Confianza vulnerada

JUAN GÓMEZ *

Los acontecimientos en México se suceden uno tras otro, pero no siempre son noticias que alientan a los mexicanos, que procuran construir optimismo en el futuro del país, en la seguridad para las familias y sobre todo, que permitan la salvaguarda de tres factores que son imprescindibles para toda sociedad: la economía, la seguridad y la libertad de expresión.

Cada vez los ciudadanos nos sentimos más vulnerables ante la serie de acontecimientos que nos hacen palidecer, por el impacto que generan en las actividades de nuestra vida cotidiana, en la que nos desenvolvemos con temores fundados no por el futuro, sino por un presente que mina nuestra confianza y certidumbre.

Nuestra moneda pierde cada día más fortaleza frente al Dólar y a diario observamos cómo la paridad aumenta progresivamente. Rebasar los 17 pesos por la moneda americana es síntoma de la fragilidad de nuestra economía. Sin embargo, el presidente del Banco de México, Agustín Carstens, minimiza este hecho y el Presidente Peña Nieto señala que ello nos vuelve más competitivos en el turismo y en las exportaciones. Argumenta que otras economías están peor, como si en ello se fundara nuestro optimismo.

En todo momento los medios de comunicación informan que el precio del petróleo crudo mexicano alcanzó su mínimo histórico y que las metas de crecimiento proyectadas para este año se van desvaneciendo, reduciendo, ante el comportamiento errático de nuestra economía nacional.

Por otro lado cada vez nos sentimos más inseguros ante el aumento de crímenes y secuestros en el país, pese a que en el discurso el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong reitere una y otra vez que los crímenes de impacto van a la baja; que los secuestros muestran una disminución porcentual.

La fuga del “Chapo” Guzmán de la cárcel de máxima seguridad El Altiplano, es uno de los ejemplos más fehacientes de la cadena de corrupción que opera en la relación crimen organizado-gobierno, en prácticamente todos los órdenes.

Una y otra noticia suceden cotidianamente en un país en el que la corrupción institucional está fuera de control y su crecimiento, no solamente golpea a la imagen del gobierno en turno, sino a la economía de un país asediado por una planta productiva debilitada, por un campo abandonado y por la generación de obras caras hechas con materiales  de baja calidad, que permitan al constructor recuperar sobradamente el “moche” que dejó al funcionario público o al legislador que gestionó el proyecto.

En este contexto el 17 de agosto pasado el presidente Enrique Peña Nieto dio a conocer la iniciativa de Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios, cuya finalidad es “el responsable endeudamiento” y mayor “transparencia y eficiencia” en el uso de los recursos públicos.

Dicha iniciativa, por supuesto, no fue acogida con beneplácito por gobernadores y alcaldes en funciones del país, sobre todo porque la discrecionalidad y abuso del endeudamiento ha sido una de las acciones características en sus mandatos, cuyos gobiernos tienen el control de la mayoría en los congresos estatales y ello les permite la “aprobación” incondicional de préstamos a corto y largo plazo, sin consecuencias de ninguna índole.

 El otro tema que tiene que ver con el derecho a la información y a la libertad de expresión es de alta preocupación, no solo entre los comunicadores y periodistas mexicanos, sino entre líderes de opinión, artistas e intelectuales tanto de nuestro país como del extranjero.

El pasado 15 de agosto varias decenas de intelectuales, analistas, periodistas, académicos, artistas, fotoperiodistas y algunos miembros de la industria cinematográfica, entregaron una carta en la residencia oficial de Los Pinos y la publicaron en algunos medios de comunicación, en la que denuncian con indignación “los ataques contra los reporteros en México”, a propósito del asesinato del fotorreportero Rubén Espinosa, la activista en derechos humanos, Nadia Negrete, así como de Yesenia Quiroz, Nadia Vera y Mile Virginia Martín.

En la carta se especifica lo siguiente:

“Los verdaderos homicidas tienen que recibir juicio justo y condena pronta. En su país, señor Presidente, las estadísticas de impunidad en los casos contra periodistas son alarmantes: Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 89 por ciento de los asesinatos permanecen sin resolver. La Comisión ha denunciado que sus propias investigaciones son obstaculizadas por las autoridades. La negligencia judicial garantiza la impunidad.

El escrito agrega esta observación:

“Hoy el periodismo en todo el mundo vive bajo asedio: los reporteros mexicanos, en particular, viven en peligro mortal. Las organizaciones criminales, los funcionarios de gobierno corruptos, y un sistema de impartición de justicia incapaz siquiera de determinar la responsabilidad de los asesinos son causa de la extrema vulnerabilidad de los reporteros”.

Es importante destacar que en los últimos 15 años 103 periodistas fueron asesinados en México y 25 más están desaparecidos, de acuerdo al informe estadístico de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión de la Procuraduría General de la República (PGR).

De acuerdo con ese informe, que se presentó durante una reunión de la Comisión de Justicia con integrantes de la organización PEN Internacional, las entidades con mayor número de homicidios de comunicadores de enero de 2000 al 31 de enero de este año son Veracruz y Chihuahua, cada una con 16 periodistas ultimados.

En un país en el que en febrero de 2006 se creó la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Contra la Libertad de Expresión, es muestra del asedio en contra de los medios de comunicación, situación que vulnera el derecho a la libertad de expresión, en un país en donde la censura y el control del Estado sobre la prensa ha sido una de las principales acciones para manipular a la opinión pública.

Sin embargo dicha Fiscalía sólo ha dado como resultado una condena, lo que pone de manifiesto su ineficacia para ejercer su función.

¿Los mexicanos podremos tener confianza en nuestros gobernantes y representantes populares algún día? ¿De qué dependen?

Al tiempo.

* Director General de Pórtico Online

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