Por la vida y la libertad de las mujeres

LUCÍA LAGUNES HUERTA

Desde hace 34 años las feministas establecieron el 25 de noviembre como la fecha emblemática para llamar al mundo a respetar la vida y la libertad de las mujeres.

La fecha fue elegida para honrar la vida de tres defensoras de Derechos Humanos: Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal. Tres defensoras de la democracia y las libertades en su natal República Dominicana, quienes fueron asesinadas por orden del dictador Leónidas Trujillo en 1960.

Sí, 34 años desde que en 1981 las feministas llamaron al mundo entero a respetar la vida y la integridad de las mujeres como un Derecho Humano.

Cada 25 de noviembre las cifras del horror que viven las mujeres en todo el mundo y a cualquier edad se dan a conocer, y parece que de tanto repetir ha tenido un efecto de somnífero social que poco moviliza.

Se han contado las vidas que se pierden, la riqueza que se va de las arcas sociales, culturales, políticas y empresariales producto de la violencia contra las mujeres.

En 34 años las feministas han creado leyes a favor de la vida y la libertad de las mujeres, han diseñado refugios para rescatarlas de la violencia extrema, y brindarles un espacio donde seguir con una vida segura ellas y sus hijas e hijos.

Pero aún hay una parte de la sociedad que pareciera sigue atizando la justificación y la mirada pasiva de esa violencia.

La humanidad tiene que hacer honor a su nombre e indignarse por el sufrimiento y el dolor de la otra mitad conformada por millones de mujeres que día a día busca construirse y construir una mejor vida para ellas y las siguientes generaciones.

Es necesario romper de tajo con cualquier justificación, por mínima que sea, ante la desigualdad o el asesinato de las mujeres, su esclavitud en la trata y la prostitución, la mutilación genital de las niñas o cualquier tipo de violencia hacia las humanas.

Mañana 25 de noviembre, las cifras de los estragos de la violencia contra las mujeres y las niñas serán seguramente noticia en el mundo, pero un día no es suficiente para detener la violencia arraigada contra las mujeres.

Necesitamos la movilización social ante un feminicidio y exigir que sea investigado a profundidad de manera expedita, que el criminal sea enjuiciado y sentenciado conforme a las leyes que nos rigen, que nos indigne cualquier declaración gubernamental que minimice el crimen contra las mujeres.

Que ningún acosador u hostigador encuentre cabida en el silencio cómplice de sus congéneres cuando violente a una mujer.

Las mujeres y la sociedad necesitan que sus autoridades estén vigilantes del respeto de sus Derechos Humanos, y que los medios dejen de promover cualquier imagen o mensaje que justifique la violencia contra las mujeres.

Desterrar de la sociedad la violencia para que las mujeres que vivimos este mundo realmente gocemos la vida y la libertad que son nuestros derechos; es imprescindible en este siglo XXI.

Twitter: @lagunes28
 
*Periodista y feminista, Directora General de CIMAC.

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