El cambio que no llega

JUAN GÓMEZ

En Zacatecas se viven momentos extraordinarios e inéditos en el ámbito social, político y financiero, principalmente, en los que se van a fortalecer algunas iniciativas pero otras, tendrán que caminar por los premodernos caminos del quehacer público.

En diferentes colaboraciones he comentado que en la política zacatecana –en el ámbito gubernamental pero también en el electoral- se continúan utilizando viejas herramientas, obsoletas ellas que ya no dan resultado, por una sencilla razón: la sociedad cambió.

Al hablar del cambio de la sociedad estamos contemplando a su principal componente, el hombre, quien hoy tiene una mentalidad muy diferente producto de los cambios de la sociedad mundial y de la tecnología.

Son premisas muy amplias, lo reconozco, pero los especialistas pueden hurgar en estos conceptos de cambio que han trasformado no solo a la sociedad, sino a los regímenes políticos. Es un tema tan basto como interesante.

Aquí en Zacatecas también hemos experimentado cambios en las formas de hacer política, desde que se dio la alternancia en 1998, pero éstos en muchos casos han sido saltos no al vacío, pero sí hacia atrás. Nos han traído retrocesos en la forma de conducción de la vida pública, porque quienes fueron sus protagonistas, eran hombres y mujeres que venían básicamente del partido que había gobernado al estado por más de siete décadas.

Y ahí es donde está atorada la clase política zacatecana que adquirió otro tipo de vicios democráticos, por ejemplo, cambiarse de partido y después regresar al mismo sin mayor rubor, sin el mínimo decoro.

Como si reclamaran su “derecho de sangre” los políticos zacatecanos priistas regresan al partido de sus orígenes, cuando la desgracia electoral acompaña al partido opositor al que subieron de nueva cuenta al poder.

Se ha consolidado una casta política que se apropió de los órganos electorales para cerrarle el paso a las manifestaciones independientes, en tanto que otros utilizan este recurso de participación democrática para “negociar” una posición con el candidato (a) fuerte para subirse a la nómina y por ende al presupuesto.

En estas expresiones independientes tampoco se observa una propuesta auténtica y de convicción. Tal parece que coquetean con los mismos lastres de quienes hoy día detentan una parcela del poder estatal.

El mundo cambia y Zacatecas también, pero sus gobernantes manifiestan un autismo social, porque piensan y toman decisiones en razón de la clase política, pero no escuchan a los gobernados que están hartos de la corrupción, la ineficiencia, la mentira; la incapacidad para gobernar y hacer leyes; de la impunidad y de la justicia selectiva…

El estado que guardan las finanzas estatales es, por decir lo menos, patético. No hay dinero en las arcas públicas. No hay certeza financiera para cerrar sin sobresaltos el año fiscal.

Lo peor de todo es que no se le ha dicho la verdad a los zacatecanos sobre el estado real de las finanzas públicas, hasta el momento.

El diario El Universal ha dado a conocer presuntos actos de corrupción en la administración del ex gobernador Miguel Alonso Reyes, pero sin mediar la apertura de una investigación, la secretaria de la Función Pública del estado, Paula Rey, lo exoneró de toda responsabilidad hace unos días.

Cuando todo parecía indicar que abría la caja de pandora se detuvo el tema. Se frenó la información.

Pero no solo la actual administración ha guardo un hermético silencio al respecto del estado que guardan las finanzas estatales, sino también la 62 Legislatura ha sido omisa, al igual que los dirigentes de los distintos partidos políticos.

El pasado sábado nuevamente el diario El Universal retomó el tema de las irregularidades administrativas de los ex gobernadores que concluyeron su período sexenal, en el que se apunta una investigación federal al ex mandatario zacatecano Alonso Reyes.

¿Habrá fincamiento de responsabilidades?

Es muy difícil afirmarlo porque al presidente Enrique Peña Nieto le queda muy poco margen de tiempo para la sucesión gubernamental, y si decide ajustar cuentas a estos ex mandatarios, el PRI acelerará el deterioro de su imagen ante el electorado, a poco más de un año de las elecciones presidenciales, en las que se renovarán también congreso y senado de la república.

El gobernador de Zacatecas, de extracción priista, Alejandro Tello Cristerna, impuso un lema a su administración: gobierno diferente, y ha hecho serios esfuerzos por ser coherente con esta apuesta gubernamental, pero en su gabinete los colaboradores voltean hacia otro lado.

Un ejemplo muy básico: Tello Cristerna se pronunció por un gobierno austero, dadas las circunstancias de precariedad financiera, pero los secretarios de despacho no le hacen caso. Llegan a los eventos o a las citas, en grandes camionetas y con un séquito de acompañantes.

Ante la invitación del Ejecutivo de reducción salarial, ningún colaborador, diputado o magistrado, se ha bajado el sueldo.

Los cambios mundiales y del país empujan a nuevas formas de relacionarse con la sociedad, obligan a otras maneras de ejercer el poder y hacer política, pero en Zacatecas los colaboradores impiden un “gobierno diferente”.

Ante esta circunstancia es necesario replantearse la conducción del estado para anteponer el bienestar de los zacatecanos sobre los intereses de grupo, personales o políticos.

¿Cuándo llegará el cambio?

Al tiempo.

* Director general de Pórtico Online

Twitter: @juangomezac

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