Breves Recetas de Economía

JAVIER LARA CABALLERO

Quienes nos dedicamos al estudio de la economía, debemos observar algunos principios elementales, alejándonos de juicios de valor o de preferencias políticas personales. Como científicos sociales -aunque el presidente de la República no nos considere así-, nuestra obligación es sustentar nuestros análisis en cifras, para poder hacer proyecciones a partir de ello.

Una vez aclarado lo anterior, les quiero compartir algunas de las razones que me hacen sentir una especie de desasosiego sobre nuestro futuro a corto y mediano plazo.

En primer lugar, me referiré a la inflación. La inflación es el aumento generalizado de precios y afecta principalmente a quienes menos tienen, porque son quienes proporcionalmente gastan más su dinero en los productos de la canasta básica que son los que más suben de precio.

A inicios de año, esperábamos una inflación anual de más menos 3.5 por ciento, y esa proyección se ha quedado muy corta, ya que andamos cerca del 7 por ciento en general y alrededor del 20 por ciento en algunos productos de consumo popular -todos recordamos la reciente alza en el precio de los limones, aguacates y tomates, por poner algunos ejemplos-.

La inflación hace que nuestro dinero valga menos, porque cada vez podemos comprar menos cosas porque éstas suben de precio y como el dinero es en realidad también una mercancía, los gobiernos utilizan una estrategia que consiste en aumentar las tasas de interés. La lógica económica es que, si aumentamos los intereses, la gente gastará menos y eso hará que la demanda global de productos disminuya y eso hará que bajen los precios.

Como toda acción conlleva a una reacción, el aumento en las tasas de interés afectará a todos aquellos que tengan cualquier tipo de crédito vigente, lo que son malas noticias para todos los que debemos algo. Desafortunadamente, la FED que es quien define las tasas de interés en los Estados Unidos, ya anunció que, en este año, aumentará hasta en nueve ocasiones las tasas en ese país, y como no podemos quedarnos atrás, porque perderíamos muchos ahorros que se mudarían a bancos de aquel lado, el Banco de México actuará como espejo de la FED, por lo que también subirá los intereses varias veces durante el año.

Por otra parte, si algo nos queda claro a los mexicanos, es que cuando sube la gasolina, suben los precios y como todos sabemos, la guerra entre Rusia y Ucrania ha ocasionado que el precio del petróleo se haya ido a los cielos. Esas han sido buenas y malas noticias para nuestro país; ya que por una parte hemos logrado ingresos extraordinarios debido a que, cada barril anda por los 100 dólares en promedio, cuando en el Presupuesto de Egresos, se contempló a 55 dólares. Es decir, que por cada barril que exportamos, estamos recibiendo 45 dólares más que lo esperado. Pero por el lado negativo, las gasolinas también han aumentado su precio internacional, y ante ello, el gobierno decidió subsidiar ese aumento para que no tuviésemos que absorberlo los consumidores. Esto es paradójico porque en realidad ese subsidio ayuda a los que más tienen, pero de no hacerlo, el precio podría rondar los 35 pesos por litro, lo que dispararía aún más la inflación.

El problema está en que el costo de ese subsidio está siendo mayor a los ingresos adicionales, lo que ocasiona que estemos sufriendo lo que conocemos como déficit fiscal, es decir que estamos gastando más de lo que ingresamos, y para solucionar ese problema, solo hay tres recetas posibles: o gastamos menos -reducciones presupuestales, desaparición de programas sociales, recortes en gasto en infraestructura-; o ingresamos más ¿Qué tal nos caerían nuevos impuestos?; o pedimos prestado como lo haría cualquiera de nosotros en una crisis. Los tres escenarios duelen, pero las cifras no mienten y en el futuro más cercano, el gobierno necesitará tomar una de esas tres medidas.

El aumento de la inflación y el déficit fiscal, son dos de los varios elementos que son parte de nuestras preocupaciones. En las próximas entregas estaremos analizando otros elementos que, desde nuestra óptica, resultan igualmente preocupantes para todos los zacatecanos y todos los mexicanos.