La ciudad es un desorden

ARTURO LÓPEZ DE LARA

En los últimos años, el crecimiento de las ciudades de Zacatecas y Guadalupe ha sido desordenado, caótico y aparentemente sin una visión clara del tipo de ciudad que deseamos para vivir.

Desde la década de los 90’s con el Gobierno de Ricardo Monreal y hasta nuestros días se ha promovido (de manera consciente o inconsciente) un modelo muy parecido al fracasado modelo norteamericano de suburbios, que consiste en crear zonas exclusivas para residencia, zonas exclusivas para comercio, zonas exclusivas para escuelas, zonas exclusivas para fuentes de trabajo, para luego reconectar todo a través de grandes vialidades. Por ejemplo, podemos presumir que buena parte de la clase media en Zacatecas trabaja para el Gobierno en cualquiera de sus órdenes y niveles, cuyo principal centro de Trabajo: Ciudad Administrativa, se encuentra en un extremo de la ciudad, mientras que al menos ocho de las principales escuelas privadas (Tec de Monterrey, IEZ, Lancaster, Edison, Everest, Amadeus, Margil, Secundaria Tec) se encuentran el el otro extremo de la ciudad. Ésto genera varios conflictos, por ejemplo, el creciente congestionamiento vial en las cercanías de estos colegios y sobre el Boulevard López Mateos al ser la principal vía para conectar estos puntos. Ahora el Gobierno del Estado construye una nueva vía de comunicación entre estos puntos y se dispone a construir Pasos a desnivel y puentes en Av. Pedro Coronel tanto en su intersección con Solidaridad como con Av. México. Pretende resolver un problema que el mismo gobierno ha creado con su mala política de desarrollo urbano, un problema que nunca debió haber existido. Y, dicho sea de paso, también plantea la solución equivocada. Construir mayor infraestructura para el automóvil es un uso muy ineficiente de recursos públicos.

Otro botón de muestra de graves conflictos generados por esta mala política de planeación urbana se genera en el centro histórico de la Ciudad de Zacatecas. A decir del presidente de la Junta de Protección a Monumentos y Zonas Típicas del Estado, Rafael Sánchez Preza, el Centro histórico ha venido despoblándose de manera gradual pero constante durante las últimas dos o tres décadas. Se estima que el centro de la ciudad ha perdido más del 30% de sus habitantes. Aunado a la muy mala idea de concentrar todo el Gobierno del Estado en un solo punto (Ciudada Administrativa) que sacó del centro al menos dos mil personas que ahí laboraban. El Centro no solo pierde residentes, sino que también pierde población flotante. El problema de la despoblación del Centro Histórico tiene consecuencias muy diversas: la primera es para el propio Gobierno, ahora es extremadamente sencillo paralizar a todo el Gobierno Estatal con apenas cincuenta manifestantes bloqueando los accesos de Ciudad Administrativa. Pero, más grave, es el impacto que esta política ha tenido en los pequeños comerciantes del Centro Histórico: imagine usted que poco a poco se han perdido 40 mil clientes potenciales para los comerciantes del Centro: menos ventas, menos empleos, menos crecimiento. Por otro lado también encontramos cerca de 200 inmuebles en riesgo de colapso. Las pérdidas económicas que esto provocaría serían enormes, no sólo para los propietarios de las fincas, sino para la ciudad entera. Si ahora la vida que conserva el Centro Histórico es gracias al turismo, pocos estarán interesados en visitar una ciudad en ruinas.

En general, la política de dispersar a la población también acarrea problemas para los gobiernos municipales, pues cada vez deben llevar servicios públicos a mayores distancias, en zonas más alejadas y con un menor número de usuarios en cada zona pues la densidad poblacional se va reduciendo.

El modelo que debimos (y debemos) adoptar es el modelo de barrios o un modelo concentrado, en el que, en cada zona de la ciudad, uno puede encontrar todo a distancias caminables. Escuelas, centros de trabajo, hospitales, entretenimiento, comercio, etc. así funcionan la mayoría de las ciudades europeas exitosas. Son ciudades mucho más caminables y en las que uno tiene acceso a todos los servicios a una corta distancia y tiene acceso al resto de la ciudad mediante una red eficiente de transporte público.

Si el Gobierno del Estado y los Gobiernos Municipales desean de verdad resolver el tema de la movilidad urbana y si desean construir una ciudad en la que uno quiera vivir, una ciudad de la cual se sienta uno orgulloso, deben comenzar por dejar de pensar en el automóvil como el amo y señor del diseño urbano y comenzar a pensar en las personas: usos de suelo mixtos en las diferentes zonas de la ciudad, red de transporte público eficiente, red ciclovías, banquetas caminables, seguras y confortables, política clara de estacionamientos. En fin, la ciudad es y ha sido un desorden y hasta ahora poco se ha hecho para corregirlo.

* El autor es diputado local en Zacatecas

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