Juventud resiliente: La oportunidad de la Pangea continental

RODRIGO RODRÍGUEZ OLVERA

Las condiciones actuales que vive el mundo nos llevan a un escenario de reflexión que da como resultado la incertidumbre, zozobra y crisis colectiva, debido principalmente a la pandemia sanitaria que golpeó severamente al continente americano, en particular a naciones como Estados Unidos, Brasil y a nuestro país.

Por naturaleza humana y por ende colectiva la reacción a la incertidumbre que provocó el coronavirus es de tratar de malabarear el presente en medio de sobresaltos, situación que nubla el cavilar de que existen oportunidades, en especial para México, que tiene una coyuntura para que tome un lugar como líder mundial y referente geográfico.

En anteriores décadas se soñaba con la formalización de un cinturón latinoamericano que pudiera ser referente integral ante el mundo, anhelando que esta unión pudiera dar la lucha económica y que por fin se reconociera la valía que poseen estos territorios en todos los aspectos y que sin excepción definen a las potencias.

Quien quedaba fuera de la anterior utopía dentro de América era Estados Unidos, debido a que el poder que presentó durante enorme cantidad de tiempo le hacia pensar a la oligarquía de aquel país que podía y debería de prescindir de los países con los que comparte hemisferio.

La oportunidad que puede ser la pandemia para ejecutar una reestructura que conlleve a la unión de los países del continente es inmejorable y ubicaría a México como enlace de este gran cinturón con sus respectivos privilegios; siempre y cuando se dejen fuera distractores que acusan a una alianza semejante de adjetivos paranoicos diversos, pudiéndola malamente calificar de cegadora de libertades o comunistoide.

Desglosado el resquicio y quitándole los tintes soñadores; el buffet esta abierto. La etapa cíclica muestra a los demócratas estadounidenses encabezados por Biden con la apertura para fortalecer su mercado desde lo que les resulte menos caótico y en este caso es voltear con sus vecinos. Por otro lado, Brasil y nuestro país comparten áreas de oportunidad y debilidades, por ende, la conexión sería inmediata, lo cual otorgaría por efecto dominó la respectiva adhesión de las demás naciones “del nuevo mundo”. La cooperación rusa y los enlaces mercantiles con el mercado asiático ponen a nuestro país como una especie de tercer país seguro en la Pangea económica de América y ya no en una referencia al asilo de migrantes sino como mediador ante la unión continental y el resto del mundo.

Con Estados Unidos, México y Brasil encabezando esta gran confederación se le podría hacer competencia hasta a la Unión Europea más prolífera o a la China más industrializada. El camino es alentador a pesar de los tiempos tan aversivos que en el presente se manifiestan. En lo doméstico México debe de apretar su estrategia para lograr un sexenio de trascendencia mundial y una agenda 24-30 de bonanza integral, en especial el presidente López debe de aumentar la vigilancia en las Relaciones Exteriores debido a que el cenutrio canciller Ebrard se quedó corto, por decir lo menos.

Nos leemos la próxima si Dios, adiós.

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