La Casa de los Perros: Morenistas en Zacatecas, atrapados

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Cuando los seis diputados morenistas abandonaron el pasado martes el Museo “Manuel Felguérez” lo hicieron con una sonrisa de oreja a oreja. Eran felices, felices, felices.

Bien cuidados por los policías estatales de Arturo López Bazán, los legisladores Mónica Borrego Estrada, Raúl Ulloa Guzmán, Dolores Hernández Escareño, Eduardo Rodríguez Ferrer, Jesús Padilla Estrada y Javier Calzada Vázquez sentían que el alma les volvía al cuerpo. Su futuro en la nueva gobernanza estaba asegurado.

Ebrios de triunfo comunicaron: misión cumplida.

Pero tristemente, para los de Morena, sus burdas acciones sólo trajeron a Zacatecas un caos nunca visto.

Y lo peor, para los de Morena, es que otra vez dejaron constancia fiel de que son los mejores propagandistas de nuestro todavía inquilino de La Casa de los Perros, y los peores aliados de David Monreal Ávila.

Lo que ayer bautizaba el diputado José Ma. Chema González Nava como la Ley David terminó como consigna. Los miles de manifestantes olvidaron que quien envió la iniciativa de reforma a la Ley del Issstezac había sido Alejandro Tello Cristerna. Ahora ya tiene otro dueño.

Gracias a Mónica Borrego, Raúl Ulloa, Dolores Hernández, Eduardo Rodríguez, Jesús Padilla y Javier Calzada, los platos rotos terminaron por ser culpa de su líder a quien los maestros y burócratas terminaron por señalar como el artífice del intento de albazo en contra de la clase trabajadora. De pena ajena.

Los seis legisladores del Museo “Manuel Felguérez”, y su nulo oficio político, quedaron atrapados, como miles de zacatecanos, en una maraña que, como todo un político, aunque diga que no lo es, terminó desenredando el gobernador Alejandro Tello.

Mónica Borrego, Raúl Ulloa, Dolores Hernández, Eduardo Rodríguez, Jesús Padilla y Javier Calzada optaron por la salida fácil: guardar silencio. Mientras, en las calles de Zacatecas, los manifestantes demostraban que el pueblo bueno cuando se levanta es de armas tomar.

Hoy, los atrapados terminaron siendo los diputados de Morena que legalmente no podrán llevar a cabo su anhelado periodo extraordinario hasta en tanto no se sienten a dialogar y a hacer lo que tanto presumen: un parlamento abierto. Pero de a deveras, no sólo como pantalla.

Alejandro Tello se despide con los maestros y burócratas de su lado. Fue él quien ante la política del avestruz ejercida por los de la 4T salió a resolver un asunto que, en realidad, ya no era de él.

Y seguramente el gobernador resistirá hasta el 7 de septiembre cuando llegue una nueva legislatura, con mayoría de Morena y sus aliados, para intentar, antes de que el reloj marque las 00:01 del 12 de septiembre, aprobar esta maldita reforma a la Ley del Issstezac.

A 10 días de que David Monreal asuma la gubernatura las cosas para su nueva gobernanza no parecen pintar bonito. Y gracias todo a la falta de alguien que se encargue, con seriedad, sapiencia y colmillo, de conducir y sostener los hilos de la política interna dentro de su equipo.

Que alguien los ayude ¡por favor!

Traidores

En este embrollo apareció, vía Facebook, Luis El Oso Medina Lizalde. Aprovechando el momento, no sólo tildó a los diputados de Morena, varios de ellos reelectos con promesas de campaña que no van a cumplir, de desaseados, irresponsables e incapaces, sino que los pintó tal como son: “Con su arbitrario proceder, solo se representan a sí mismos”.

A la cargada se sumó también el todavía dirigente estatal de Morena, Fernando Arteaga Gaytán. Él, también vía Facebook, tachó de traidores y corruptos a los diputados. Actúan para defender los privilegios de unos cuantos.

Y mientras la ciudad era un caos y los de la 4T no sabían ni para dónde correr, su tlatoani rendía un tercer informe con la presidenciable Claudia Sheinbaum en primera fila. ¡Ah!, de este magno acto parece ser que sólo el gobernador electo estuvo pendiente. Todos los demás tenían un bloqueo que eludir.

Lo que mal empieza

En una Finca Santa, los diputados electos de Morena, a seis días de rendir protesta, por fin pudieron ponerse de acuerdo y en una votación mayoritaria eligieron a la eterna alcaldesa de Villa González Ortega, la experredista Imelda Mauricio Esparza, como su coordinadora de bancada.

Nueve votos a favor, incluido el de ella, obviamente, fueron los que terminaron por encumbrar a la política como la encargada de dirigir los destinos de esta bancada que, para empezar, lo hacen mal.

Sin una agenda legislativa bajo el brazo, ni reuniones de trabajo que, se ve, mucha falta les hace, a las carreritas se reunieron sin convocar, por ejemplo, a Enrique Laviada Cirerol quien, aunque no les guste, es diputado local electo. Y, además, es al que más se le da eso del oficio político.

Pero optaron por echarle una llamada, como para que no quedara la cosa, a sabiendas de que las formas son fondo.

Y como la reunión fue a toda prisa, porque ya se dieron cuenta que el tiempo apremia, no contaron con que otra diputada, Violeta Cerrillo Ortiz, todavía sigue cobrando como regidora en Guadalupe.

La expriista, justo a momento de la votación, tenía sesión de Cabildo y optó por disculparse. Cobrar la última dieta en el Ayuntamiento de Guadalupe era su prioridad.

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