Eliminación de los fideicomisos

ADOLFO BONILLA GÓMEZ

Los fideicomisos cumplen una función importante. Estas figuras de índole administrativo servían para dar certidumbre temporal y jurídica no solo a los estados y municipios, sino a los académicos, científicos, creadores, cineastas, víctimas de la violencia, y a los afectados por fenómenos naturales, como el huracán que resienten Quintana Roo y Yucatán.

Con estas figuras muchos proyectos trascendían a la anualidad de los presupuestos gubernamentales y muchos vaivenes los que provocan los procesos políticos.

Así se pensó cuando presentamos el Fondo Minero, porque si dejábamos en manos de la Secretaría de Hacienda, con el pretexto de que terminaba el ejercicio fiscal el 31 de diciembre se pudieran perder los recursos si no se presentaban los proyectos y se concluía la gestión correspondiente.

El tiempo mismo nos dio la razón, porque todavía estábamos peleando recursos de 2017 este año, porque ese recurso ya es de los municipios y de los estados. Con la eliminación de los fideicomisos se pierden todos estos recursos.

Junto al Fondo Minero desaparecen más de 12 mil millones de pesos de la Financiera Rural, que era un soporte para impulsar el desarrollo agropecuario.

Desde principios de año dimos cuenta que en el presupuesto del ejercicio fiscal 2020 dejaron fuera al Seguro Agrícola Catastrófico. Ahora sin recursos se quedan sin cobertura los productores de frijol de la colonia Hidalgo, Charco Blanco, Mateo Gómez y la colonia González Ortega, donde se registraron afectaciones por las heladas que se presentaron en esta semana.

Ahora, con el argumento de que había corrupción, desaparecen los 109 fideicomisos. Sin previo análisis y evaluación los liquidaron. Lo que observamos es que, los fideicomisos no son corruptos, los corruptos son los que los administran y no hubo castigo para nadie.

Son dos años de esta nueva administración y -es triste escuchar-, que no hayan tenido la capacidad de corregir los vicios que tanto han señalado, lo que pone en duda el argumento esgrimido.

Hay dos fondos que nos dan una idea de que no era necesario cambiar la ley o desaparecerlos.

Primero, el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestales. Éste fondo estaba previsto para cuando se registraban caídas en los ingresos.

El Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestales en 2018 tenía 280 mil millones de pesos. Con la caída de los ingresos lo bajaron a 170 mil millones a fines del 2019 y prácticamente en 2020 no tiene nada, y no se tiene registro del destino de los mismos.

Segundo, el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, que contaba con 89 mil millones de pesos a fines de 2018, bajó a 60 mil millones a fines de 2019; y, probablemente termine este año en cero o cuando mucho quede con 25 mil millones de pesos. Llama la atención la forma de tomar decisión de esta naturaleza.

Son decisiones que contrasta con la reducción de las licitaciones para dar paso a la adjudicación directa por el gobierno Federal. El registro es que está a niveles mínimos de los últimos años, es decir, no hay uso correcto de los recursos. Esa parte sorprende nuevamente.

Hagamos la reflexión, la mayor obra que hizo cuando fue Jefe de Gobierno -el hoy Presidente de la República- fue el primer tramo del segundo piso del Periférico y fue posible por un Fideicomiso.  Son temas que vale la pena profundizar el análisis.

Ante tales circunstancias que se viven con la eliminación de los fideicomisos, es preciso que nuestros diputados federales nos expliquen ¿en dónde está el beneficio para Zacatecas con la desaparición de los fideicomisos? Si preguntamos a los deportistas, al gremio cultural, a los agricultores, por mencionar algunos, si están de acuerdo con esta decisión, estoy seguro que te dirán que no.

Hay mucho que analizar y valorar de lo que no hemos perdido, sino de los que nos han quitado.