UAEMEX, la exigencia es también para alumnos

RAÚL MANDUJANO SERRANO

Mire Usted –refiere el andaluz de los ruedos informativos-, hace unos días, algunas madres de familia, pero, sobre todo, algunos estudiantes universitarios de nuestra máxima casa de estudios entregaron en la Secretaría de Rectoría, un pliego petitorio para demandar la gratuidad en los libros para estudiar. Iban abanderados por una organización radical o activista, denominada asamblea universitaria de la UAEMex.

Tratemos de entender este tema desde dos ópticas: primero, la económica, y aquí comprendemos las finanzas de las familias (el amanuense es también papá de universitarios). Hay que pagar inscripción, que van de entre los dos mil 200 hasta casi 5 mil pesos, y encima comprar libros y útiles para cumplir con los planes académicos de cada materia que, por semestre, llegan a ser entre 6 y 7 materias. En el caso de licenciaturas, con ese nuevo esquema de créditos cumplidos, podrían tener por semestre desde 1 materia hasta 8. Terrible este tema del que hablaremos en otro momento. Pero bueno, lo cierto es que hay gastos, sin duda.

Ahora bien, vayamos al plano académico, ese del que se desprende las exigencias. Iniciemos con los docentes. Mire, la educación áulica debe ir acompañada del fomento de la práctica. Es 50 y 50. Pedagogos como Paulo Freyre e Iván Ilich, hablaban, el primero de la libertad para aprender, y el segundo, de desescolarizar los aprendizajes. Ambos, por años, intentaron acercar la educación en las escuelas a los problemas cotidianos, los de la vida real.

De ahí es que nace el termino libertad de cátedra, que supone la posibilidad de expresar las ideas y convicciones que cada profesor asume como propias, las que nacen de su propia experiencia. Aquí, quizá, los maestros deben actualizarse y no limitar su andragogía a los libros. Algunos docentes lo hacen y apoyan a sus estudiantes proporcionándoles fotocopias sobre los contenidos que necesitan para evitar gastar innecesarios. Y habría que recordarles que la Universidad cuenta con un gran repositorio académico y de consulta, que no les cuesta.

El periodista recuerda sus tiempos de estudiante. A veces sólo llevaba 10 pesos en la bolsa para el camión, y los usaba para pagar copias. Ni modo, se regresaba caminando, pero no se ponían pretextos para estudiar, ni hacían “pintas” o marchas irresponsables. La violencia no es el camino y menos debe ser solapada por padres de familia. Le diré –reflexiona el hacedor sotanero-, miles de estudiantes quisieran una oportunidad para ocupar un espacio universitario. Los que lo tienen y exigen, también deberían responder con calificaciones de excelencia que respalden sus quejas…

Cuba, el peligro del comunismo 

Mientras degusta de un elote tierno, de cacahuazintle, bañado en crema y queso, el hacedor sotanero piensa que, lo que ocurre en Cuba, es tristemente reflejo de lo que muchos no alcanzan a comprender y culpan a Estados Unidos. Y es que el poder político, con base en el sometimiento ideológico, causa daños terribles al estar por encima del bienestar social. Los inicios de estos regímenes son esperanzadores, pero con el tiempo son devastadores. Venezuela, Bolivia o la URSS, tuvieron y tienen que experimentar matanzas, desabasto médico y de alimentos, pobreza, desempleo y siempre lo han querido ocultar “callando” a la prensa y a cualquier medio de expresión libre.

Mire, en 1959 el triunfo de la Revolución Cubana marcó un parteaguas para la historia de América Latina y para el Movimiento Comunista. El proceso liderado por Fidel Castro inspiraría a muchos empero, los sueños se terminan y los despertares son tristemente crudos… Hasta otro Sótano.

Twitter: @raulmanduj