La Casa de los Perros: Para Zacatecas, desechos nada más

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

La reunión fue en Monterrey. Ciudad a la que los 10 gobernadores del norte del país se dieron cita para escuchar, en voz de la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez Velázquez, de qué lado masca la iguana en la repartición de recursos para, dicen en la Federación, “fortalecer las actividades de seguridad en los estados”.

Y felices todos, sonriendo para la foto familiar, los gobernadores firmaron, sin protestar, los convenios de coordinación del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública (FASP) 2023.

Ahí estaba también, a gusto, el secretario de Gobernación, Adán López Hernández, y la titular del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), Clara Luz Flores Carrales.

Los 10 gobernadores escucharon atentos cuando les recordaron que este año, gracias al líder de la fallida 4T, Andrés Manuel López Obrador, el FASP aumentó 10 por ciento. Y que nadie se ría. Y menos, que nadie proteste.

Sí, 10 por ciento en un país ensangrentado y con la petición de fiscales norteamericanos de ubicar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas.

Por supuesto, en el magno evento estuvo el inquilino de La Casa de los Perros quien escuchó que, para Zacatecas, habría 212 millones de pesos. Y nada más.

Apenitas 19.5 millones de pesos en comparación de lo recibido el año pasado. Y que nadie se queje.

Porque resulta que, de las 10 entidades norteñas, Zacatecas, como siempre, se fue al último lugar a la hora de la repartición del dinero. Y que todos se aguanten.

A Baja California, gobernado por Marina del Pilar Ávila Olmeda, le llegarán 334.4 millones de pesos; a Chihuahua, que encabeza Maru Campos Galván, y que no fue a la reunión, 327.2 millones.

A Nuevo León, en donde manda Samuel García Sepúlveda le mandaron 308.2 millones; a Sonora y Alfonso Durazo Montaño, 307.7 millones; a Tamaulipas, con Américo Villarreal Anaya como gobernador, 261.1 millones.

A Miguel Riquelme Solís, de Coahuila, le avisaron que tendrá 247.2 millones; mientras que Rubén Rocha Moya de Sinaloa, 246.6 millones. En tanto para Durango con Esteban Alejandro Villegas Villarreal a la cabeza, 239.7 millones y, finalmente, a Baja California Sur, cuyo gobernador Víctor Manuel Castro Cosío, tampoco fue, 237.4 millones de pesos.

Con estos recursos millonarios, que muestran “la voluntad del gobierno federal”, diría el que estaba a gusto en la reunión, los gobernadores tendrán que dignificar al personal de las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia.

También, deberán estirar los pesos para lograr la certificación, capacitación y profesionalización de los elementos policiales.

Además, y que no se les olvide, deben atender la infraestructura de las instituciones; el sistema de estándares de trabajo y, muy importante, estar pendientes de la rendición de cuentas de los encargados de la seguridad pública.

Porque esta millonada, además, les debe alcanzar para trabajar en la prevención de la violencia y del delito; la atención y prevención de la violencia contra las mujeres con perspectiva de género; el fortalecimiento del sistema penitenciario nacional y de ejecución de medidas para adolescentes; y el sistema nacional de información.

¿Otra cosita?

Despojos

Zacatecas, además de padecer violencia, nulo desarrollo económico y mucha tristeza, tendrá que aguantar vara y, sin llorar, seguir al pie de la letra la estrategia de seguridad de los abrazos y repartición de libros a los delincuentes. Así lo manda el Mesías y hay que obedecer.

Porque, en esta hermosa reunión en Monterrey nadie, absolutamente nadie habló de que habrá un cambio de rumbo. Al fin que, dicen, todo va funcionando.

Y que nadie venga a decir que no importa si le dan mucho o poco. Que nadie minimice que a Zacatecas lo manden al último lugar en la repartición de recursos.

Que se entienda, sin estrategia y, sin dinero, ¿a dónde vamos a parar?

Solo

La ciudadanía, cuando acude a emitir su voto a las urnas, de pronto, al calor de las campañas, las promesas y los apoyos electoreros, olvida que al elegir diputados federales también designa a quien, en un futuro, si bien es muy difícil que pueda cambiar el rumbo de la historia, al menos alzar la voz por Zacatecas sí podría.

Hoy, los diputados federales que los ciudadanos eligieron simple y sencillamente han dedicado sus días en San Lázaro a aplaudir y apoyar las decisiones del presidente Andrés Manuel López Obrador, o guardar silencio y pasar sin pena ni gloria.

Cuatro son los diputados que cobran en la Cámara de Diputados que, hasta hoy, jamás han salido a defender a Zacatecas del maltrato del que la entidad ha sido objeto por parte del gobierno morenista que encabeza López Obrador.

Tenemos a Bennelly Hernández Ruedas, representante del Fresnillo. Sí, es de Morena.

Está también Miguel Ángel Varela Pinedo, del Distrito II con cabecera en Jerez. Es del PAN.

¡Ah! También anda ahí Alfredo Femat Bañuelos, del Partido del Trabajo. Llegó a la curul cuando los ciudadanos del Distrito III, con cabecera en Zacatecas capital, votaron por él.

Y, finalmente, aparece Carolina Dávila Ramírez, que a veces dice ser del PRI y luego del PRD y al final, sin resultados. Ella representa al Distrito IV de Guadalupe.

Ninguno de los cuatro, jamás, ha logrado defender de manera consistente a Zacatecas y sus habitantes. Y eso que representan justamente a las cuatro cabeceras municipales que hoy padecen los peores índices de inseguridad.

Su paso por la Cámara de Diputados, sin pena ni gloria, pero eso sí, dispuestos a regresar en tiempos electorales, porque hasta hoy no lo han hecho, para descaradamente apelar a la gente y poder reelegirse. Difícil dado su triste papel.

Los otros diputados, los que llegaron a San Lázaro gracias a su partido, no han logrado siquiera reunirse con el inquilino de La Casa de los Perros que hoy no siente lo duro, sino lo tupido.

¿Alguien sabe siquiera quién es el diputado federal por Morena que aparece como “de Zacatecas” y que se llama Marco Antonio Flores Sánchez?

Hacen su lucha Noemí Luna Ayala, del PAN, Amalia García Medina, de Movimiento Ciudadano y Miguel Torres Rosales. Pero al final siempre terminan bloqueados por Morena.

Y en el olvido, la priista Fuensanta Guerrero Esquivel y el del Verde Ecologista Carlos Puente Salas. De ellos, nada de nada.

Así las cosas, Zacatecas y su gobernador difícilmente podrán reclamar los desechos que el Gobierno de López Obrador sigue arrojando al estado. Ni modo.

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