La Casa de los Perros: ¡Así no!

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Un comentario en el mundo de las benditas redes sociales dibujó a la perfección a las funcionarias de la nueva gobernanza que, muy molestas, se quejaron amargamente en contra de quienes quemaron una puerta, pintaron unas bardas y rompieron unos vidrios.

Fue la usuaria de Faceboook, Yersinia Alejandra, la que a 15 funcionarias de la nueva gobernanza les plantó la cara y reclamó: “Nunca se han juntado para hacer un manifiesto contra las desaparecidas, contra las asesinadas, contra la falta de empleo en el estado, contra los ataques armados, contra los desplazados, contra todo lo que ocurre en el estado, nunca hacen este tipo de posicionamientos ¿y hoy se les ocurre salir? Empiecen a manifestarse en favor de la ciudadanía por favor, es lo que hace falta”.

Encabezadas por la titular de la Secretaría de la Mujeres (Semujer), Zaira Ivonne Villagrana, una decena de servidoras públicas, con el enojo a flor de piel, el mismo que quedó plasmado en una fotografía que circuló La Taquería oficial, salieron a regañar a quienes se atrevieron a protestar y que sí, quemaron una puerta, pintaron unas bardas y rompieron unos cristales.

Pero, efectivamente, de las desaparecidas, de las asesinadas, de las violentadas diariamente nada, ni una sola línea, ni un solo comentario. Nada.

Para ellas, para las que “hicieron uso de la violencia e incluso quisieron atentar contra la integridad de las mujeres”, fue la reprimenda.

Para ellas, para esa “minoría” que, según la secretaria de las Mujeres, “empañaron” la marcha pacífica fue el airado reclamo.

Y para esa “minoría” de empleadas de gobierno que, desde la comodidad de sus oficinas, en donde no han sido capaces de reclamar, de urgir apoyos, de velar por las zacatecanas ¿qué hay? ¿aplausos? ¡Por favor!

Si una de las desaparecidas, una de las muertas, una de las violentadas fuera su madre, su hija, su hermana, su amiga ¿no quemarían no una puerta sino todo Palacio de Gobierno?

Pero qué otra respuesta se podía esperar de una mujer que, desde su llegada a la Secretaría de la Mujer, ha dedicado su tiempo y esfuerzo en violentar, acosar y despedir a trabajadoras.

A Zaira Villagrana y compañía no les queda más que eso, un discurso que sí violenta, que sí intenta separar, dividir y menospreciar a quienes tienen el valor de tomar las calles y quemar lo que se les ponga enfrente, porque las afrentas que todos los días reciben las mujeres en Zacatecas no ameritan menos.

Pero qué otra cosa podíamos esperar de quien, enmudecida durante más de un año, jamás ha logrado defender los intereses de las mujeres de Zacatecas. A ella y sus acompañantes sólo les queda salir a estigmatizar a quienes sí tienen la libertad de gritar: ¡Ni una más!

“Así no!!!” reclamó airadamente el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Arturo Nahle García, al circular vía WhatsApp un video de la quema de unas puertas y unas ventanas del Palacio de Gobierno.

Si ¿así no?, entonces, ¿cómo quiere el magistrado presidente que las mujeres se hagan escuchar cuando son asesinadas, violentadas y desaparecidas todos los días en Zacatecas?

Cuando de la autoridad, que él representa, no reciben más que carpetas de investigación olvidadas, sentencias que no llegan, ayuda que no existe.

Los destrozos causados por las mujeres al Palacio de Gobierno resultan nada en comparación con el daño del que todos los días son objeto las familias de las mujeres que hoy, por la ignominia y desidia gubernamental, no han podido regresar a sus casas a abrazar a sus padres, a sus hijos, a sus hermanos, a sus amigos.

Hoy no basta con reconocer que existe una deuda histórica con las mujeres de Zacatecas, lo que urge es que se pongan a trabajar y no mientan al decir que el dolor de quienes han sufrido en carne propia un acto de violencia “lo compartimos” ¡Por favor!

Si Zaira Villagrana y sus acompañantes de verdad lo sintieran, todos los días, todos, estarían no organizando cursos y talleres, sino reclamando por las que no tienen voz y sí sufren por la inacción de una nueva gobernanza que no entiende que ¡Así no!

Porque ni estas funcionarias, ni el mismo Nahle García, parece se dieron cuenta que los actos “violentos” de unas fueron celebrados por las otras, las que no llevaban capucha, las que no tenían que ocultar su rostro por temor a seguir siendo violentadas.

Ayer, todas, juntas, con esa multitudinaria marcha a la que llegaron no con amenazas de dejar de recibir una beca o un apoyo o acarreadas con la promesa de recibir una torta o un frutsi, le hicieron saber a esta nueva gobernanza que ni se van a callar, ni dejarán de quemar lo que sea necesario, y las veces que se requiera, para ser escuchadas.

Además, para cambiar una puerta quemada, poner nuevos vidrios o pintar una pared se necesita dinero, no lágrimas derramadas al observar un cuarto vacío, una hoja de despido, o una mal integrada carpeta de investigación tirada a la basura.

¡Así no! Zaira Villagrana. ¡Así no! Arturo Nahle.

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