Entre violencia y pandemia 

JUAN GÓMEZ

Castigado por el aumento de la violencia desde hace aproximadamente 12 años, período en el que hicieron su aparición elementos del crimen organizado en el estado, especialmente del Cártel de los Zetas -después llegarían más células criminales a disputarse la plaza-, el estado de Zacatecas se ubica en los primeros lugares nacionales de muertes dolosas, pero la aparición de la pandemia en las postrimerías del mes de marzo del presente año, generan un escenario de muertes altamente preocupante en el estado.

Zacatecas registra hoy día la muerte de casi dos mil de zacatecanos a causa de la violencia y de la pandemia Covid-19, lo que genera un escenario muy preocupante en una entidad federativa que tiene una población de Un millón 600 mil habitantes aproximadamente, y con una fuerte expulsión de su mano de obra al extranjero, especialmente a los Estados Unidos.

Hasta el mes de octubre pasado el estado de Zacatecas ocupó el nada honroso primer lugar en cuanto al incremento de homicidios dolosos en el país, al registrar un aumento del 63.1 por ciento lo que significa que se cometen 49.7 homicidios dolosos en el estado por cada 100 mil habitantes, de acuerdo al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

La situación es altamente preocupante puesto que el comportamiento de homicidios de esta clasificación, ubican a esta entidad federativa, en cuanto a su incremento proporcional en primer lugar nacional, lo que evidencia la incapacidad de las autoridades tanto federales como estatales para frenar la violencia en el estado.

Hasta el mes pasado se habían registrado 544 homicidios dolosos en el estado que, comparado con el año de 2019 en el que en el mismo lapso se generaron 418, consolidan al presente 2020 en el más violento en la historia criminal del estado lo que significa que hasta el mes de octubre hubo un aumento del 30.14 por ciento.

En otras entregas he comentado que durante la campaña del actual gobernador priista, Alejandro Tello Cristerna, uno de sus principales compromisos de campaña fue el combate a la violencia, fenómeno que ni siquiera ha sido atenuado y mucho menos controlado por la actual administración estatal.

Si el presente año se perfila ya como el más violento en la historia criminal del estado ¿Cómo será el próximo 2021 cuando en el Presupuesto de Egresos 2021 desapareció el Fideicomiso para el Fortalecimiento para la Seguridad?

Los municipios que ancestralmente han estado debilitados para ejercer las acciones de seguridad pública, el próximo año estarán más menguados para poder generar acciones de coordinación en materia de seguridad con las autoridades estatales y federales, lo que será aprovechado por el crimen organizado.

Preocupa todavía más cuando los ciudadanos vemos que el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana del gobierno federal, Alfonso Durazo Montaño, renuncia a su cargo para ir a buscar una candidatura para gobernar a su estado nativo, Sonora, sin entregar buenos resultados pero con el “reconocimiento” del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Son, sin duda, dos años perdidos de combate a la violencia que no podrán ser recuperados en la actual administración federal, pero se privilegia la política sobre la seguridad de los gobernados.

En materia sanitaria la situación es similarmente preocupante debido al número de víctimas de COVID-19 que en México ya alcanza las 101 mil 676 muertes, sin que se vea una contención en la propagación de la pandemia, ante lo cual el discurso presidencial recurrente es culpar al neoliberalismo y a los gobiernos anteriores corruptos que dejaron “un desastre” en el sistema hospitalario en el país.

Empero la actual administración jamás evitará reconocer su responsabilidad para enfrentar esta situación que ha dejado enlutados a miles de hogares mexicanos.

El escenario global de la pandemia evidentemente afecta a Zacatecas en donde 1,358 personas han muerto hasta este domingo 22 de noviembre, contagiados por el COVID 19, lo que significa que los zacatecanos están arrinconados por estos dos flagelos, el de la violencia criminal y la pandémica, sin que se vea una luz al final del túnel.

El presente año está terminando con un escenario preocupante en el estado, plagado de serios riesgos que ponen en peligro la integridad física de sus habitantes, y por otro lado, un panorama financiero incierto con una perspectiva político electoral que pondrá en juego el presente y el futuro del estado.

Violencia y economía volverán a ser parte de los discursos de los candidatos al gobierno del estado el próximo año cuando se renueve el gobierno del estado, las 58 presidencias municipales y los cuatro distritos federales electorales. ¿Otra vez?

Al tiempo.