La mina San Martín

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

Sombrerete, ubicada a unos 160 kilómetros de la capital del Estado rumbo al norte, es conocida por su riqueza colonial en oro, plata, plomo, estaño y mercurio y hoy el cobre, tan importante para la vida industrial en el mundo. Su fundación data de 1555 realizada por don Juan de Llerena para llamarse primero “La antigua Villa de Llerena” o “San Juan Bautista de Llerena” y “Real y Minas de Sombrerete” más tarde, alcanzando tres siglos después la categoría de ciudad.  Sombrerete es una viva expresión de la cultura generada por la minería: sus conventos, su cantera, sus templos y sus hermosos edificios con perspectivas absolutamente europeas. Los franciscanos en su sapiencia crearon claustros con arquerías firmes y estéticas como las mejores de la Europa contemporánea a la Colonia. La arquitectura barroca destaca de manera distintiva, así como las columnas salomónicas y las gárgolas que son una constante en este municipio.  La Revolución destruyó hermosos edificios, pero, aún así, Sombrerete se salvó de la debacle de la guerra en lo esencial.

Se habla de que en estas tierras nació Tomás Alva Edison.  Como ejemplo de la migración, llegó a Estados Unidos donde sus biografías no hablan de sus orígenes sino de sus descubrimientos y del incidente donde salva la vida al niño de una familia próspera quien le otorgara las posibilidades de educación y de emprender una carrera próspera que lo colocó en el pináculo de los prohombres de la civilización.

La patrona de Sombrerete es la Virgen de la Candelaria, imagen donada supuestamente por don Juan de Tolosa.  No puede dejar de mencionarse esta vez, la impresionante Sierra de Órganos, con una belleza natural exquisita.

Próxima a la capital del municipio se encuentra la Mina de san Martín.   Es hoy famosa en todo el mundo y fundamentalmente en el mercado de metales de Londres, donde la cotización alcanza un precio de 8 mil 110 dólares por tonelada de cobre.  Se estima que cada año San Martín produce 8 mil toneladas del preciado metal, sin embargo, fue suficiente una huelga –en febrero de 2006- para cimbrar los mercados internacionales.

México fue en la Colonia el gran exportador de recursos naturales, principalmente metales, justo como hoy lo es del petróleo.  De esa riqueza de antaño quedaron sólo nuestros muertos, algunos vestigios de esa gran riqueza saqueada y los túneles de las minas inundados, a más de uno que otro convertido en discoteca.  El ejemplo de la minería es la muestra más clara de la manera en que el imperio absorbe la riqueza de los pueblos para sólo dejar orificios, horizontales y verticales en la Colonia y hoy, pozos petroleros agotados que quizá no rindan una generación más. Sombrerete y San Martín entraron al ámbito financiero internacional: Zacatecas, su referencia. La riqueza mineral de nuestro Estado debiera ir aparejada con el bienestar de nuestra gente.  A ello tenemos derecho.

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