¿Por qué no se ha ido Monreal?

GABRIEL CONTRERAS VELÁZQUEZ

Las negociaciones para construir una candidatura alternativa al Gobierno de la Ciudad de México, con la finalidad de fraguar el monopolio de voto que ha estructurado la red clientelar del Movimiento de Regeneración Nacional en la capital del país, dependen en buena medida de la posibilidad de que Ricardo Monreal Ávila abra espacio en el Frente Ciudadano para sus incondicionales.

Fuentes que conocen de primera mano el proceso de negociación, coinciden en que la cuota de arribo de los exiliados de Morena a la coalición PAN-PRD-MC contempla, al menos, la candidatura de Arturo Núñez Jiménez a la delegación Cuauhtémoc en la Ciudad de México -ese mismo despacho que abandonará el zacatecano al conseguir la candidatura “frentista”.

¿Por qué prioritariamente la delegación Cuauhtémoc? Pues no sólo porque concentra el estilo variopinto del comercio de la capital; los intereses creados por Ricardo pesan sobre los votos. La ecuación se confirmará cuando Morena elija a su candidato o candidata para aquella delegación y, de concluir el conflicto entre el señor López y Ricardo Monreal en contradicciones insalvables, la Cuauhtémoc sería entonces un botín que Andrés Manuel querrá festinar para pertrecharse en el bastión de quien hasta hace unos días fue su aliado y operador más cercano de los últimos 20 años, el ex gobernador zacatecano.

Aunque, si bien la conocida delegación es la joya de la corona para lograr los acuerdos que pone Ricardo sobre la mesa antes de aceptar la candidatura del Frente, tomemos en cuenta que actualmente en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México existen seis curules en manos de Morena. Esos mismos espacios son también reclamo del zacatecano para acomodar a los actores que necesite proteger o empoderar.

Este primer paquete de candidaturas es el que va construyendo el consenso entre los próximos expatriados de Morena y la oposición unida. El bloque PAN-PRD-MC carga ánimos vigorizados. En fechas recientes han dado una temprana demostración de poder al paralizar la marcha presidencial en San Lázaro para ratificar a Raúl Cervantes al frente de la Fiscalía General de la República.

A modo de paréntesis: Miguel Barbosa -representante de los intereses de Andrés Manuel en el Senado- se pronunció porque, previo al inicio del periodo ordinario de sesiones, si el “Fiscal Carnal” no obtenía el tan anhelado “pase automático” a la FGR, consiguiera no vetarse “para que pueda participar en la selección del fiscal general” en las ternas legislativas, según se consignó en el boletín de prensa del 30 de agosto del 2017 de la Cámara Alta, titulado “Necesaria, una reforma constitucional que dote a la Fiscalía General de autonomía e impida el pase automático de Procurador a Fiscal: Miguel Barbosa.”

¿Abrieron puertas de consenso entre el PRI y Morena antes del inicio de sesiones del Congreso de la Unión para impulsar a Raúl Cervantes y repartir las mesas directivas de San Lázaro y Reforma, como lo señalaron en el Frente? No es una posibilidad alejada.

Regreso al tema: en próximas fechas el comité nacional de Morena designará, mediante la realización de 780 encuestas, a sus coordinadores distritales en todo el país rumbo a la elección 2017. Un eufemismo parecido al que llevo a Soledad Luévano a abandonar su triunfo en los tribunales, auspiciado por la siempre decisión unilateral de Andrés Manuel para resolver los conflictos intrapartidistas.

El dominio de los “elementos cualitativos” para decidir a quienes López Obrador promoverá como candidatos y candidatas federales, trae a la memoria aquél episodio en que Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, dejó en claro a Gilberto del Real, presidente del consejo político de su partido en Zacatecas, que los estatutos del partido tienen la mínima pertinencia cuando se trata de las decisiones del jefe máximo; ahí se acata, no se cuestiona. Vaya aplomo de esa militancia que aguanta el peso de la más firme intolerancia. Ya lo dijo el Oso Medina: “esas decisiones no se las van a reconocer ni en su casa”.

Previendo aquel escenario de imposiciones y enroque de candidaturas, David y Saúl Monreal convocaron a una reunión en el hotel Don Miguel de la capital zacatecana, este fin de semana, con simpatizantes y leales al proyecto. El objetivo de la asamblea se centró en el reacomodo de las fuerzas locales para un segundo paquete de negociaciones que Ricardo llevará al Frente Ciudadano, una vez que alcance y blinde la sucesión en la delegación Cuauhtémoc, su prioridad.

En el juego de ofrecimientos, Fresnillo sería para David y Saúl lo que la Cuauhtémoc es para Ricardo. La operación de los Monreal se centrará en sus fortificaciones naturales, aún y cuando esto signifique una importante dispersión del voto en contados municipios y distritos. La elección se perfila para ellos como una lucha de supervivencia a ese arbitrio de Andrés Manuel en el que antes se cobijaban.

Twitter: @GabrielConV

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