Breves recetas de Economía: ¿Cobramos más, gastamos menos o pedimos prestado?

JAVIER LARA CABALLERO

Tal y como lo hemos venido discutiendo, la necesidad de subsidiar a los diferentes tipos de gasolinas que consumimos en nuestro país, terminará por generar un boquete enorme en las finanzas públicas, por lo que será necesario tomar medidas dolorosas.

Como cientificos sociales que somos, trataremos de explicar con cifras, las consecuencias que podemos enfrentar a corto plazo. En primer lugar, está claro que los ingresos excedentes por el aumento en el precio internacional del petróleo, son inferiores a los subsidios que estamos otorgando a los derivados del petróleo, o en el mejor de los cálculos, estamos cerca del equilibrio.

Las previsiones de diversos especialistas, estiman que el costo del subsidio anual rondará los 350 mil millones de pesos. Eso habría que compararlo con los precios promedio del petróleo. Si suponemos que el precio se mantendrá en los 100 dólares, ello significaría que estaríamos ingresando unos 40 dólares adicionales por barril exportado respecto a lo esperado a inicios de año. Si nuestra plataforma real está rondando el millón y medio de barriles, y calculamos 250 días más de operaciones, estaríamos recaudando unos 300 mil millones de pesos.

Ahora bien, la Secretaría de Hacienda recientemente anunció que el sector público tuvo un déficit fiscal de 64 mil 533 millones de pesos, el más elevado para un mes similar en seis años, el más alto que se ha reportado para un primer mes de año desde 2016, cuando llegó a 51 mil 749 millones de pesos.

¿Qué significa que tengamos déficit fiscal? Pues muy simple, que estamos gastando más que lo que estamos ingresando, y las medidas correctivas desde la órbita de la política económica son tres: o ingresamos más (aumentamos los impuestos o eliminamos los subsidios) ó gastamos menos (disminuimos obras públicas o programas sociales, por ejemplo) ó simplemente, nos endeudamos.

Tan solo en el último mes, los ingresos totales del sector público alcanzaron 701 mil 301 millones de pesos, mientras que los gastos -incluyendo necesidades de financiamiento- sumaron 765 mil 834 millones de pesos, lo que provocó el déficit de 64 mil 533 millones de pesos.

En realidad, la disminución de los ingresos tiene dos explicaciones muy sencillas: los ingresos disminuyeron debido a la caída del 56.3 por ciento de la recaudación del IEPS a gasolinas y diesel (mejor conocido como el Impuesto al pecado por que se cobra en el alcohol,los cigarros y los espectáculos públicos) que dejaron de pagar los consumidores por decreto federal para contrarrestar el alza en los precios internacionales del petróleo y a la baja del 9.2 por ciento que tuvo la recaudación obtenida por el bajo nivel de consumo que afecta directamente al Impuesto al Valor Agregado (IVA).

Desafortunadamente, las 3 opciones reales con las que podemos afrontar el déficit, representarían un alto costo político por lo impopulares que pueden llegar a ser ¿imaginan un gasolinazo que ponga litro de magna arriba de los 30 pesos, ó la eliminación de algunas de las becas que se entregan a través de los programas de asistencia social, o que simplemente pidamos prestado, endeudando de más al país?

No quiosioera estar en los zapatos de quienes toman las decisiones por que ya suena el tic tac de la bomba a punto de explotar.