Nada volverá a ser igual

SARA LOVERA

La movilización del pasado domingo mostró hasta dónde la ciudadanía, llamada por una multitud de actores políticos, será un hito en la historia reciente de México. La participación en todo el país de miles y miles de mujeres y hombres en defensa de la integridad del Instituto Nacional Electoral (INE) será una lección para quienes todavía piensan que este país no tiene remedio.

El INE ha sido una palanca fundamental para la participación política de las mujeres y para el cumplimiento constitucional de la paridad electoral entre mujeres y hombres. En las elecciones de 2021, las dirigencias partidarias se negaron a la paridad en las gubernaturas, lo que evitó un acuerdo del INE. Igual, en ese instituto se creó el primer directorio de ofensores y violentos que no deben ser parte de las listas electorales con la llamada ley 3 de 3.

Evitar que un candidato morenista, sospechoso de su conducta machista, acusado de violación sexual, Félix Salgado Macedonio, se convirtiera en gobernador, no se consiguió a pesar de una movilización internacional, pero lo sacó de la contienda otro acuerdo del INE.

Los organismos públicos locales electorales (OPLE) pararon a quienes pretendieron usar la paridad para colocar en ese espacio de las mujeres a hombres que dijeron sentirse mujeres. Sucedió en Tlaxcala y Oaxaca.

Y si me dicen que muchas mujeres del pueblo “no entienden”, lo rechazo. Desde el INE se ha hecho una intensa campaña para la igualdad entre mujeres y hombres, aunque no sea noticia, pero sí enseña a las mujeres el significado de la ciudadanía.

Seguro hay miles de mujeres que saben lo que significa su credencial electoral y que no puede volverse a manipular —“como antes”— por las autoridades de la Secretaría de Gobernación. Sí saben que sería entregar todos nuestros datos al gobierno.

¿Ha significado algo la alternancia? Tener gobiernos distintos al partido de Estado y reconocer la pluralidad social y política.

Hoy parece muy relevante analizar el significado que sean las y los ciudadanos quienes cuenten los votos que se emiten en cada jornada electoral. Parece simple. No lo es.

Sigo preguntando para quienes no creen, no estuvieron en el proceso o no se han preguntado lo que hace el INE: ¿es bueno para las mujeres que exista? ¡Claro que sí! Ahora, mujeres en cientos de municipios pueden actuar en igualdad de opinión y toma de decisiones para las cosas más simples y cotidianas de la marcha de esos gobiernos. Dirán que es con dificultades, que las autoridades son machistas y convenencieras, cierto, pero ahora puede reclamarse y, ¡claro que cuesta! Incluir a las mujeres en esos espacios, al menos es justo.

Lo más grave es que muchísima gente entiende que un país con la seguridad de que se cuenten sus votos tiene sentido. Si las encuestas retratan una situación, un sentimiento, una comprensión, es interesante que el 67 por ciento considere que la actuación del INE es correcta, no perfecta, sí confiable, mucho más que la actuación de muchas y muchos políticos en la vida nacional.

Por eso marcharon mujeres de todas las clases sociales, colores de piel, actividades profesionales, comerciales y político partidarias.

Yo creo que después del domingo 13 de noviembre nada será igual. La masa protestante y enojada me hizo recordar el movimiento por la democracia de finales de los años 60, y el de 1988 y 1989 por los muertos por la democracia del grupo más cercano del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, de dirigentes campesinos caídos y de las mujeres organizadas, a las intensas protestas por sacar de palacio nacional al Partido Revolucionario Institucional PRI. Recordé a mis ancestras quienes durante más de 150 años lucharon por el voto ciudadano de las mujeres. Todo abona al cambio. Y esta movilización ciudadana dejará huella. Veremos…

*Periodista, directora del portal informativo SemMéxico.mx