Culpar a Antorcha, la salida fácil del presidente

JACOBO CRUZ

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), acudió al municipio de Huachinango, lo hizo acompañado por Miguel Barbosa, gobernador de Puebla para hacer la entrega de apoyos a los damnificados por el huracán Grace, fenómeno meteorológico que dejó zonas completamente deshechas sobre todo en los estados de Veracruz, Oaxaca, Puebla e Hidalgo.

El mandatario se enfureció porque un grupo de ciudadanos de la zona y de estados vecinos acudió al evento para reclamarle que el gobierno no les había ayudado con nada y que sólo se hace escándalo con los censos, esto a casi dos meses de la tragedia que dejó casas derrumbadas, carreteras destruidas, comunidades incomunicadas, pérdida de sus cultivos y que inundó el Hospital General del IMSS en Tula, Hidalgo, provocando la muerte de 14 personas.

Los huracanes no se pueden evitar, pero se pueden adoptar medidas de prevención para disminuir los efectos destructivos de las fuerzas naturales y una vez pasado el efecto se deben activar acciones de salvamento y reconstrucción, pero para eso se requiere del dinero que ya no hay porque la cuatroT lo eliminó del presupuesto federal.

Como es sabido este tipo de catástrofes eran atendidas con recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (FONDEN), pero por decisión de López Obrador el programa desapareció con el argumento de que era del pasado y que allí existía corrupción, pero a casi tres años no se tiene otra opción para emergencias como la señalada.

Y en Huauchinango la inconformidad también le estalló en las barbas al mandatario. Luego de irrumpir el recinto donde se celebraba la conferencia de prensa, los inconformes denunciaron que los “Siervos de la Nación” solo apuntan “casa por casa” a gente que votó por Morena en las elecciones evitando a los que identificaban como simpatizantes de otros partidos.

Ante la situación que puso en aprietos al mandatario recurrió a una estrategia muy gastada que nuevamente lo sacó del problema: “ahora los apoyos llegan directamente a la gente, ya no es como antes cuando se les entregaba a organizaciones como Antorcha Campesina”, aseguró.

Pero esto no es nuevo, desde la gira de agradecimiento del presidente en 2018, en más de 100 plazas públicas se desató una feroz campaña en contra de la “Antorcha Mundial”, refiriéndose indirectamente a la organización Antorchista acusándola de intermediarismo y corrupción; posteriormente vino persecución y fiscalización de la estructura financiera del movimiento con acusaciones sin prueba sobre presunto enriquecimiento de los principales dirigentes sociales.

Como consecuencia de lo sucedido en Puebla, el Movimiento Antorchista Nacional le exigió al presidente de México que deje de calumniar y que detenga la abusiva campaña que orquesta desde el poder presidencial porque no aporta ninguna prueba y solo se vale de su investidura presidencial para atacar a una organización que le exige que cumpla sus promesas de ayudar a los millones de mexicanos que siguen en la pobreza.

La organización Antorchista tiene 47 años de existencia, hemos resistido distintos intentos por acabar con la legítima organización popular y nos solidarizamos con quienes sufren la represión política del régimen totalitario de la 4t que son muchos: los damnificados por Grace que exigen apoyos, los padres de los niños con cáncer en espera de medicamentos oncológicos, el Instituto Nacional Electoral y sus representantes que han defendido la democracia, los médicos despedidos en Oaxaca en plena pandemia,  los científicos del COCyT declarados culpables sin juicio de por medio, en fin todos los que exigen respeto a derechos elementales o piensen de forma distinta y critiquen la falsa transformación.

Ante esta situación, nuevamente queda demostrado que Antorcha es la única organización con una estructura sólida que ha resistido durante tres años los reiterados ataques del titular del ejecutivo, que no dependemos de los recursos públicos como acusa, que tenemos actividad política independiente y que seguimos al lado de las masas populares luchando por una vida digna para todos los mexicanos.

Con la larga lista de ataques está claro que estamos ante el verdadero rostro de quienes hoy tienen el poder político de la nación, ellos olvidaron tanto pancartas como exigencia de respeto  a los derechos humanos que decían defender, ahora vuelven sus odios al pueblo organizado como una salida fácil ante las inconformidades sociales y vemos como los reclamos causan irritación del presidente que no acepta ningún señalamiento al gobierno unipersonal, represivo e intolerante ante quienes exigen justicia social.