La violencia criminal y estructural en Zacatecas

MANUEL IBARRA SANTOS

La violencia criminal se ha posicionado como uno de los principales problemas que aquejan y marcan el rostro de la sociedad contemporánea y que impactan negativamente nuestro desarrollo. Las cifras y los indicadores registrados en lo que va de este año, así lo revelan. Es un fenómeno preocupante que ha descompuesto y erosionado los tejidos sociales de la familia.

Pero de todas las tipologías de violencia, quizá, la violencia estructural, es la más influyentemente perniciosa en los perfiles de la convivencia de un pueblo.

Surge la violencia estructural de la distribución desigual de oportunidades de crecimiento, de bienestar y es causada por las injusticias sociales y económicas, derivadas de un menor acceso de los grupos a satisfacer sus necesidades básicas. Esto lo sostiene y afirma Johan Galtung, sociólogo y matemático noruego, creador de dicho concepto.

La violencia estructural es, entonces, la suma de todos los males y rezagos incrustados en las estructurales sociales, que luego se manifiestan en indicadores de desigualdad, miseria, hambre y pobreza.

Zacatecas es hoy, lamentablemente, una de las nueve entidades del país que mayores volúmenes de pobreza produce y el 52 por ciento de su población se encuentran en esa circunstancia.

Por eso, la mayoría de los estudiosos del tema afirman con razón que la pobreza social es la más brutal de las violencias y que la única manera de combatirla es con políticas sociales eficientes, con una oferta real de acceso a la educación de calidad, a la salud y al empleo digno, no precario.

La pobreza genera entornos sociales altamente vulnerables, con elevadas probabilidades de crear caldos de cultivo para la violencia criminal. Aunque hay que reconocer que no siempre la miseria es <per se> una incubadora de delincuentes.

Semáforo delictivo y la violencia en 2017

El 2017 se antoja, por las tendencias mostradas a la fecha, que puede resultar uno de los años más violentos en la vida del país.

En lo que va del presente año, en comparación con el 2016, los homicidios dolosos han aumentado un 29 por ciento, las extorsiones un 30%, el secuestro 18% y el robo a negocios el 47%.

El 75 por ciento de los homicidios en el primer trimestre del 2017 fueron cometidos por el crimen organizado en las 32 entidades del país.

La organización ciudadana Semáforo Delictivo, en el mapa criminológico de México, coloca a Zacatecas en luz roja de alerta en la comisión de cinco delitos: homicidios, secuestros, extorsiones, lesiones y violaciones.

Zacatecas ocupa el lugar ocho en homicidios, sólo después de Baja California Sur, Guerrero, Baja California, Sinaloa, Chihuahua y Morelos. Nos ubicamos, además, en la posición 10 en ejecuciones del crimen organizado.

Por si fuera poco, nuestra entidad, está en el nada honroso segundo lugar en la comisión del delito de secuestros, ganándonos en esto sólo Tamaulipas.

La educación como antídoto y el esfuerzo del gobernador Tello

Ante el escenario complejo y por demás difícil que experimenta nuestra sociedad, no está demás el esfuerzo extraordinario que ha emprendido la administración del gobernador Alejandro Tello, al que se deben sumar todos los demás sectores de la sociedad zacatecana. La reestructuración del gabinete de seguridad es sólo una iniciativa, entre muchas, a la que deberán agregarse otras acciones estratégicas.

Se tiene que impedir que la violencia criminal construya un cerco al desarrollo de Zacatecas y paralice su avance.

El antídoto que el Estado Mexicano adopte en contra de este fenómeno tendrá que contemplar una oferta educativa de calidad y la generación de empleos dignos.

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