La Casa de los Perros: Zacatecas, abandonado a su suerte

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Tras unas dos horas de paciente espera, por fin el subsecretario de Ingresos, Juan Carlos López Elías, recibió en su oficina al director de Catastro, Héctor Menchaca Medrano. Los asuntos rezagados eran muchos. Y urgentes.

Pero los trabajadores de la Secretaría de Finanzas saben que, sólo pasado el mediodía, y si el humor es bueno, la oficina de Ingresos en la Secretaría de Finanzas está abierta. De otra forma, ahí la atención es nula.

El exsenador y exdiputado local, supuestamente un colaborador muy cercano al inquilino de La Casa de los Perros, desde hace ya unos años, no salió con una buena cara del despacho del funcionario.

Todo indica que la álgida reunión terminó mal, tanto que un inocente comentario de Menchaca Medrano a las secretarias bastó para que un muy alterado López Elías saliera como energúmeno detrás de él.

Las cosas se pusieron tan feas que las escaleras de la Secretaría de Finanzas (Sefin) a punto estuvieron de convertirse en un ring de box. El violento manoteo de Juan Carlos Elías no recibió réplica de parte del fresnillense, que optó mejor por retirarse de las instalaciones.

Pero la respuesta no se hizo llegar. De manera unilateral, saltando al secretario de Finanzas, Ricardo Olivares Sánchez, a la secretaria de Administración, Verónica Hernández López de Lara, y al propio gobernador, David Monreal Ávila, el subsecretario cesó de su cargo de manera fulminante a Héctor Menchaca, quien recibió el Memorándum 081/2022 fechado el 17 de junio, y que habría recibido la Coordinación Administrativa de la Sefin, a cargo de Jorge Chávez López, a las 9:20 horas, según el respectivo sello.

Supuestamente, según el texto del documento, el cese se habría llevado a cabo “por indicaciones” del gobernador, aunque Monreal Ávila lo habría negado al mismo Héctor Menchaca. Al final, la indicación fue solo una: que el asunto lo vea Gaby (Gabriela Pinedo Morales, secretaria de Gobierno).

La noticia del despido de inmediato se hizo viral en las redes sociales y en los corrillos políticos, y los primeros en reclamar fueron los notarios públicos, quienes destacaron el pulcro trabajo de Héctor Menchaca quien, en ocho meses de nueva gobernanza, logró acortar los tiempos de entrega de más de cinco meses en el Registro Público, a un máximo en 15 días. Y sin moches de por medio.

Además, señalaron los fedatarios, hasta se lograron bajar recursos de la Sedatu, algo así como 3.6 millones de pesos, para la modernización de la Dirección y capacitación del personal que, durante unos 10 años, no habrían recibido un solo curso con catedráticos en la materia.

Hubo quien destacó la implementación del sistema de Registro de Folios Reales Electrónicos, un método que tiene más de 40 años que se efectúa en otras entidades pero que en Zacatecas había pasado de noche.

De lo hecho en la Dirección de Catastro y Registro Público de Zacatecas, bajo el mando de Héctor Menchaca, nadie en Zacatecas se enteró jamás, porque la prioridad en áreas como Comunicación Social no es que la gente sepa que alguien en la nueva gobernanza sí trabaja. Lo suyo, lo suyo, es vender tacos de lengua y nada más.

Al final, el desaseado despido no tuvo una respuesta contundente de parte del gobernador, quien, con su silencio, avaló la decisión de Juan Carlos Elías, un petista exempleado del Senado de la República que se acopló en la campaña electoral y que, con la bendición de Verónica “D”, no del Profe Alberto Anaya quien niega esa cuota en el gobierno de Zacatecas para su partido, se acomodó desde septiembre en la subsecretaría.

Juan Carlos López, quien siempre ha soñado ser diputado, se mantuvo feliz desde agosto de 2009, como coordinador administrativo del Grupo Parlamentario del PT, en donde en el 2021 recibía del Senado de la República, un sueldo bruto de 124 mil 910 pesos, con su respectivo aguinaldo de 250 mil 958 pesos.

Hoy, en Zacatecas, como subsecretario, el también promotor de la legalización del cannabis gana 144 mil 944 pesos, todo ello según datos de la Plataforma Nacional de Transparencia, pero, más que el cochino dinero, Juan Carlos López ha demostrado a los zacatecanos que tiene todo el poder de quitar y poner funcionarios a su contentillo. Y que nadie le reclame porque así les va.

La violencia que no para

Lo sucedido en el Jardín de Independencia del Centro Histórico de Zacatecas ya las autoridades de seguridad lo esperaban. Hace años vaticinaron que, según el comportamiento de las bandas delincuenciales, los cárteles dejarían las sierras y los montes para librar su batalla en la ciudad.

Pero, aunque lo sabían, nadie hizo nada.

Los zacatecanos hoy son testigos de las ejecuciones, los levantones y las balaceras que se cometen cada día más cerca de sus hogares, de sus lugares de trabajo y de los sitios de necesario esparcimiento.

Los momentos de terror que padecieron quienes paseaban por el emblemático jardín, en pleno Día del Padre, cuando ante sus ojos ejecutaron a una madre y sus hijos ante la impotencia de un padre que muy malherido terminó en el hospital, nos dejan ver que hoy, en Zacatecas, nadie está a salvo.

Desde el jueves, el recrudecimiento de la violencia con ataques armados, enfrentamientos y el hallazgo de cadáveres que arrojaron un saldo de por lo menos 21 personas ejecutadas, fue más que palpable ante la ausencia total de la autoridad que privilegió la primera comunión del Colegio Everest, en donde, para entretener a la chiquillada, la secretaria de Gobierno fue el centro de atracción, antes que salir a dar la cara a los asustados habitantes.

El consuelo es que la Mesa Estatal de Construcción de Paz, incluida la Fiscalía de Justicia, ya investiga los casos, aunque hasta hoy no se informara de algún detenido.

Para desgracia de todos, la violencia ya no es privativa de Fresnillo, ni tampoco de Valparaíso, ni de los cañones. Hoy, el pánico está en Jerez, en Guadalupe y sí, en la mera capital, también abandonada a su suerte.

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