Mexicanos al grito de guerra

RAÚL MANDUJANO SERRANO

¡Ah qué tiempos aquellos! Desde hace más de dos siglos, en cada septiembre, México rinde homenaje a sus fuerzas armadas. En un país como este, que no está en guerra, su Ejército es luz en desastres, de todo tipo, y su contribución al combate al narcotráfico, en tierra, aire y mar, despiertan un orgullo tan grande que, al llegar el 16 de septiembre, de cada año, en cada rincón de sus extensas tierras, se hace un día de fiesta. El amanuense eleva su mirada al cielo, recordando cuando de niño, tomado de la mano de su madre, observaba a los militares desfilar en honor a la gesta de Independencia de 1810 en Dolores, Guanajuato.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué hoy, apapachados por un gobierno de izquierda, son pisoteados por ciudadanos y organizaciones criminales? ¿Por qué sacarlos de sus cuarteles para hacer la guerra a un enemigo que debería ser combatido por la policía? ¿Por qué no atacar la corrupción en los cuerpos civiles de seguridad y fortalecer su estructura con tecnología inteligente en la prevención y persecución del delito? ¿Por qué arrebatarles su valerosidad y la custodia de nuestro territorio?

Coincido ampliamente en que, en muchos casos, el Ejército cometió errores. Algunos de ellos inolvidables, como fue el caso del 2 de octubre de 1968 pero, no podemos dejar de lado que, igual que en esa triste fecha de la historia nacional, el Ejército tiene un mando supremo: el presidente de México.

También ahí, desde Palacio Nacional se han cometido errores que han involucrado a nuestras fuerzas armadas. Mire, allá por el 2006, el entonces presidente, Felipe Calderón, ordenó el despliegue del Ejército en la Tierra Caliente de Michoacán, que era agobiada por la Familia Michoacana. El ejército cumplió, pero la violencia no terminó y más bien creció hacia otros estados, con la presencia de cárteles de la droga que se apropiaron de regiones. Con Peña tampoco hubo avances importantes.

Por ello una gran fortaleza de AMLO en campaña fue regresar al Ejército de nuevo a los cuarteles. Pero no ocurrió así. Fingió fortalecer a las policías creando a la Guardia Nacional, para acabar con la corrupción en las corporaciones policíacas y de investigación, pero esa Guardia Nacional civil ahora pertenece a las fuerzas armadas, militarizando a un país que, muy discretamente, vigilará al país con el control aeropuertos y, quizá, pronto de otras vías.

El fracaso de la seguridad interna, desde la óptica de este periodista, no puede recaer en el Ejercito que hoy, tristemente, es pisoteado por civiles en comunidades del sur mexicano, pero esperemos que, en respuesta a ello, no sea obligado a muy pronto, comenzar a vulnerar derechos humanos, inmerso en una “guerra” que ellos no propiciaron pero que, en su marco disciplinario, están obligados a cumplir…

Colofón. – “A medios chiles” 

Hoy leí una de esas cosas que le dan cultura a nuestra esencia nacional, dice el creador de los editoriales alocados, mientras come su pozole blanco, estilo guerrero, con trociscos de chicharrón y chiltepín. Mire –dice saboreándolo-, hace muchos años, los cargadores de La Merced se reunían para descansar y echarse un taco. Y lo que nunca faltaba era el mezcal o el licor de caña. Como no tenáin vasos, agarraban un chile, de esos grandes y lo cortaban a la mitad, de tal manera que les sirviera como copa. Así es que se tomaban varios “medios chiles” antes de regresar al trabajo. Desde entonces, todo individuo que come y bebe, para quedar satisfecho y “entonarse”, se dice que “anda a medios chiles” … Felices fiestas patrias. Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj