La Casa de los Perros: En el Poder Judicial, consummatum est

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En sesión extraordinaria, el Pleno del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas (TSJEZ) recibió a su nuevo integrante: Virgilio Rivera Delgadillo, a quien con la formalidad que el caso amerita le impuso la respectiva Toga.

Quien ya se veía en el desempleo, después de cumplir hace un mes con su encomienda como presidente del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), llegó feliz, feliz, feliz. Su cara era de agradecimiento. Vivir en un estado en donde sólo los chicharrones de la 4T truenan, no tiene precio.

De inmediato, por unanimidad, fue adscrito a la Segunda Sala Civil y de lo Familiar. Ahí sustituye a la magistrada hoy en retiro, Silveria Serrano Gallegos.

Con este acto quedó demostrado que en Zacatecas todo se puede. No importa pisotear la ley, ni tirar por la borda la llevada y traída lucha por la paridad de género. En esta tierra, hoy tan golpeada por la inseguridad sin freno, cuando se quiere y se tiene la bendición de arriba, ningún obstáculo vale.

El presidente del TSJEZ, Arturo Nahle García, en el evento protocolario, y como buen político que es, ocupó su tiempo en resaltar la “amplia y destacada” trayectoria de Rivera Delgadillo.

Las grillas que impulsan el rumor de que Virgilio Rivera llega a hacer contrapeso a Nahle García en el Poder Judicial no le quitan el sueño. Sabe bien que, en Zacatecas, hoy es quien mejor política sabe hacer.

Además, tiene bien asentado que, a él, menos que a nadie, le tocará pagar los platos rotos si es que alguien se toma la molestia de presentar un recurso de inconstitucionalidad para tumbar el nombramiento. Eso les corresponderá a los 25 diputados que anotaron el nombre del exrector de la UAZ en la respectiva papeleta.

Si alguien inicia un procedimiento en contra del nombramiento, los diputados Gabriela Basurto, Refugio Ávalos y Juan Mendoza podrán salir airosos. Ellos no se ciñeron a las órdenes que les dictaron a los integrantes de la LXIV Legislatura y, por lo tanto, podrán decir tranquilamente: se los dijimos.

Pero mientras algo alguien lleve su queja a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Virgilio Rivera dice más contento que alegre: Consummatum est

Otra más

Las policías locales y estatales en Zacatecas siguen bajo fuego. Ayer tocó a una integrante de la corporación estatal pagar con su vida el tener en estos momentos uno de los trabajos más peligrosos: ser elemento policial.

Norma Ofelia Cárdenas Jiménez se encontraba en su día de descanso. Viajaba en su camioneta Nissan por la avenida principal de la peligrosa colonia Villas de Guadalupe cuando fue emboscada y asesinada a balazos.

Pero la cosa no queda ahí, un elemento de la Dirección de Seguridad Pública Municipal (DSPM) de Guadalupe, finalmente perdió la batalla y murió en el hospital. Él fue atacado a balazos, en la colonia Bellavista, en diciembre del 2021.

Con esta ejecución y la muerte del oficial vial ya suman 15 policías de diferentes corporaciones que han sido asesinados en lo que va de este terrible 2022.

Como se acostumbra en estos casos, la Fiscalía General de Justicia dijo que ya trabaja en la investigación. La cuestión es que, hasta hoy, de los 13 asesinatos que le antecedieron no se saba nada. Ni un resultado.

Por parte de la Secretaría de Seguridad Pública, en donde dicen trabaja Adolfo Marín Marín, publicaron en las redes sociales una condena enérgica a la cobarde agresión. Eso sí, la dependencia escribió: “no escatimaremos recursos para dar con los responsables”.

La cuestión es que ejecuciones van y vienen y los elementos siguen en la indefensión. Nadie los escucha. Nadie los acompaña. Ellos salen todos los días a librar solos una batalla bien difícil.

Los guardaespaldas, no, esos están destinados a cuidar única y exclusivamente al secretario cuando se digna a salir de su bunker. Seguramente tendrá miedo de transitar por las calles de Zacatecas, convertidas hoy en un campo de batalla en el que, de ninguna manera, está dispuesto él a ir solo. Que vayan los otros. Los de abajo.

Y de la nueva gobernanza bueno, de esa mejor ni hablamos. De la secretaria de Gobierno, Gabriela Pinedo Morales no se sabe nada. Como el papelón que cumplió cuando se estrenó como “maestra de ceremonias” en una fallida “conferencia de prensa” le dejó un muy mal sabor de boca, prefiere también mantenerse en su zona de confort. Cobrar bien sin hacer nada. Ya lo hacía en el Congreso del Estado. Así que la costumbre la tenía bien aprendida.

Mientras tanto, los zacatecanos que se rasquen con sus propias uñas. Que se encarguen de cuidar a sus hijos, los que no pueden ya salir a divertirse sin la preocupación de no volver. Que vayan caminando, volteando a todos lados, con miedo de quedar en el fuego cruzado de alguna balacera. Y que nadie se queje. No. Porque esto de la seguridad es responsabilidad de todos. ¿O no?

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