La doble moral aplicada a las alianzas electorales

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

El proceso electoral avanza, el próximo año los zacatecanos acudiremos a elegir un nuevo Gobernador, 4 Diputados Federales, 30 Locales y 58 ayuntamientos. Conforme pasan los días se incrementan los encontronazos de los partidarios de cada uno de los posibles candidatos que con mucha recurrencia los protagonizan en las redes sociales y los señalamientos aumentan de tono acudiendo incluso a aseveraciones sin sustento y con la repetición cansina de frases trilladas como la de “conservador”, “neoliberal”, ”corrupto”, etc.

Desde mi colaboración anterior destacaba mi preocupación por el sesgo que han tomado algunos de los medios de comunicación que lejos de cumplir la tarea de informar puntualmente han caído en un abierto apoyo a favor de quien simpatizan  exagerando recurrentemente sus virtudes y condenando las acciones de otros actores. El día de ayer me tocó ser víctima de esa visceralidad debido a un encuentro sostenido entre la dirigencia del Partido Acción Nacional (PAN) y un servidor, entre otras cosas se nos deseó que nos enfermemos, pero lo curioso del caso es que el señalamiento lo hacen los mismos que aplauden desaforadamente que el Presidente de la República no use cubrebocas para evitar la Covid-19.

Y el mismo tratamiento le están dando al tema de la alianza que pretenden conformar el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática, por el contrario, se aplaude y aclama la posibilidad de una coalición entre los partidos que históricamente se han sumado a MORENA a la que se adhiere también el PVEM.

Pareciera que muchos actores de la vida pública pierden de vista algunos  elementos que a mi juicio son dignos de análisis, pues con ello nos daremos cuenta de que estamos ante un acto de vil pragmatismo y torcimiento motivado por interés de grupo. Veamos.

Primeramente creo que se falta en absoluto al rigor, a la lógica más elemental desacreditando la unión de partidos por el simple hecho de que con anterioridad no se haya logrado pues de eso no se deriva que se quebrante alguna regla, norma política o moral. También se parte a veces de que se trata de institutos con doctrinas irreconciliables, pero se pierde de vista que en la elección del 2018 el partido guinda coincidió en las boletas con Encuentro Social que tiene un origen e identidad con grupos religiosos y que hoy se suma el PVEM que igual a respaldado al tricolor o al albiazul cuando ocuparon la presidencia de la república.

En segundo lugar, nadie puede olvidar que la inmensa mayoría de los cuadros de primer nivel como el propio Presidente López Obrador, el coordinador en el Senado Ricardo Monreal Avila, el canciller Marcelo Ebrard o el diputado Porfirio Muñoz Ledo tienen un pasado priista u otros como la diputada Tatiana Cloutier, el senador German Martínez y otros tienen un largo historial en su pasado como destacados cuadros de Acción Nacional, por tanto, desde mi óptica hay una desmemoria o de plano un acto de cinismo al descalificar en absoluto la unión de los partidos en cuestión cuando muchos de esos críticos son ex militantes de esos institutos políticos apostando a que la gente crea que todo lo malo quedó en las filas de estos y los neomorenistas son un dechado de virtudes.

Por último, resulta bastante preocupante la doble vara, la bipolaridad para desatar críticas furibundas cuando se trata de señalar errores o dibujar equivocaciones, pero cuando se refiere a sus partidarios hay una sobreestimación o un cómplice silencio de algunos medios de comunicación y  actores políticos, que de seguir así generarán desconfianza de la población. Creo que la mejor alianza será aquella que se haga con los ciudadanos y logre obtener la simpatía de todos los sectores de la población, ese debería ser el propósito de los aspirantes en vez de perder infructuosamente el tiempo en denostaciones.