Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

A propósito de candados que se abren

Para muchos puede suponer un acto de total apertura democrática, el hecho de que el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) haya roto uno de sus más férreos candados y a partir de ya, abra la posibilidad de candidaturas externas.

Seguramente algunos aplauden la medida, especialmente a aquellos acostumbrados a ir y venir, sin el más mínimo respeto a unos colores, a la disciplina y consecuentemente a la lealtad, (esto ocurre en todos los partidos).

Pero son seguramente muchos más, los que por el contrario muestran desencanto, los que se han mantenido firmes e institucionales –en las maduras y en las podridas–, a los principios que por décadas rigieron la vida institucional en el tricolor y por ello tampoco celebran del todo la determinación que –curiosamente–, tampoco se atreven a discutir.

Así pues, se avizora que gran parte de las múltiples candidaturas que estarán en juego ya dentro de unos meses, provendrán del exterior y no necesariamente tendrá que ser un empresario exitoso, un defensor de los derechos humanos, un líder natural o un altruista ciudadano de esos que dan mucho sin necesidad de hacer alarde de su buena obra; no es difícil anticipar que los favorecidos pudieran ser simplemente oportunistas y arribistas.

Suspirándole al sueño

Esa disciplina que fue otro de los valores –en ocasiones mal entendidos—, del PRI, en su momento impidió que personajes emblemáticos de la política en los tres niveles, se quedaran con las ganas de llegar a gobernar un municipio, un estado o el país.

En Jerez por ejemplo la lista podría ser larga y aunque aquello de que “el que respira aspira”, podría devolverles la esperanza, la verdad es que el sueño de llegar a la alcaldía se esfuma para políticos en vigencia como se esfumó en su tiempo para otros que pasaron parte de su vida política suspirándole a un sueño que simplemente nunca se hizo realidad.

Arturo Ortiz Aréchar podría ser el nombre que más se repitió durante la última parte del pasado siglo; el maestro que logró ser diputado en la LIII Legislatura local, fue mencionado en varios momentos de la política local como el más firme aspirante, pero nunca llegó.

Todo quedó en ya merito

En una ocasión debió conformarse con ser secretario del Ayuntamiento, aunque algunos consideran que desde ahí movía los hilos del gobierno local. Dos periodos después fue relegado ante la determinación suprema de que por vez primera Jerez tuviera una candidata mujer; él fue uno de los seis caballeros que quedaron en la orilla; para la siguiente nuevamente punteaba las preferencias, pero la disciplina le llevó a dar el paso de costado.

La lista de los que quisieron y no pudieron es amplia, nombres que sonaron fuerte en más de una ocasión pero les faltó la “bendición divina”. Tan solo en el proceso interno de 1988, se apuntaron seis señores que tuvieron que declinar ante la primera candidatura femenina en la historia del priismo local, aunque Arturo Villarreal y Jesús Sánchez García lograrían más tarde el propósito los otros cuatro quedaron como el chinito.

En la contienda del ex líder cetemista en 1995 fueron tomados en cuenta  12 supuestos precandidatos, de los que algunos –quedó claro–, sólo sirvieron de comparsa o para negociar posiciones; al menos otros tres que sonaban fuerte, ya no estuvieron en la famosa mesa de negociaciones celebrada a puerta cerrada en la Casa del Campesino.

De esta manera, podemos considerar en la lista recurrentes aspirantes o algunos “yamerito”, a políticos como Irineo Saldívar Caspeta, Ignacio Valenzuela Valenzuela, Ramón Cardona García, Jaime Ávila Cortés, Armando Murillo Quijas, María Guadalupe Márquez Acosta, Ignacio Sánchez González entre otros, incluidos algunos ya fallecidos, que por respeto a su memoria se omiten.

Aprendiendo a resignarse

El proceso electoral de 2018, podría ser la última campanada para varios de los que en los últimos años no han podido consolidar su máximo sueño político, gobernar Jerez; aunque no hay un límite de edad para ser alcalde, el hecho de que varios superen los 50 de vida y otros estén próximos a llegar, es complicado que tengan otra oportunidad, aunque insistimos, “el que respira aspira”.

La apertura a candidatos externos podría arrojará necesariamente un nuevo y moderno grupo que sigan los pasos del hace tiempo llamado pre candidato eterno Arturo Ortiz. Nombres como los de Jaime Ambriz Moreno, Artemio Ultreras Cabral,  Otilio Rivera Herrera, José Ángel Román Gurrola, Héctor Hugo Ramírez Escobedo o  Leobardo Soto, Aurelio Argüelles (que siempre ha dicho que no quiere) verían reducida su posibilidad de ver aparecer su nombre en la boleta electoral.

Otros de la siguiente generación como Roque Márquez Pérez, Luis Esparza, Benito Juárez Trejo, David Venegas Duarte  o Pedro Valdez Romo (y algunos más) tal vez tengan que esperar para mejor momento, si es que se opta por la candidatura externa, la reelección que sigue siendo la posibilidad más clara hasta el momento, o bien la designación directa al estilo PRI, conocida como dedazo.

Sin embargo los actores políticos siguen haciendo su trabajo, y es lo menos que deben; se sabe de algunos que ya procuran amarres desde ahora, otros que se cobijan en grupos de decisión para lograr el objetivo y algunos más que aprovechan cada coyuntura para irse metiendo; ya veremos –y no falta mucho–, cómo pinta esta vez el tricolor.

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