La Casa de los Perros: Hasta el final, Issstezac como moneda de cambio

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Con la amenaza de quedarse sin jugoso hueso en el gobierno que en Zacatecas entrará en funciones en 12 días –lo que sería imperdonable para quienes perdieron hasta la dignidad cuando de rodillas se pusieron–, algunos diputados de Morena de los que se van siguen desesperados por sacar adelante la reforma a la Ley del Issstezac.

Somos diputados hasta las 23:59 horas del 6 de septiembre, aseguran. Como quien dice: La esperanza muere al último.

Y es que, si no pueden conseguir un voto, pues menos podrán hacerse cargo de una secretaría, o una dirección, o algo que les permita vivir del erario unos años. ¿Verdad?

Por ello ayer, amparado en la obscuridad de la noche, el diputado Jesús Padilla Estrada movía cielo, mar y tierra para que en la CRICP aceptaran llamar a un nuevo periodo extraordinario y llevar ese dictamen, que parece maldito, al pleno de la agonizante LXIII Legislatura.

Los diputados priistas encabezados por José Ma. Chema González Nava, ósea Miguel Alonso Reyes, tienen muy poco qué perder y sí mucho qué ganar en esta negociación. Total, ellos ya se van y bien pueden hacerlo con los bolsillos llenos para transitar los tiempos de las vacas flacas.

Pero también está la palabra empeñada de que tanto el PRI, como el PAN y el PRD, ahora montados en Va por Zacatecas, estarían sí o sí del lado de los indefensos trabajadores que también anoche sonaron las campanas de guerra y se dijeron listos para tomar la sede del Congreso y evitar a toda costa que los chamaqueen.

Del otro lado, los diputados electos, esos que nomás no se pueden poner de acuerdo ni para decidir qué cajón de estacionamiento le toca a cada uno, rogaban a Dios que esa reforma a la Ley del Issstezac sea aprobada de una buena vez.

Quieren llegar al edificio de Fernando Villalpando a disfrutar de su beca, no a pasar malos ratos siendo insultados por los Sindicatos. Eso no les dijeron que estaba incluido en el paquete por el que algunos pagaron, y bien.

La cuestión es que, para unos diputados de Morena, el desgaste de intentar otra vez llamar a periodo extraordinario y llevar al pleno el dictamen de la Ley del Issstezac, con el consabido pleito con los trabajadores, sería mayúsculo y ya no vale la pena. Sólo dejaría mal parado, coincidieron, al futuro inquilino de La Casa de los Perros.

Sería demostrar, dijeron, que no hay control de parte de quien hoy ya debería tener los hilos de la política estatal en las manos, como los tiene, a pesar de los años, el exgobernador Miguel Alonso.

Velas prendidas

Omar Carrera Pérez, enlace del gobernador electo David Monreal Ávila con el Comité Ejecutivo Estatal de Morena, es uno de los que tiene varias velitas prendidas para lo que en el futuro venga.

Poco a poco, el fresnillense se fue apoderando de la dirigencia estatal, esa que tiene años sin rumbo, y por ello más de uno ya lo ve como el natural líder de Morena en Zacatecas.

Antes tenía competencia, y fuerte. Su prima Catalina Monreal Pérez estaba destinada al cargo, pero al decidir marcharse a Fuerza por México, partido que ayer recibió, al igual que Encuentro Solidario y Redes Sociales Progresistas, la notificación del INE de que no van más, le dejó el camino libre.

Pero Omar Carrera, movido como es, tiene en la mira, dicen que, con la bendición del propio Ricardo Monreal, un buen cargo en la Sedesol o en la Secretaría General de Gobierno.

¿Será?

Reconocimiento

De visita por Zacatecas anduvo Max Arriaga Navarro, titular de la Dirección de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, sí, el mismo que alcanzara fama cuando pidió a los ilustradores sentirse emocionados por participar en la edición de los libros de texto y que por ello no deberían exigir pago alguno.

En estas tierras, el célebre funcionario de la 4T se encontró con Simitrio Quezada, quien por cierto promueve la lectura por goce y jamás como un acto individualista, y le reconoció los resultados obtenidos desde la Coordinación Estatal de Bibliotecas.

Y ya encarrerado, gozando de los viáticos de su cargo, Max Arriaga inició la entrega de los primeros paquetes, con 32 libros cada uno, para repartir a los 242 centros bibliotecarios de la entidad.

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