Cuatro meses con las ocurrencias del presidente

MARÍA DEL SOCORRO CASTAÑEDA DÍAZ

Este 1 de abril se cumplen cuatro meses de la toma de posesión del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Cuatro meses del inicio de la tan llevada y traída Cuarta Transformación que, sinceramente hasta ahora no se ha visto. O al menos algunos mexicanos no hemos entendido del todo en qué nos estamos transformando.

Será que en realidad hasta el momento no se ha dado ningún cambio importante, por más que cada mañana el jefe del Ejecutivo federal se esfuerce en convencernos de que ya nada es como antes. Será que algunos escépticos sencillamente no queremos ver lo que aparentemente está ocurriendo. Como sea, lo que hay que reconocer es que todos los días el presidente nos reserva una sorpresa que, si quienes habitamos en este país no estuviéramos directamente involucrados, nos resultaría francamente divertido observar.

El problema es que aquí nos tocó vivir, como diría la distinguida periodista Cristina Pacheco, y por lo mismo, a muchos nos hace muy poca gracia lo que sucede. Digamos que lo menos que nos pasa es que vemos con desconcierto las ocurrencias del presidente que, de acuerdo con algunas encuestas, sería el más popular en mucho tiempo.

En verdad no es mi intención recriminar ni reprochar las actitudes del mandatario, sin embargo, es importante tenerlas bien presentes por una sencilla razón: se trata de un jefe de Estado y lo que hace, como ya lo expresé, nos afecta a millones de personas, hayamos votado por él o no.

Trataré, sin embargo, de escribir sin que por eso parezca que me estoy rasgando las vestiduras. No se trata de escandalizarnos con lo que hace el mandatario, sino más bien la intención es dejar testimonio de los hechos que han tenido amplia difusión, sobre todo a través de las redes sociales, a las que el de Macuspana bendice tanto, pero que no siempre le son favorables.

El primer enredo en el que se metió el presidente en estos días tuvo resonancia a nivel internacional. Ni más ni menos que enviar sendas cartas al Rey de España y al Papa Francisco, cuyo contenido total no se ha hecho ni se hará público, aunque se filtró un borrador al diario Reforma1.

En la zona arqueológica de Comalcalco, en Tabasco, el presidente y su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, hablaron sobre el tema y fue el presidente quien reveló que había enviado las cartas. Hasta antes de eso, nadie había hablado del asunto, sencillamente porque no lo conocía. En el video publicado en su cuenta de Twitter, AMLO dijo, respecto a la conquista: “lo cierto es que fue una invasión y se cometieron muchas arbitrariedades, se sometió a los pueblos que habitaban lo que ahora conocemos como nuestra América”. Además, acreditó la autoridad de su esposa para hablar también del asunto, porque, dijo, ella hizo su tesis de Maestría sobre Bernal Díaz del Castillo. Luego, el presidente afirmó: “[…] envié ya una carta para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos. Hubieron matanzas, imposiciones. La llamada conquista se hizo con la espada y con la cruz, se edificaron las iglesias arriba de los templos, se excomulgó a los padres de nuestra patria. Es tiempo de decir vamos a reconciliarnos, pero primero pidamos perdón, yo lo voy a hacer porque después de la colonia hubo mucha represión a los pueblos originarios, con el exterminio a los yaquis, a los mayas […] que el año 2021 sea el año de la reconciliación”2.

Y así, el 25 de marzo inició una polémica que obviamente llegó hasta España, donde las exigencias de López Obrador no fueron vistas con buenos ojos por una parte de la opinión pública, que se expresó en los medios de comunicación y en las redes sociales desaprobando la petición del presidente mexicano, que más de uno sospecha está fundamentada en la influencia que tiene su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller. Ni qué decir del gobierno español, que rechazó “con toda firmeza” disculparse con los mexicanos3.

El caso es que, a partir del envío de esa carta, surgen muchas interrogantes hacia lo que el presidente hace, sobre el modo en que se conduce, sobre la pertinencia de sus ocurrencias que cada vez son más evidentes y comienzan a rayar en el absurdo. Podremos estar de acuerdo con el hecho de que la conquista fue, en efecto, una masacre. Podremos incluso compartir la idea que hay crímenes que no tienen fecha de caducidad y que lo ocurrido

entonces debería ser necesaria y vergonzosamente recordado. Pero lo que se antoja incongruente es que de la nada, el señor haya hecho semejante maniobra, ignorando incluso que tiene a un canciller que probablemente habría demostrado mucha más dignidad e inteligencia, porque si algo le sobra a Marcelo Ebrard es talento y clase.

Sin embargo, el pobre secretario de Relaciones Exteriores no pudo hacer nada más que salir al quite con un mensaje en Twitter que más bien recuerda aquellas célebres declaraciones que empezaban con la frase “lo que el presidente quiso decir…”. Ebrard solamente pudo atajar y explicar que “la carta enviada por el Presidente López Obrador a las autoridades españolas es una propuesta de reconciliación histórica. No se funda en el rencor sino en la verdad. No busca conflicto sino encuentro. Las relaciones entre ambos países se mantendrán cordiales y vigorosas”4.

La infeliz ocurrencia del Peje tiene muy variadas lecturas, y ya se ha comentado mucho al respecto, pero el mismo presidente ha mostrado, como siempre, que tiene la piel muy dura y que muy difícilmente reconocerá un error. Su comentario luego de lo ocurrido fue sencillamente “me siento hasta contento porque se despertó un debate que es importante, la historia es importante, la memoria histórica, es importante saber de dónde venimos para saber hacia dónde vamos… y ya logramos ese propósito”5.

Efectivamente, el hombre tiene una seria fijación por la historia. La conoce, es un hecho. Se nota que se ha preocupado por aprender fechas, hechos, datos relevantes algunos e intrascendentes otros. Cada día en su conferencia mañanera cita alguna situación del pasado. Su memoria es admirable, pero a fin de cuentas, está cayendo en lo que el escritor argentino Andrés Oppenheimer señala respecto a que “la obsesión con el pasado es la principal problemática generalizada en los países de América Latina, pues […] los gobiernos latinoamericanos ensalzan a los héroes del pasado y sus logros y se dedican a emular a estos líderes, cayendo […] en una ‘pasión necrológica que consume gran parte de sus discursos políticos y la energía de sus gobiernos’”6.

Eso, sin contar con que el Peje insiste hasta el cansancio en señalar, respecto a la historia reciente, lo que “aquellos corruptos” fueron, el modo sucio en que se condujeron, lo malas personas que eran y obviamente, todo eso para prometer que ellos harán algo en un futuro que se antoja lejano, y eso es lo más desesperante, porque no termina de empezar toda esa belleza ni toda esa maravilla que su gobierno promete ser. Es como si tuviéramos un presidente que cada día se presenta como si estuviera en campaña, como si nunca fuera a empezar a gobernar, y eso es francamente muy desalentador.

Otra de las tonterías de la semana fue su airado: “que levanten la mano los que piensen que debemos de contestar a Trump cada que se refiere a México»7. Aquí el tema es que el presidente estadunidense decidió amenazar con cerrar la “maldita frontera” con nuestro país, si el gobierno de López Obrador no detiene la migración indocumentada8. Lo curioso es que, ante esa amenaza, ante las bravuconadas de su homólogo, el señor presidente de México sencillamente deja a los demás la decisión de responder, al fin que el pueblo bueno y sabio tiene el suficiente criterio para determinar lo que el jefe de Estado tiene que hacer en una situación cada vez más tensa y complicada con el vecino del norte.

Es decir, para reunirse en lo oscurito con el yerno de Donald Trump, en la casa de Bernardo Gómez, ejecutivo de la empresa Televisa, López Obrador no da más detalles y cierra el tema con un airado “y ya, tan, tan”, porque para eso no necesita que nadie le diga lo que debe hacer. Lo mismo ocurre cuando manda cartas para exigir disculpas por hechos de hace cinco siglos, pero para lo inmediato, para lo trascendente, para lo que potencialmente representa un severo conflicto, ahí de nuevo ya no se manda solo y parece que hasta se lava las manos para declarar “amor y paz” al gobierno de Trump. ¡Vaya coherencia!

Y, por último, la más reciente gracejada de nuestro presidente es haber dicho claramente lo que piensa de ese pueblo bueno, sabio e indefenso al que parece que quiere salvar con dádivas a toda costa. El de Macuspana dice que para los neoliberales “la educación gratuita, la atención médica, los medicamentos gratuitos, todo es populismo, paternalismo. Ese es su concepción”. Bueno, digamos que no es precisamente así, y que lo que muchas personas reclaman es que haya mexicanos que viven exclusivamente de los beneficios que todos pagamos y no se toman la molestia de mover un dedo para ganarse nada más, probablemente

porque a quienes conviene tenerlos contentos con poco no les pasa por la cabeza mostrarles que con educación y trabajo la movilidad social es posible.

Según el Peje, “lo que se destina al rescatar al sistema financiero, el subsidio que se destina a los de arriba, eso le llaman ‘fomento’ y lo se le entrega a la gente es paternalismo es populismo y está hablando de pesca. Pusieron de moda una frase ‘enseña a pescar, no regales el pez’. ¿Cuántas veces usaron eso? Claro que hay que enseñar a pescar, pero también la justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del gobierno”.

Francamente en ese punto del discurso ya no dan ganas de rebatir nada porque como siempre cualquier opinión puede ser utilizada como pretexto para que el presidente nos incluya en la categoría que más detesta: fifís-neoliberales, aunque en realidad el razonamiento de muchos sea que se requiere un pueblo consciente y educado que logre la prosperidad por sí mismo. Sin embargo, lo verdaderamente lamentable es escuchar de la propia boca del presidente la analogía entre la gente humilde a la que en apariencia defiende a capa y espada, y los animales. “Hasta los animalitos -que tienen sentimientos, ya está demostrado- ni modo que se le diga a una mascota: ‘A ver, vete a buscar tu alimento’. Se les tiene que dar su alimento, sí, pero en la concepción neoliberal todo eso es populismo, paternalismo”.

En realidad, lo que el señor está diciendo es que, desde su punto de vista, las personas (tal como las mascotas) no tienen en absoluto la posibilidad de valerse por sí mismas. Obviamente esas humildes personas son las mismas que continuarán a darle votos a su partido, porque evidentemente nunca podrán dejar su condición de dependencia y pensarán que su supervivencia misma depende de apoyar a los políticos que les resuelven la vida con limosnas.

Queda claro que la salud y la educación deben ser derechos para todos, como ocurre en países como Alemania, Japón o el Reino Unido, que cuentan con sistemas sanitarios de cobertura gratuita y universal, o naciones como Finlandia, Suiza o Canadá, donde la educación pública es de excelencia. Seguramente muchas personas creemos en la obligación del Estado de devolver en servicios de calidad nuestros impuestos, pero no estamos convencidos de que el paternalismo ayude mucho a desarrollarnos.

No, definitivamente no puede visualizar a los pobres como animalitos incapaces de mejorar su propia vida y ávidos del alimento que el gobierno decida darles. Tampoco puede evadir la responsabilidad de tomar cartas en el asunto y dar una solución basada en alta diplomacia a

la ríspida relación con el gobierno de Estados Unidos. Evidentemente no debe estar en sus posibilidades hacer quedar al Estado mexicano en un ridículo tremendo al exigir disculpas por una realidad que se vivió en otro contexto histórico. No puede… Pero al mismo tiempo está demostrando en los hechos que todo le es concedido, que no tiene freno, que solamente él decide sus límites y eso, con todo respeto, a muchos que hace cuatro meses no teníamos nada contra él, sinceramente ya no nos está gustando. Como siempre, hay que dejar todo al tiempo, que ese sí es sabio. Seguiremos atentos a la famosa Cuarta Transformación.

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x