La transformación del Padre Solalinde

MARÍA DEL SOCORRO CASTAÑEDA DÍAZ

Esta semana quiero tratar un asunto que me parece digno de atención, no tanto por dar importancia a un personaje que probablemente no debería tenerla, sino porque justamente ese individuo es un ejemplo del nivel de contradicción en el que al parecer es necesario caer para continuar apoyando a pie juntillas las acciones de la famosa Cuarta transformación.

Tengo la impresión de que la 4T es una especie de credo en el que cada día hay dogmas nuevos, y que sostenerla como fiel seguidor es más bien un acto de fe. Me basta citar los dichos de una persona que con el paso del tiempo ha mostrado con sus declaraciones que se acomoda y se adapta como sea a lo que este gobierno hace.

Estoy hablando ni más ni menos que del sacerdote Alejandro Solalinde Guerra. Debo decir con todo respeto que el autonominado defensor de las personas migrantes no se ha caracterizado ni por ser discreto y mucho menos por ser prudente a la hora de abrir la boca cuando los reporteros le preguntan algo. Muy al contrario, tiene la respuesta pronta, y como al parecer también tiene complejo de infalible, suelta a bocajarro lo que sea, con la tranquilidad que le da saber que muy difícilmente habrá alguien que lo contradiga.

Así, por ejemplo, el señor cura, el 5 de noviembre de 2018, un mes antes del inicio formal de la 4T, pidió a los migrantes que entonces entraron en territorio mexicano en caravana, que consideraran la posibilidad de quedarse en México, porque el gobierno de Donald Trump podría separar a las familias. “Lo que va a pasar allá, aunque tengan asesoría jurídica es que él va a separar a las familias y a los niños; ha llevado a los papás a la cárcel y después los deporta”.

En aquellos días, Solalinde aseguraba: “Hay trabajo. El presidente de México va a iniciar el primero de diciembre tres obras muy grandes, entonces ustedes podrán tener trabajo si gustan para que empiecen aquí. El campo necesita mucha gente, también hay un fondo para mamás solteras. Pueden quedarse y empezar. Mejor piénsalo bien y los que se quieran quedar los podemos ayudar”[1].

¡Cómo cambian las personas! Quise hacer una cita tan larga para que quienes tienen la paciencia de leer estas líneas puedan conocer lo que entonces decía Solalinde a los migrantes que entraban en México con la intención de llegar a Estados Unidos. El mensaje era claro: “quédense aquí, porque a ustedes les va a llegar la bendición del Peje todopoderoso”. Ni más ni menos.

También me gustaría mostrar cómo antes, en 2014, el sacerdote se mostraba ante los medios de comunicación como el paladín de los derechos humanos. No tenía empacho alguno al decir que las personas migrantes eran “una oportunidad de cambio”, por ejemplo, para una Europa envejecida. Entonces, en un discurso que se antojaba coherente y equilibrado, hablaba de que “toda la humanidad se encuentra en estado de vulnerabilidad porque por encima del ser humano está el dinero” y que ese era el origen de una migración castigada.

En aquellos que hoy parecen lejanos tiempos, explicaba la presencia en México de las personas provenientes de Centroamérica como resultado de “una situación de violencia local y fragilidad social […] Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua “son países violentados, unos por guerras, otros por conflictos sociales internos, pero todos tienen una característica que es el desamor, la desatención de parte de las autoridades” […] a los políticos nunca les ha interesado las tragedias de sus pueblos y no se han preocupado por cerrar heridas, por buscar la unidad, por mejorar el nivel de vida y la calidad humana digna.

Entonces, Solalinde incluso hablaba de la institución a la que pertenece, porque “la Iglesia católica en concreto “tampoco se ha preocupado mucho por eso” [,,,] “Las estructuras de 700 años de poder y dinero son muy difíciles de cambiar y no creo que cardenales y arzobispos quieran prescindir de la comodidad y la posición privilegiada con la que viven”[2].

Pero las personas cambian y a veces el cambio significa evolución y en otros momentos es un claro retroceso. En ocasiones es también contradicción y así se evidencia una total carencia de sinceridad. Por eso resulta incluso inquietante observar cómo hace tiempo el religioso explicaba la migración de una manera y hoy lo hace de otra muy diferente.

En septiembre de 2019, aseguraba que la migración de personas provenientes de Centroamérica hacia Estados Unidos era “una pelea de boxeo en la que al cuadrilátero subieron a una esquina a la migración que no pega, pero se defiende, y en la otra esquina a Trump, pero no está solo.

Como árbitros o mediadores, puntualizó, están los gobiernos y todos aquellos actores que están dispuestos a ser manipulados para hacerle el juego al sistema capitalista”[3]. Si detener en la frontera a los migrantes usando la fuerza de la Guardia Nacional no es hacerle el juego a Trump, entonces que nos perdone Solalinde por ser tan injustos con un gobierno que está dejando caer toda su fuerza con personas a las que obviamente ya no les ofrece trabajo y muy al contrario, les deja muy claro que aquí no pueden estar.

Hoy, según Solalinde, la lucha de los migrantes por llegar a territorio estadunidense prácticamente no existe. Desde su punto de vista, la situación ha cambiado y, al parecer, según él, prácticamente ya se acabó la vulnerabilidad, las circunstancias son muy distintas, y los migrantes ya no son esos seres que deben defenderse del malvado Trump, porque en realidad, “[…] no quieren ir a Estados Unidos, sino que por razones geopolíticas pretenden reventar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador”. Así de plano, en 2020 “[…] esta caravana es una provocación contra el Estado mexicano y en concreto contra López Obrador»[4].

Desde su punto de vista, habría oscuros intereses que hacen que las personas centroamericanas, así nomás, decidan actuar contra la 4T y en lugar de buscar una vida mejor, en vez de querer pasar por territorio mexicano para llegar a Estados Unidos, tengan como único objetivo hacerle la vida imposible al presidente. Así de claro. Lo que no entendí si estas personas son fifís, conservadores o mafia del poder, porque todavía no están ubicados en alguna de las clasificaciones del presidente mexicano, al menos por ahora, aunque quizá Alejandro Solalinde Guerra decidirá pronto darles un nuevo epíteto, pues al parecer, en el tema de migración es él la gran autoridad de la cual la 4T se vale para expresar una postura en la que “primero está México”, nación que, digamos la verdad, hasta ahora y casualmente desde que el presidente Trump amenazó con imponer ciertos aranceles, ha sido de facto, un tercer país seguro.

Así de triste es la situación. No es posible hasta ahora comprender con claridad si Solalinde habla así nomás por puro amor a la camiseta, o si tiene un interés específico al decir que si a los migrantes no les parecen las condiciones que plantea el gobierno mexicano para entrar a su territorio, pueden mejor quedarse en Guatemala[5]. Es como si no conociera la realidad de lo que está ocurriendo en la zona fronteriza y pensara que la desesperación de quienes intentan entrar al territorio mexicano no es genuina y tiene su origen en un injusto deseo de hacerle daño a López Obrador. Como si lo conocieran, como si les importara más atender a la política que cubrir sus necesidades más elementales.

El señor cura acusa y señala sin tener pruebas. Supone, expone y habla ante la prensa de que hay personas que manipulan a los migrantes y los hacen moverse para “reventar” a la 4T. Probablemente lo mejor que podría hacer el otrora defensor de los migrantes es armarse de valor y presentar pruebas, pelos y señales, dar nombres, decir lo que desde su punto de vista está sucediendo, pero dejar de abrir la boca a lo loco porque al hacerlo, está incurriendo en un grave acto de irresponsabilidad, pues sabemos que habrá incondicionales del Gobierno Federal que creerán sin cuestionar lo que Solalinde dice y sin duda, tomarán una postura xenofóbica, sobre todo pensando en que cualquiera que toque al actual gobierno no merece más que desprecio. Mucho más si se trata de extranjeros que “nos vienen a quitar trabajo” y todos esos lugares comunes que se promueven para dejar en una pésima postura a quienes intentan ya no digamos quedarse en nuestro territorio, sino al menos atravesarlo, con todos los peligros que dicha acción conlleva.

La gente cambia. La transformación de Solalinde (esta sí, de cuarta) da mucho para pensar. El problema es que así como él, en otros aspectos hay personas que se encargan de defender lo indefendible, que hablan nomás porque Dios les dio boca y que así, con la mano en la cintura dejan en los medios dichos que, querámoslo o no, trascienden y sirven como bandera a muchos que de por sí, consideran que la migración es un problema y con declaraciones así, encuentran una justificación “lógica” para, por lo menos, rechazar, detestar y hasta odiar a muerte a quienes osan, desde la frontera sur, desestabilizar al razonable, brillante, soberano y eficiente gobierno de la Cuarta Transformación.

[1] Disponible en https://www.eluniversal.com.mx/estados/solalinde-pide-caravana-migrante-que-se-quede-en-mexico

[2] Disponible en http://www.revistapueblos.org/blog/2014/04/03/alejandro-solalinde-las-personas-migrantes-son-la-oportunidad-de-cambio-para-una-europa-envejecida/

[3] Disponible en https://www.latimes.com/espanol/mexico/articulo/2019-09-11/solalinde-la-migracion-no-la-detienen-ni-las-negociaciones-mexico-eua

[4] Disponible en https://www.am.com.mx/noticias/Migrantes-quieren-reventar-gobierno-de-AMLO.–sacerdote-Alejandro-Solalinde-20200126-0045.html

[5] Disponible en https://www.diariodeconfianza.mx/a-solalinde-se-le-salio-el-diablo-con-los-migrantes/

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