Transporte público, nada que elogiar

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Si habláramos por casos o por rutas, el transporte público en la entidad no saldría bien librado –refiere el hacedor de los santuarios profanos-. Mire Usted, se especula que los concesionarios transportistas, negociarán un incremento entre 2 y 5 pesos, así que, de aceptar las autoridades gubernamentales de Movilidad esta propuesta, estaremos ante una petición justa, pero, en México ¿qué es lo justo? ¿Dónde está la trampa?

De acuerdo con una encuesta realizada por la consultora GCC (Gabinete de Comunicación Estratégica), el 58.9 por ciento de los ciudadanos en la CDMEX y el Valle de México, utilizan los servicios del transporte público para desplazarse por todos lados. Mire, acá, en el Valle de Toluca, el 80 por ciento de los ciudadanos lo utilizan. Pero cheque esto, el 100 por ciento, de ese 80 por ciento, están inconformes con el servicio. ¿Las causas? Bueno, un 30 por ciento, debido a la forma de manejo del operador; el 25 por ciento a la inseguridad de viajar en el interior, es decir, van llenos, asientos en mal estado, la falta de limpieza; otro 20 por ciento por no respetar las “paradas”, es decir, que no se detienen o debes subir o bajar mientras están en movimiento o doble fila; el 15 por ciento a los tiempos de traslado y, curiosamente, sólo un 10 por ciento reclaman asaltos, falta de unidades para atender las rutas, costo elevado, y los vendedores ambulantes.

Claro que se reconoce el gran trabajo coordinado que impulsan los transportistas y algunas autoridades para atacar puntos de venta de drogas y asaltos, sobre todo en paraderos de autobuses, pero ahora hay que invertir en la capacitación conductual a conductores y en la limpieza de las unidades, más ahora que repuntan en el país los contagios por Covid, así que, por el momento, nada que elogiarle al transporte y sí mucho que reclamarle…

Colofón.- La traición al PRI por 30 monedas 

Mientras degusta de un pozole estilo Guerrero, con cabeza de cerdo y maciza, el escribano de los manuscritos insurrectos recuerda con agrado la reunión con algunos amigos, ex compañeros de la memorable Facultad de Ciencias Políticas de la Uaemex. Corrió en ese jolgorio, el lúpulo dorado y la uva embotellada que se agitaban al ritmo melódico del sustantivo ¡salud!… Y las historias no pararon, ni las anécdotas, menos aún los recuerdos que inspiraron el afecto y el abrazo amable, cariñoso. Nunca la amistad con ellos fue herramienta de la hipocresía, ni tampoco insignia del pagano. Sólo amigos divirtiéndose, buenas personas, “emisarios del buen legado, envueltos en ese verso que sintetiza la esencia de la amistad, porque eso es el amor, el hecho de la amistad”, como diría Mario Benedetti. Que estúpida comparación hará el amanuense, pero, a la par, la traición bailaba al compás de un proceso electoral ensombrecido por el crimen organizado que se apapacha desde Los Pinos.

Hoy, emocionados morenistas ganaron un proceso 2022 y levantan victoriosos el brazo, ese mismo brazo con el que protestaron durante muchos años su militancia tricolor. Porque eran priistas. Y es que “El león no puede protegerse de las trampas, y el zorro no puede defenderse de los lobos. Uno debe ser un zorro para reconocer trampas y león para asustar a los lobos”, citaba Maquiavelo en “El Príncipe”.

Cuando en juego está el poder o la salvación, la traición es sólo una herramienta, diría Judas al recibir 30 monedas de oro por su felonía.  Ahora, en el panorama político de México, el imperio ha cambiado. Que no cambie la amistad, Mauricio, Franco, Ivonne, Laura, José Luis… Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj