La emergencia nacional sin respuesta

SOLEDAD JARQUÍN EDGAR

Una vez más se conmemora en el mundo el Día Internacional de los Derechos Humanos, unos que a pesar de su proclamación después de la segunda guerra mundial, aún no acaban de consolidarse entre las naciones, donde siguen exacerbadas las violaciones a esos derechos por pertenecer a un grupo determinado, como sucede con las mujeres.

Son muchas las expresiones de violación a los derechos de las mujeres, pero la más dramática por sus implicaciones son todas las formas de violencia emocional, física, sexual, ginecológica, en el noviazgo y que en buena parte terminan con la vida por el hecho de nacer mujeres, crecer como mujeres y tratar de vivir como mujeres, es decir, a lo largo de cada uno de nuestros días. Y no es exagerado ni siquiera pensarlo, son excepcionales los casos de mujeres que han quedado al margen de la violencia y muchas otras lo niegan porque no logran identificar esa violencia.

Todos los días y a cada momento, los medios de comunicación, así como las redes sociales, informan sobre esta bien llamada “emergencia nacional” que no ha tenido la respuesta necesaria ni de las instituciones de gobierno ni de la sociedad, porque seguimos pensando –reitero- que esas violencias no nos van a tocar y menos el feminicidio, pero si volvemos la mirada nos daremos cuenta que sí que está a nuestro alrededor.

Recientemente, la regidora de Igualdad de Género y de Derechos Humanos del gobierno de la Cd. de Oaxaca, Bárbara García Chávez, presentó los resultados del programa Córtale a la Violencia contra las Mujeres, un programa que se aplicó a través de talleres a poco más de 12 mil personas, la mayoría estudiantes, seguido de un grupo importante de padres y madres de familias, personal directivo y profesorado de las escuelas secundarias de la capital oaxaqueña, sobre las razones de la desigualdad entre mujeres y hombres y la violencia como una consecuencia de la violación a los derechos humanos de las mujeres.

Este taller incluía un ejercicio que permitió conocer la percepción que sobre la violencia de género contra las mujeres tienen las y los adolescentes, es decir, cómo viven la violencia a través de ellas y ellos mismos o a través de otras personas, el resultado no es nada alentador o no debería serlo para las autoridades.

Primero, la violencia de género contra las mujeres no resultó un hecho desconocido para las estudiantes de secundaria, lo ven, lo han vivido en carne propia y para ellos tampoco porque conocen de casos cercanos a ellos, quizá vivido por alguna mujer de su familia, conocida o compañera de la escuela.

Y decía antes, la violencia contra las mujeres, una violación a sus derechos humanos, es un hecho generalizado que no logra movilizar a la sociedad en esa exigencia de, por ejemplo, #NiUnaMenos. Tan solo en la ciudad de Oaxaca, hubo 821 respuestas positivas al caso de conocer de manera cercana a una mujer asesinada por un hombre en su entorno. Esto muestra que esa violencia estuvo cerca de las y los adolescentes por alguna razón, pero ni así hay una exigencia multitudinaria de la sociedad para poner un alto, ya no solo en una protesta multitudinaria, sino en la vida cotidiana.

En cambio, todavía hay muchas mujeres y hombres, jóvenes y no tan jóvenes, pidiendo y cantando canciones que hacen apología de la violencia de género; observando sin inmutarse, esa violencia en las calles cuando una mujer es agredida, acosada u hostigada. Y no se diga en el caso de Oaxaca sobre la respuesta de las autoridades frente a la violencia de género.

La semana pasada dos hechos marcaron ese penoso camino. Por un lado el asesinato en una población de la mixteca oaxaqueña de una estudiante de secundaria de 14 años y otro la negación de atención a una mujer en la Fiscalía Especializada para la Atención a Delitos contra la Mujer por Razón de Género, a cargo de María del Carmen Chiñas Salinas.

La niña fue brutalmente asesinada, como se dice para explicar la violencia sexual y feminicidio cometido en su contra. Hoy suman 240 o quizá un poco más el número de mujeres asesinadas en Oaxaca. 26 mujeres asesinadas desde que en Oaxaca se declaró la tan llevada y traída Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres, según organizaciones como Consorcio Oaxaca.

Por otra parte, través del buzón ciudadano de Metrópoli, un programa conducido por Sofía Valdivia, una ciudadana dispuesta a denunciar a su pareja por violencia física, no fue atendida por la guardia de turno, en manos de una trabajadora del lugar, acusando que estaban de vacaciones que tendría que ir a Ciudad Judicial para su denuncia y valoración. Ciudad Judicial, donde se encuentra parte de la Fiscalía General del Estado de Oaxaca, se ubica a 14 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, a lo que hay que sumar el pésimo transporte público que existe aquí.

Pero nada, la protesta es mediática. No hay más. Y si usted cree que hay una respuesta del responsable de la política pública del estado, es decir, de Alejandro Murat Hinojosa, pues déjeme decirle que no. Cómo tampoco hay una respuesta pública del Fiscal general, Rubén Vasconcelos Beltrán, quien además sigue sin informar sobre otros feminicidios que tiene pendientes; no hay un solo pronunciamiento de la titular de la Secretaría de la Mujer, Ana María Vásquez Colmenares, quien sigue nadando de a muertito, mientras afuera en las calles la violencia sigue cobrando la vida de las oaxaqueñas.

Algo de furor y aclaraciones en el TSJ

Sin mayor explicación renunció al cargo el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Raúl Bolaños Cacho, padre del verde senador del mismo nombre, y asumió ese cargo la magistrada María Eugenia Villanueva Abrajám, rompiéndose así, por primera vez en la historia de ese Poder, la hegemonía varonil. Sí, no hay duda que es para congratularse, ahora la nueva titular del Poder Judicial tiene en sus manos provocar que algo camine, como dictar condenas a varios feminicidas que están por ahí y otros asuntos que tienen pendientes y con ello le deben mucho a las víctimas de la violencia contra las mujeres, hacer efectivo que se juzgue desde una perspectiva de género, porque hay infinidad de historia donde las víctimas resultan hiperviolentadas por los jueces y juezas.

En fin trabajo hay para María Eugenia Villanueva Abrajám en materia de justicia desde la perspectiva de género, lo otro que tendrá que revisar la autonomía del poder judicial y la injerencia de Murat papa y Murat hijo, que más que bien le hacen mucho mal a la impartición de la justicia en Oaxaca.

Así como transparentar la intentona de desaparición del Consejo de la Judicatura de Oaxaca y la creación de un órgano carente de autonomía llamado Junta de Administración, Vigilancia y Disciplina del Poder Judicial que se pretendió hacer “mediante la reforma vendida y mal hecha por el Congreso de Oaxaca que se negó al público mediante el ocultamiento de ejemplares del Periódico Oficial”, como explica, el abogado Eduardo Castillo Cruz, en su columna “El día del palo final al magistrado Bolaños”.

Casualmente la renuncia de Bolaños Cacho coincide con la sentencia del 6 de diciembre pasado del juez federal, José Luis Evaristo Villegas, sentencia que invalida la reforma judicial que desaparecía al Consejo de la Judicatura de Oaxaca. Por cierto, dice el abogado Castillo, incluso pretendieron hacer que corrieran al juez federal.

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