El tutor del emperador

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

De Séneca, filósofo fallecido el 12 de abril del año 65 de nuestra era, mucho habrán estudiado algunos pensadores y escritores a lo largo de milenios, sin embargo, será complejo que recuerden que se trata de un español nacido en Córdoba, cuando España no era España todavía, desde luego. Su juventud la vivió en Roma.  En la escuela se enamoró de la Filosofía. Su pensamiento nos ha marcado, sin duda.  Él fue quien dijo, por ejemplo: «No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas.» También nuestros lectores habrán dicho u oído decir: «La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada.” O, “no es pobre el que tiene poco, sino el que mucho desea.”, «No hay viento favorable para el que no sabe donde va”. Leyendo a sabios como él, pareciera que no hay nada nuevo bajo el Sol, y que todo fue dicho por ellos alguna vez, hace demasiado tiempo ya.

Su estilo brillante de orador y escritor se había asentado cuando llegó al poder en el año 39 el emperador Gayo, celoso de quien pudiera hacerle sombra, y Séneca era uno de ellos. Lo acusó de adulterio y lo exilió 10 años a la isla de Córcega. Volvió a Roma en el año 51, para hacerse cargo del Imperio durante 8 años, mientras crecía Nerón, del cual era tutor. Los historiadores coinciden en que hizo un buen trabajo como gobernante. Su política, basada en compromiso y diplomacia más que en innovaciones e idealismo, fue modesta pero eficiente.

Pero Nerón creció y se rodeó de gente que alentaba sus sanguinarios crímenes. Séneca se retiró de su posición de poder como consejero del emperador, quien más tarde lo acusó de conspirar en su contra y lo condenó al suicidio: la muerte de los enemigos era entonces autoinfligida.

De Séneca nos quedan sus diálogos morales, sus cartas, las tragedias y los epigramas que escribió.  De todas ellas permea su filosofía, que ha trascendido las centurias y hoy sigue estando viva y actuante. Incluso se aventuró con la Física y escribió un tratado interesante: Cuestiones Naturales, mezclando la ética en todo esto.

Era un crítico férreo y agudo.  Mordaz. A veces nos dan ganas de recetarles a algunos de nuestros gobernantes, completo y dedicado a su nombre, el Apocolocyntoxis, una sátira feroz de la coronación de Claudio, plena de crítica política y malicia personal.

Séneca es una buena receta para dedicar un tiempo a la reflexión en estos días preelectorales, para algunos que quieran reflexionar no solamente sobre los candidatos, sino sobre sus asesores y amanuenses, para aparecerse el día de la elección un poco más sabios y más “leídos”.

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