La tarea periodística

SARA LOVERA

Desde 1976 en que se instituyó el Premio Nacional de Periodismo e Información, creado por Ley, durante el sexenio de Luis Echeverría, hasta hoy, se han otorgado 374 reconocimientos.  De ellos, 63 mujeres han sido distinguidas, 2 o 3 por trayectoria y muchas por sus excelentes trabajos periodísticos en el año en que se entrega el premio. Sólo el 16.8 por ciento.

¿Puede esto significar una discriminación?, por ejemplo la primera ocasión en que se entregó fue solo para hombres. Francisco Martínez de la Vega, consolidado en la revista Siempre!; Jacobo Zabludovsky, Televisa, y Alberto Beltrán, que en El Día divulgaba una especie de caricaturas.

Y eso mismo pasó en 1980, pero antes fueron distinguidas varias periodistas y sobre todo mujeres que abrieron el camino a la profesión a sus pares. Muy pronto fue reconocida Rita Ganem o Elenita Poniawtoska, Cristina Pacheco, Magdalena Mondragón, Ma. Luisa Mendoza, “La China”,   entre otras. Muchos años pasaron para reconocer la trayectoria de Sara Moirón, que fue mi jefa de información en el diario el Día y muy jóvenes fueron reconocidas Lourdes Galaz,  Perla Xóchitl Orozco y Nidia Marín, a todas las conocí, conozco y aprendí de ellas.

En 2001 el premio se hizo ciudadano, 35 instituciones educativa, fundaciones y aún sociales, lo otorgan desde entonces. Fue  con el premio ciudadano distinguida Soledad Jarquín Edgar  por la categoría noticia en 2006. Increíble la noticia premiada, difundió  que un puñado de soldados violó a unas trabajadoras del sexo en Coahuila. Pero no se dijo, es por visión de género.

Mi maestra Adelina Zendejas por su trabajo en Canal 11, de difusión cultural, en la brega, la de todos los días  lo recibió en 1988, a los 79 años. No fue por trayectoria. Increíble, esa mujer cumplió más de 60 años activa en el periodismo, la comunicación y lo que hoy se llama visión de género, pero eso no se veía, y en cambio si su enorme trabajo. Claro que muchas de las premiadas en estos 40 años, sin saberlo, sospecharlo o tenerlo consciente promovieron la visibilidad de las mujeres en los medios, pienso en Karla Iberia Sánchez o en Cristina Pacheco.  Otras definieron así su ruta profesional, como doña Adelina y mi par, Soledad Jarquín.

Ya en 1976 las redacciones de los diarios se habían transformado. Muchas mujeres trabajábamos temas generales, noticiosos, de la sociedad o de la clase política, rompimos el cerco de la información de bodas y bautizos y consejos a las madres. Antes, por supuesto, hubo excepciones, pero eran eso, algo extraordinario, si pienso en Elvira Vargas, pero ya en 76, éramos muchas.

Lo que quiero decir es que representar el 16.8 por ciento en estos premios, no significa discriminación. Fuimos tomando lugares de trabajo reporteril poco a poco. Recuerdo que en mi generación éramos, reporteando información general, política, economía, educación, todas más o menos de la misma edad, unas 12, que ya frisamos hoy  la séptima década de nuestra vida. Pero en 1976 había una enorme cantidad de mujeres en los periódicos, muy jóvenes, empezando su carrera. Eso explica que durante casi 20 años, entre siete y 12 premiaciones, sólo había una o dos mujeres. Ya fueron cinco en 1996, un año después de la IV Conferencia Mundial de la Mujer.

Lo interesante en la premiación que se hará este 14 de octubre, es que son cinco mujeres de un total de ocho premios. Una de ellas en un tema duro, durísimo, por su enorme capacidad profesional, hablo de Laura Castellanos, una periodista que conoce muy bien asuntos de la guerrilla, de la cuestión policiaca, tanto como asuntos de investigación a fondo.

Ella fue la primera periodista que entrevistó a la comandanta Ramona durante el levantamiento zapatista en Chiapas y años después le hizo una entrevista al subcomandante Marcos. Reportó como hicieron una marca a Frida Kahlo.

La otra característica es que en el jurado hubo mayoría mujeres, al menos dos de ellas con una  enorme sensibilidad de género. Tal vez eso explica que por trayectoria, para mi, a los 67 años, activa en el periodismo hace 48 años, se diga que es por mis contribuciones a la comunicación de género, o como dice el acta, “referente en periodismo de género “,  con lo cual gana la causa.

Además todavía estoy preocupada porque no se me vaya la nota. Les cuento loca  por buscar la noticia, esta vez se me fue. La noticia fue una verdadera sorpresa, ni idea de cómo se hizo mi postulación. La agradezco y reconozco públicamente.

Sigo en la tarea cotidiana, como dice Rogelio Hernández, haciendo 10 notas un día para insistir en que es un crimen que las mexicanas se casen antes de los 18 años, que es insoportable el embarazo en niñas de 15 años, muchas veces por abuso y tratando de  que todos los medios debían tener un gran compromiso para combatir la violencia contra las mujeres, del hostigamiento al asesinato.

Con estas líneas quise homenajear a todas las que me precedieron en la tarea periodística, muchas mis maestras amadísimas y señalar a mis pares, brillantes y capaces. Decir que aún no logramos, con esta mayoría que somos en muchas redacciones, horadar la discriminación, la violencia y los horrores que hacen que millones de mujeres en este país vivan con miedo, no reciban justicia y vean afectados sus derechos humanos. Un periodismo democrático, no importa quién lo haga, ni su  sexo, debería tener  el compromiso de contribuir a un cambio que urge, sin violencia, sin injusticia y más equilibrado para hombres y mujeres. Enhorabuena, las periodistas seguimos pisando fuerte, necesitamos sumarnos a la causa.

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