Dos años: ¡Como balde de agua!

RAÚL MANDUJANO SERRANO

El hacedor sotanero cuenta una anécdota: Me preguntó uno de mis alumnos universitarios si vivimos ya en un país socialista. ¡Parece! –Replica otra alumna- “hubo escases de gasolina, alimentos, la canasta básica por las nubes, no hay empleo, los robos al por mayor, y parece que es mejor dar becas sin beneficios que oportunidades de superación a la gente, a nosotros los jóvenes…” Tras una pausa les dije: México vive un pandemonium, su peor momento porque, parece que estar desinformados es una estrategia, y culpar al neoliberalismo y a los ricos es la salida.

Pero eso no es socialismo. El socialismo impulsa que la propiedad y los medios de producción los tengan las clases trabajadoras con el fin de lograr una igualdad política, social y económica. Eso no está ocurriendo, más bien estamos en un estancamiento social que quiere caminar al anarquismo, pero, como dicen en la calle, “nomás ni fu ni fa”.

No es igual hablar y prometer que gobernar, por eso Andrés sale a hacer campaña, es lo que mejor le sale, porque si pierde el congreso en 2021, gobernar no le será nada fácil.

El Covid no le vino como anillo al dedo, más bien le cayó como balde de agua. Si en dos años de gobierno no ha podido impulsar el crecimiento económico, menos aún lo logrará con las políticas sanitarias mal diseñadas que han creado confusión y desempleo, desconfianza y credibilidad, inseguridad y enojo social.

Por eso no estamos en una nación socialista, les responde a sus alumnos. Los peores escenarios están aquí: el crimen organizado y el no organizado, la falta de una estrategia de salud que confunde con tantos “picos”, el desempleo, los súper gasolinazos y su afán de culpar de todo a los ricos, a esa clase social que él asegura es responsable de todo lo que le pasa a México y por ello no logra avanzar, son los pretextos del poder que no quiere perder y podría estar en la etapa de negarse a cumplir con sus promesas y tomar decisiones anárquicas o tajantes.

Las cosas están de la patada. Ya no hace bromitas del crimen, pues se dio cuenta que la estructura de seguridad está infiltrada y comienza a admitir que es mejor combatir delincuentes que ceder. Parece que Calderón y Peña no estaban tan mal. El ejemplo más claro es el sucedido en la Ciudad de México con un ataque directo del Cartel Jalisco Nueva Generación, que pone al descubierto la existencia de mafias consentidas, pero fuertemente armadas.

Le urgen al presidente golpes mediáticos, quizá confiese “el Mochomo” y se aclare la desaparición de los 43 de Ayotzinapa, o que Lozoya venga de España para confesar que la culpa de toda la situación de desvíos económicos es de Videgaray, y así, sólo con eso, podría tener un alza en su decadente popularidad, porque por la economía y la salud, en el país estamos de cabeza. “¿Y el TMEC?” –Pregunta otro de mis alumnos-. Es curioso, le comenta el editorialista irreverente, pero es, en este momento, esa estrategia neoliberal y capitalista, respaldada por empresarios ricos, como el tratado comercial se ha convertido en una pastilla para los dolores de un presidente de izquierda.

Es momento, para el presidente, de comenzar a replantearse objetivos y quizá los tenga que conciliar con alguien, con Donald Trump, que para las naciones de izquierda del mundo no es el mejor aliado. Y no salgan sus defensores a decir que fue culpa del pasado, ese chistecito ya pasó.

Twitter: @raulmaduj