La Casa de los Perros: No somos iguales que los de antes…

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En mayo del 2022, hace un año, cuando la nueva gobernanza tenía unos meses en el poder, un funcionario saltó a la fama por su ineficiencia: Jeu Ramón Márquez Cerezo.

Las llamas que consumieron unas 550 hectáreas del Cerro El Temeroso, en los municipios de Mazapil y Concepción del Oro, y que si el Gobierno del Estado hubiera actuado con eficiencia se hubiera controlado a tiempo, arrasaron también con el recién llegado a Zacatecas.

Al exdirigente priista en su natal Veracruz, y exfuncionario en la Delegación Cuauhtémoc, durante el mandato del hoy senador de Morena, Ricardo Monreal Ávila, se le hizo bolas el engrudo y dejó a la buena de Dios a los habitantes del semidesierto durante la contingencia.

Cuando los daños ya eran incalculables y el incendio comenzó a ceder gracias al apoyo del Gobierno de Coahuila y de la Minera Peñasquito, además de la población y los gobiernos municipales de Concepción del Oro y Mazapil, que tuvieron que endeudarse para contratar un helicóptero y así poder mitigar las llamas, Márquez Cerezo hizo su aparición.

Feliz, feliz, el también exempleado en la desaparecida Coordinación General Ganadera, que estaba a cargo del hoy inquilino de La Casa de los Perros, se arrimó al incendió para tomarse selfies y subir videos a sus redes sociales, como muestra de que sí andaba trabajando. ¡Ajá!

Quien según su curriculum ha tomado decenas de cursos de Primeros Auxilios, Evacuación I, PhotoReading, Combate y Prevención de Incendios, Formación de Brigadas y Estrategias de Prevención del Estrés en el Trabajo nuevamente se hizo visible cuando dejó encargada la Coordinación de Protección Civil del Estado para “ser diputado” por un fin de semana.

Resulta que, como el diputado federal de Morena, el cantante grupero Marco Flores, tenía presentaciones ineludibles y ocupaciones super importantes, no podía asistir a la sesión del Congreso.

No cumplir con su obligación como legislador no sería novedoso para el líder de la Banda Jerez si justamente el domingo 17 de abril del 2022 había una orden del patrón de los diputados de Morena y sus aliados: Votar a favor de la Reforma Eléctrica.

Entonces, para cumplir con el mandato del jefe, se optó porque Marco Flores pidiera licencia por un fin de semana, para irse libremente a cantar La Cabrona a Illinois, mientras que el funcionario de la nueva gobernanza hiciera lo propio para irse de diputado.

Así, Jeu Ramón partió con un grupo de meseros de la Taquería Oficial del Gobierno del Estado de Zacatecas, a un viaje VIP. Después, escoltado por los diputados federales Bennelly Hernández Ruedas –excompañera de chamba del susodicho–, y el petista Alfredo Femat Bañuelos, con harta felicidad levantó el brazo y juró cumplir y hacer cumplir la Constitución. ¡Uy!

Obviamente, su voto fue a favor de la 4T, ubre de la que ha estado pegado durante ya varios años y de la cual hoy recibe, oficialmente, 48 mil 523.44 pesos al mes.

Al final, el voto de Jeu Ramón ni siquiera fue decisivo, ya que los de la Cuarta Transformación no alcanzaron la mayoría requerida y la Reforma Eléctrica no fue aprobada, con el consiguiente berrinche del habitante de Palacio Nacional.

Acostumbrado a la buena vida que da el ser burócrata de primer nivel, hoy Márquez Cerezo está otra vez en el ojo del huracán.

Resulta que aquellas acusaciones y quejas sobre la supuesta discreta recepción de moches, muy al estilo del Rey del Cash, resurgieron de entre las cenizas.

Porque no debemos pasar por alto que las empresas certificadoras de medidas de protección civil en Zacatecas deben recibir un diploma de parte de la Coordinación que dirige Jeu Ramón. Sin este requisito, no es posible trabajar en el ramo.

Y resulta que los llamados “terceros acreditados” son justamente los que no sólo señalan con dedo flamígero al funcionario de la nueva gobernanza, sino que además se organizaron y se enfilaron con rumbo a la Fiscalía General de Justicia del Estado, al mando de Francisco Murillo Ruiseco.

Ya hace unos meses, estas serias acusaciones rondaron por los pasillos de La Casa de los Perros, pero Jeu Ramón juró por los clavos de Cristo que todo era una mentira, una falsedad. “¡Yo no soy corrupto!”, dicen que se le oyó gritar, al estilo de La Mañanera.

En ese entonces, listillo el muchachillo, volteó la tortilla y muy serio les dijo a las empresas: “Inviértanle a sus programas, en sus temas de protección civil; es una inversión, no es un gasto. Y muchos lo ven como gasto”.

Claro que no se refería a los moches que, dicen los neoliberales enemigos de la transformación, llegan a ascender a los 50 mil pesos por firma, sino al hecho de que él, como todos en la 4T, está preocupado por “ver a futuro en el tema de prevención y seguridad”. ¡Ah verdad!

Jeu Ramón aseguró en ese entonces que “en su gestión” el objetivo es sólo uno: establecer un reordenamiento en el tema, por lo que asentó que ha sido “más exigente” con los llevados y traídos “terceros acreditados” y la integración de sus programas internos para su aprobación por parte de la Coordinación Estatal.

Firme como fue, ha sido y seguirá siendo, Márquez Cerezo sentenció: Hay acreditados que antes hacían casi todos los programas del estado y que no pasaron ni el examen. Eso quiere decir que aquí era el compadrito, el amiguito. Aquí se acabó”. ¡Zaz!

La cuestión es que, como lo dijo Niurka en un momento de harta lucidez, cada uno tiene su verdá y, por lo pronto, ante la Fiscalía habría ya tres denuncias en contra del buen Jeu Ramón, por la presunta comisión de los delitos de cohecho, extorsión y los derivados. ¡Auch!

Mientras, este nuevo capítulo de la gustada telenovela: “No somos iguales que los de antes” seguirá, y seguirá, y seguirá…

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