Los luchadores sociales son muy vulnerables en los tiempos de Morena

JACOBO CRUZ

El día de hoy se cumplen 27 días del asesinato de dos integrantes del Comité Estatal de Antorcha en el estado de Guerrero: Conrado Hernández Domínguez y su esposa Mercedes Martínez Martínez, pero además hubo otra víctima inocente, el pequeño hijo de la pareja de luchadores sociales, que fueron torturados y asesinados a golpes la tarde del 12 de abril cerca de Chilpancingo.

Desde que lo supimos, los zacatecanos nos unimos a la exigencia de justicia a través de las redes sociales, particularmente lo hice aún con la esperanza de que se tratara de una confusión, o de que los entrañables compañeros se encontraran con vida, esto a pesar de saber que la organización ya había dado a conocer el hecho con toda la seriedad que el caso ameritaba.

Pero es que en casos como este, el individuo se niega a aceptar que esto sea verdad, dado lo doloroso que es el enterarse de que hace poco saludaste a tu compañero, familiar o amigo y ahora una noticia como esa es sumamente dolorosa y por su naturaleza, inaceptable.

Pasada la primera impresión, hubo que despejar toda duda, Conrado, Mercedes y el pequeño Vlady fueron asesinados. El hecho de violencia se da en medio de la polarización social que ha provocado con su actuar Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, que desde el día que asumió el poder de la nación se ha dedicado a acusar de “corruptos”, “retrogradas”, “conservadores” y otros tantos calificativos que usa en contra de todo aquel que considera es contrario a su proyecto y se atreve a cuestionar sus decisiones. Ay pobre de aquél que vaya a ser mencionado en las mañaneras, porque se convertirá en el objeto de burla y señalamientos de los ciegos seguidores de sus decretos en un franco abuso de poder, del poder y la confianza que le dio el pueblo de México.

Aunque haya personas que minimizan el actuar del presidente y consideran que es muy exagerado señalarlo, en las mañaneras hay violencia verbal y esta es gravísima porque alienta a potenciales criminales, que en cierta forma se sienten protegidos por la autoridad. Y esto no es mentira, pues la contabilización del número de ambientalistas asesinados llegó a más de 90 en tan solo dos años, en ése escenario que creó el titular del ejecutivo federal.

De acuerdo a la investigación de la organización civil internacional Front Line Defenders, los activistas sociales en México corren un alto riesgo porque constantemente son asediados por grupos delincuenciales, políticos y empresariales, que ven en la actividad diaria de estas personas un peligro para sus intereses y esta es una de las actividades más peligrosas en el país.

Según esta ONG, el problema ha crecido por la impunidad que sigue en el país, pues “cualquier persona que se proponga atacar a un activista, quizá en asesinarlo, puede estar razonablemente seguro de que no le pasará nada, pues a quienes realizan este tipo de acciones casi nunca se les castiga”.

Pero la sociedad no debe permitir que se normalice la violencia y la injusticia, es hora de que se haga justicia por nuestros compañeros asesinados y se ponga fin a la impunidad. Por nuestra parte seguiremos con la denuncia del triple asesinato y en exigencia de que los encargados de impartir justicia en aquel estado abran una investigación científica, seria y apegada a los hechos, para encontrar a los autores intelectuales y materiales del crimen político.

Nos queda claro que los recientes asesinatos demuestran que los luchadores sociales son muy vulnerables en los tiempos de Morena, pues el discurso y práctica del gobierno del mandatario federal ha sido copiado por gobernadores, diputados, alcaldes y hasta por barrenderos que eternamente han vivido del presupuesto público en administraciones de todos los colores, pero que ahora se pasaron al guinda. Y López Obrador es el responsable, pues igual se lanza contra activistas sociales, en contra  defensores de derechos humanos, periodistas, magistrados de la Suprema Corte, contra funcionarios del INE o INAI, pues le estorban e indirectamente se les va quitando del camino.

Nuestros compañeros fueron víctimas de esa forma de gobernar, la de acusar sin pruebas, la de asumirse como juez de la moral pública y privada y  la de entregar dinero a la gente para que calle ante las atrocidades que comete su presidente, al fin y al cabo ya recibieron una beca. Que cosas logra el dinero.