu proyecto? ¿y tu proyecto? Si no hay proyecto no hay dinero”.
Lo anterior evidentemente significa que no será por “alineación de los astros” sino de las propuestas, de los proyectos que se presenten, de las relaciones de poder y de la habilidad e ingenio tanto del gobernador como de los secretarios de despacho.
No basta ser del mismo color y comulgar con la misma ideología, porque la competencia entre los distintos mandatarios por allegarse más recursos, debe ser descarnada y sin contemplaciones, pero sobre todo, basada en propuestas atractivas y viables.
El Secretario de Infraestructura explicó que primero hay que tener buenos cimientos. Dijo lo siguiente:
“es muy claro, no podemos pensar en una sociedad que evoluciona si no tenemos los cimientos bien fijos, es impensable y cito al sicólogo Maslow, si uno no tiene sus cimientos cubiertos por sus necesidades básicas, es imposible pensar en una creatividad y productividad de los Zacatecanos”.
Rodríguez Márquez se refería de esta manera al tema de la seguridad, en donde se ha hecho la mayor inversión en infraestructura en ese ámbito de la administración pública.
Afirmó en su respuesta que el gobernador Miguel Alonso desde un inicio de su administración, plasmó esta visión de desarrollo en el Plan Estatal “y nos atrevimos a decir de forma contundente que primero era la seguridad, es imposible pensar en otra cosa si uno está incierto de lo que pasa cuando sale de su casa”.
Concluyente sobre la obra pública que se proyectará y realizará en los próximos tres años, Rodríguez Márquez refirió que “esa mezcla de recursos va ir cambiando, nuestra inversión en obra social va a permanecer igual, pero la obra estratégica que genera los empleos, de turismo, de parques industriales, de centros de acopio, de carreteras, etc., todo lo que se necesita para que estas vocaciones que tiene Zacatecas de forma natural las podamos explotar”.
Pero también advirtió que los recursos no van a llegar solos, sino habrá que ir a buscarlos, pero dijo algo más:
“Las inversiones no van a venir si saben que aquí es un estado inseguro, de analfabetos, si no tiene vías de comunicación, es imposible, no vamos a ser atractivos.
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