8M, todas a la calle

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

Marzo se pinta de morado. Este 8 de marzo, el #8M, las mujeres tomarán las calles como se hace desde hace 115 años se hace de menor a mayor medida y, en ocasiones interrumpido por otros acontecimientos como las guerras. Desde entonces ha pasado poco más de un siglo desde que las mujeres, obreras, sufragistas y feministas harán visibles la desigualdad.

No hay una fecha exacta ni determinante, lo que sí existe es una especie de transmisión que mueve a las mujeres para pedir mejores condiciones laborales, ante la precariedad con la que desarrollaban sus actividades, muchas veces de forma insalubre y riesgosa, con horarios extenuantes por salarios miserables, eran condiciones de explotación.

Por otro lado, otras mujeres demandaban participar en la vida política de sus países, así que hacer coincidir “los intereses” de las defensoras de la clase obrera y las defensoras del sufragio fue más que difícil. Para las socialistas el sufragio beneficiaría a una clase social privilegiada por lo que no era una prioridad de todas. Pero habrían de tener caminos de coincidencias.

Un siglo después, ambas demandas están legisladas, por un lado, en el caso de México hay leyes que protegen los derechos laborales, incluso, recién se aprobó la llamada ley silla, y es obligatorio cumplir con los derechos sociales y de seguridad laboral para las trabajadoras del hogar, ambos casos en México.

También podemos hablar de la paridad que en cosa de un lustro hizo que se cambiaran infinidad de leyes y es real que las mujeres llegaron al poder, gracias a un avance de paso a paso, la mitad de quienes legislan en México son mujeres y desde hace cinco meses tenemos una primera presidenta.

Sin embargo, hace 115 años pensar en ello era inimaginable. Los días 26 y 27 de agosto de 1910, se realizó el Segundo Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas, en Copenhague, Dinamarca. Se atribuye a Clara Zetkin invitar a las mujeres de 17 países, ahí reunidas, a celebrar un día de la mujer trabajadora, actividad que habían empezado a realizar las estadounidenses y que buscaba honrar a las huelguistas de diversas fábricas textiles que luchaban por sus derechos.

La víspera de la primavera, el #8M volverá a pintarse de morado y pese a las resistencias, los cuestionamientos y la satanización a la lucha feminista actual por parte de sectores conservadores, como dicen las jóvenes la lucha sigue. Como en 1910 hoy hay dos asuntos pendientes, por un lado, la garantía del aborto legal en las instituciones públicas, y por el otro, la protesta hace hincapié frente al flagelo de la violencia machista que discapacita, lesiona y cobra la vida de miles de mujeres en el mundo entero.

Cambiar la estructura patriarcal, el pensamiento misógino, el machismo, es el reto más importante del sistema social y político actual. A veces perdemos el aliento frente al tremendo reto, creemos que será imposible, menos aún con el vaivén del conservadurismo y los dueños del dinero, como Trump que determina la agenda sin los derechos de las mujeres ni de las diversidades.

Y entonces qué hacemos. Mi propuesta es revisar los retos que vencieron las ancestras para contribuir a la construcción de lo que hoy tenemos y que nos ha permitido a pesar del patriarcado avanzar en nuestros derechos. Me refiero a las feministas que hicieron posible preservar la única utopía que sobrevivió a los tiempos, el feminismo. Lo otro es saber que todas las mujeres tenemos que salir a las calles el #8M porque la violencia contra las mujeres nos toca a todas, en esta lacerante situación, no hay excepciones ni privilegios. Vencer la violencia machista es nuestra utopía.