La Casa de los Perros: Zacatecas y el viento de su desgracia

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

La modorra que siempre trae consigo un puente esta vez se empeña en dejar en el olvido que la semana que concluyó dejó tras de sí una sensación de que, para Zacatecas, el viento de su desgracia ha llegado para quedarse.

Colgados, torturados y balaceras se sumaron al reguero de cuerpos desmembrados y al luto en la casa de tres policías municipales que no merecieron ni una sola línea de acompañamiento de parte de la nueva gobernanza.

Ni honores ni un funeral con la presencia de los que se enorgullecen cuando los llaman altos mandos. Para Rafael Hernández López, Ernesto Ríos Castañeda y Francisco Javier Rodríguez Vázquez: el abandono.

Esa Mesa de Construcción de Paz y Seguridad que hasta hoy sólo sirve para la foto en una larga mesa en la que, desde bien temprano, dicen reunirse a trabajar por Zacatecas guiados por la 4T, no emitió tampoco comentario alguno a tan terrible suceso.

Tampoco hubo palabras para los habitantes de Villa Hidalgo que padecieron el alarde de fuerza de los malos que, con sus armas de enorme calibre en lo alto, presumieron el mando en la plaza.

La música de banda a todo volumen que desde las camionetas dejaron sonar los que gritaban ¡Arriba El Mencho!, no hicieron jamás voltear a la autoridad estatal. Bueno, ni los diputados del Partido del Trabajo: José Luis Figueroa, Xerardo Ramírez, ni María Luisa del Muro giraron la mirada. Menos la senadora Geovanna Bañuelos de la Torre, quien al parecer reposaría para sobrellevar el jet lag.

Que el alcalde Omar Baudelio Marín Sánchez, de la coalición Va por Zacatecas se las arregle solo. Quería ser presidente municipal ¿no? Pues ahora que pague las consecuencias de su ambición.

¿Y para los habitantes de Villa García? Sí, para esos que sintieron el zumbar de los disparos rozándoles las orejas. Tampoco. Total, ese pueblo gobernando también por la coalición PAN, PRI y PRD, con Bárbaro Flores Lozano, cuñado de la diputada federal Fuensanta Guerrero Esquivel, a la cabeza, no merece ni siquiera que se le voltee a ver. Que se la arregle solo.

Para los de Loreto, hoy como en las Villas sin policías que se atrevan a hacer frente con abrazos a quienes paso a paso se han adueñado de Zacatecas, tampoco hubo siquiera un recado de aliento. Total, al comandante y los dos policías los encontraron muertos en el vecino estado de Aguascalientes. Que su muerte la contabilicen ellos.

Y qué decir del silencio de los diputados Jehú Salas Dávila, Herminio Briones Oliva e Imelda Mauricio Esparza. Para ellos era más importante posar para la foto con el inquilino de La Casa de los Perros que, al menos con un post en Facebook, solidarizarse con aquellos a los que no dejaban ni a sol ni a sombra para que les diera un voto.

El alcalde de Guadalupe, Julio César Chávez Padilla, paseó feliz por Los Ángeles. Se placeó desde el viernes como el representante del gobernador ante la comunidad migrante, a esa misma a la que fueron a deslumbrar con espejitos y promesas. Además, cumplió con creces su papel de guardaespaldas de David Monreal Ávila, en tanto el tiradero de restos humanos y las ejecuciones se sucedían en la tierra que dice gobernar.

Prioridades son prioridades.

Presumiendo que él sí puede viajar a Estados Unidos, porque no fue vacunado con CanSino, como miles de maestros y jóvenes mexicanos, el alcalde de Zacatecas, Jorge Miranda Castro igual fue a cenar a Los Ángeles. Que haya ejecuciones en la colonia Alma Obrera, además de bolsas con restos humanos con las que se topan horrorizados los vecinos no era motivo para suspender el viaje ¿o sí?

Y qué decir de los colgados en Villanueva, Fresnillo y Loreto, o el tiradero de cuerpos también en Enrique Estrada, o el taxista jerezano cuyo vehículo fue achicharrado. Todo eso es peccata minuta.

Para las familias de la treintena de muertos, el viento de su desgracia es apenas el inicio de su padecer. Aquí no hay doncellas, ni héroes, pero sí dragones con sangre verde que se engullen a un estado sumido en la ignominia, en el olvido, en la indiferencia. En la infamia.

Estrenan rectores

Los integrantes de la comunidad de la Universidad Tecnológica de Zacatecas (Utzac) fueron testigos de que la 4T, cuando quiere, paga bien. Antes de que este fin de semana largo arrancara, Gonzalo Franco rindió protesta como nuevo rector.

Pasa de borracho a cantinero. Ahora será él quien tendrá que lidiar con el sindicato a la hora de la repartición de sueldos, bonos y premios. ¿Quién quedará en su lugar al frente de los trabajadores? Nadie lo sabe. Pronto habrá bendición.

También Víctor Casas y Tania Carranza se fueron felices a disfrutar de los días de asueto. Fueron designados rectores de la Politécnica y el Tecnológico de Fresnillo. Ellos también tendrán que probar la miel, y la hiel, en sus nuevas encomiendas.

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