La Casa de los Perros: La «Super Malvada» y la «Farsante» en acción

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

La política, al ser un arte, no es una actividad a la que cualquiera pueda dedicarse. Para eso se necesita algo más que mucho dinero: inteligencia y clase.

Lo sucedido el fin de semana en Zacatecas, entre dos mujeres identificadas con Morena, ha dejado ver que a los de la 4T les falta justo eso: inteligencia y clase para poder dedicarse a la política.

El dinero, ese lo aporta el pueblo bueno y sabio.

Los insultos, las descalificaciones y el desprestigio que la Super Malvada y la Farsante se regalaron en las redes sociales, sólo mostraron a los zacatecanos, de cuerpo entero, a quienes desde hoy pelean con uñas y dientes por el dinero y las oficinas del Senado de la República: Verónica Díaz Robles y Soledad Luévano Cantú.

Eso sí, mientras estas dos mujeres se desnudaban en Facebook, dos hombres, hermanos de sangre, sonreían, se abrazaban y se respaldaban en la vieja casona de Xicoténcatl. Al final de cuentas, la familia es la familia.

Al clausurar la exposición “Zacatecas, Tierra de Artistas”, Ricardo Monreal Ávila y el inquilino de La Casa de los Perros, a su manera, dirigían la orquesta desde la lejanía. Eso sí, volando por el pantano sin mancharse el plumaje. Ellos, listos como son, dejaron el pleito arrabalero para quienes de política no saben nada. Los códigos familiares prevalecieron.

Y así, mientras la funcionaria federal de la Secretaría del Bienestar, Verónica Díaz, acusaba a la senadora de ocupar un escaño regalado; Soledad Luévano no dejó pasar el momento y, utilizando al director del SEDIF, Humberto de la Torre, de parapeto, soltó su revés para rematar así: la “Señora Sarita jamás te metería en semejante dilema, ella es una dama”. ¡Auch!

A la vergonzosa riña callejera, plagada de expresiones que los magistrados del Tribunal de Justicia Electoral de Zacatecas (Trijez) ya han calificado como violencia política en razón de género, se unieron funcionarios de tercer nivel como la subsecretaria de Ganadería, el coordinador de Comunicación Social y el director de Catastro, Lyndiana Bugarín, Gerardo Flores y Héctor Menchaca, quienes salieron a atacar a quien sólo reclamaba al fiscal Francisco Murillo Ruiseco su renuncia tras el asesinato del pequeño Caleb, en la iglesia de la Virgen de Guadalupe, en Fresnillo.

Los funcionarios no tuvieron más que copiar y pegar, sólo cambiando algunos puntos y comas, el agresivo mensaje en contra de Soledad Luévano, el mismo que también replicaron los diputados locales Armando Delgadillo Ruvalcaba, Roxana Muñoz González, Maribel Galván, Analí Infante y Nieves Medellín Medellín. Sí, los mismos que desde la comodidad de su curul en la LXIV Legislatura, “polarizan a una sociedad de por sí ya quebrada, asustada, desconfiada”.

Porque si bien Soledad Luévano hasta hoy no entrega buenas cuentas de su labor en el Senado de la República, los cinco acomedidos legisladores tampoco es que hayan demostrado que están en el Congreso del Estado para contribuir al bienestar de Zacatecas. Al contrario, desde que rindieron protesta han pisoteado las máximas de la 4T de no robar, no mentir y no traicionar. Han sido “indolentes y oportunistas”.

El error de la senadora Soledad Luévano fue no poner nombres y apellidos a sus críticas facebookeras.

Cuando acusó que en Zacatecas “estamos entre cobardes e inútiles”, y que “las autoridades inútiles montan un show para simular que persiguen a los delincuentes”, en la Delegación de Programas del Bienestar se pusieron el saco. Se sintieron aludidos y sacaron las uñas.

Pero no, la senadora se refería, aclaró tres días después, al fiscal Francisco Murillo, no al presidente Andrés Manuel López Obrador, y menos al gobernador David Monreal Ávila. Ni lo mande Dios.

Sin embargo, el daño estaba hecho.

Ahora, a estas dos mujeres y sus incondicionales no les quedará de otra que cargar con el peso del descrédito y la deshonra. Aunque, eso sí, ya dejaron ver que la lucha por un escaño en el Senado de la República ha empezado. Y que vienen con todo.

A la lista de quienes van detrás de una jugosa oficina en Reforma, se suman las incondicionales de Ricardo Monreal: la tesorera del Senado, Mary Carmen Salinas, y la secretaria de Administración Verónica Hernández López de Lara. Además de la nueva amiga de Verónica Díaz, la esposa del líder ganadero y funcionaria estatal en el área de ganadería (coincidencias de la vida), Lyndiana Bugarín. De aquí saldrán chispas.

Mientras los tiempos entre estas peleoneras mujeres se calientan, Ricardo y David, los hermanos Monreal Ávila, se mantienen serenos, jugando sus cartas. Soltando mensajes al viento, protegiéndose, respaldándose, resguardándose.

Porque, lo dijo claro El Doctor: “nunca olvidamos nuestro origen. Que nunca olvidamos de dónde venimos y quiénes somos. Que nunca renegamos de lo que somos, a donde pertenecemos. Ahí estaremos siempre, siempre, por siempre”.

Y el que no entendió, ni modo.

Adolescentes jornaleros

En Michoacán, en una revisión carretera en Morelia, descubrieron en el interior de un tráiler, a un grupo de menores jornaleros que, obligados a trabajar a punta de pistola, tenían un destino: Zacatecas.

La Unidad de Atención de Trata de Personas de la Fiscalía General del Estado de Michoacán detuvieron a Jesús Guadalupe “N” y Efrén “N”, quienes ya fueron vinculados a proceso por su posible relación en el delito de Trata de Personas por captar, transportar y retener con fines de explotación laboral a ocho adolescentes originarios de distintas entidades federativas.

Según los datos con que cuenta la fiscalía michoacana, los presuntos culpables transportaron a los menores al municipio de Apatzingán para trabajar en la cosecha de jitomate y limón, lugar donde estuvieron durante tres semanas aproximadamente.

Luego, sin decir agua va, les informaron que serían llevados en un camión a Zacatecas, para que siguieran trabajando. Todos habrían sido amenazados con un arma de fuego en caso de no acceder a la orden.

Los acusados ya fueron ingresados al Centro Penitenciario “Lic. David Franco Rodríguez”. Los adolescentes rescatados reciben protección y asistencia del Sistema DIF Michoacán.

Y que conste que la temporada de los jornales apenas inicia en Zacatecas. Pero como los diputados y los funcionarios no están en lo que debe estar, que Dios agarre confesados a quienes año con año son esclavizados en Zacatecas.

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