Ariadna Fernanda, un feminicidio político

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Ariadna Fernanda López ha muerto, y mire que muerta, ha sido el pretexto perfecto para politizar la justicia, a peritos y a fiscales. Decía el ministro y activista defensor de los derechos afroamericanos, Malcolm X: “Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga. Estoy a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea”, y lo traigo a colación –refiere el periodista perturbador- porque, tras la muerte de “Fer”, como le decían sus amigos, el tema se mediatizó por un pleito verbal y la disputa política entre la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, y el fiscal de Morelos, Uriel Carmona.

Esto no tendría que ver quién ganará, si Claudia. que busca deshacerse de un enemigo político de Morena y del señor Cuauhtémoc Blanco (uno de los consentidos del presidente) o, Uriel Carmona –muchos lo veían como posible candidato a la gubernatura morelense-, quien muestra claridad científica en los peritajes del caso, pero, lo que se necesita, es entender qué le sucedió a esta niña y ¿por qué? El chisme político es aún, y no deberíamos perderlo de vista, un tema de percepciones, que sólo dejará de serlo cuando muestren “la verdad histórica” del caso.

Ariadna Fernanda murió. Estaba con “amigos” de un círculo social en el que ella confiaba. Quizá no la mataron, quizá si se bronco-aspiró por reacciones etílicas, pero, ¿Aventarla en un paraje? ¿Qué no eran sus amigos? ¿Qué no debería estar segura con ellos? Nuestra sociedad se destruye y los límites de la violencia crecen, mientras que, en los congresos, sus diputados, discuten por estupideces, se agreden groseramente, sacando a relucir toda la cultura que revela su origen, pero no aciertan a crear leyes, sólo aprendieron a cobrar por levantar un dedo, uno diferente al que yo quisiera mostrarles. La disputa política, la vergüenza verbal en el estrado y en “las mañaneras”, oscurece la realidad y visibiliza la manipulación mediática.

¿Sirvió de algo la autonomía a las fiscalías generales?  

Mientras degusta de una ensalada rusa con sus aderezos, el calígrafo de las desfachateces editoriales refiere una charla que sobre este tema tuvo con la abogada, activista y docente universitaria, Yazmín Nájera. Para ella, mientras la selección de perfiles dependa de intereses políticos, que la selección de la tercia de opciones sea a modo del mandatario en turno, e incluso el nombramiento de los fiscales ocurra a propuesta de un gobernante, la imparcialidad y la autonomía serán cuestionables. La procuración de justicia estaría en duda. No se necesitan personajes que del escritorio asciendan al cargo como premio político, y en cuya formación no se entienda el trabajo del ministerio público, de peritos, de policías ministeriales, de su actuación en juicios orales o de esquemas administrativos.

Y coincido –explica el narrador-, darles autonomía parecía ser esa luz que necesitaba la procuración de justicia (y lo sigue creyendo) pero, hoy lo hacen dudar casos como el de Ariadna Fernanda en la CDMEX; de Debhani, en Nuevo León; de la maestra Mónica Citlalli, en Ecatepec; de Seidy Anahí en Veracruz; o los ocurridos en Guanajuato, Tamaulipas o la ciudad que Usted quiera.

En muchos estados, los fiscales fueron colocados a modo, con el objetivo de encubrir, y por ello, en esto, y lo digo con toda la seriedad, mucha culpa la tienen los congresos estatales y sus diputados, tanto por su desinterés o por intereses. Los resultados están a la vista: más de 700 feminicidios en lo que va del año. Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj