Modelo policiaco en crisis y exámenes de control de confianza

* Evaluaciones de control de confianza cuestionadas, al no cumplir con sus fines

* Hay que evitar que se auto/denigre y criminalice a los policías, a nombre del cambio

* El atraso en el combate al delito y la evolución del crimen organizado

MANUEL IBARRA SANTOS

Los resultados recientes de los exámenes de control de confianza que en el caso de Zacatecas reprobaron a más del 50 por ciento de los  sustentantes, nos revelan la exigencia que hay en la entidad de avanzar en la constitución de un nuevo modelo de organización policial más profesional, eficiente,  moderno, confiable y cercano a la gente,   hecho que resulta importante para fortalecer las políticas de seguridad pública y apuntalar las bases de la certidumbre ciudadana y el desarrollo económico.

Una nueva organización policial debiera reunir y atender al menos los siguientes principios: 1).-Rigurosa profesionalización y especialización; 2).-Esquema de organización  basada en un sistema transparente y auditable; 3).-Control y definición  precisa de responsabilidades;  4).-Consolidación del servicio profesional de carrera; y 5).-Contribución eficiente para la prevención y combate de la comisión de delitos.

En México, los exámenes de control de confianza tienen la tradición de un lustro, al entrar en vigor simultáneamente con La ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el mes de enero del 2009 y buscan cubrir los siguientes componentes de análisis de la personalidad de los policías: el psicológico, el socio/económico,  el toxicológico, el médico y el polígrafo. Para muchos especialistas, los fines de estas herramientas evaluadoras– como son la depuración y mejoramiento de las corporaciones policiacas en el país- no se han cumplido.

Lo que se debe evitar, por lo tanto, es que los exámenes de control de confianza se conviertan en mecanismo de ajuste y en terreno de disputa entre grupos burocráticos que luchan por el control hegemónico de los cuerpos policiacos. Esto no ayudará a forjar instituciones de seguridad pública modernas al servicio de la sociedad, porque eso los apartará de su misión central. Asimismo hay que impedir que se denigre y criminalice a los policías, cobijados falsamente en la promesa y en el argumento del cambio.

Hoy, lo realmente cierto es que la sociedad en general coincide en la exigencia de que se requiere de un nuevo modelo eficiente de organización policial, porque el actual ya está agotado.

La crisis de los cuerpos policiacos en la sociedad mexicana

En la República Mexicana se tiene –de acuerdo a datos oficiales-, un registro de más de 500 mil policías federales, estatales y municipales, constituyéndose de esta  forma en uno de los países con mayor fuerza policiaca en el mundo, sólo superado en número de elementos por China, India y Estados Unidos de Norteamérica.

No obstante esto, en las últimas décadas, mientras la sociedad mexicana se transformaba vertiginosa y aceleradamente, el modelo de prevención y combate al delito se rezagó drásticamente y de un esquema policial de control social se pasó a uno simplemente reactivo e ineficiente.

Las organizaciones policiacas mexicanas padecen rezagos estructurales hasta por 30 años en términos de sistemas, procedimientos, estrategias, metodologías y tecnologías. Y en cambio, los criminales y las formas delictivas evolucionaron radicalmente, en tanto que la autoridad se quedó rezagada. La situación se agravó cuando las estructuras de los cuerpos de seguridad pública fueron penetradas por la delincuencia.

Hoy en día son 17 Estados – según informes del Sistema Nacional de Seguridad Pública- los que tienen déficit de policías y destacan entre otros los siguientes: Aguascalientes, Baja California, Campeche, Coahuila, Chihuahua, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas.

Las pruebas de control de confianza en Zacatecas y sus saldos

A nivel nacional, las evaluaciones de control de confianza han sido sometidas por estudiosos y especialistas prestigiados a fuertes cuestionamientos por su frágil diseño técnico, por sus contenidos incorrectos y por el incumplimiento de sus fines. A eso se agrega la carencia de aplicadores de exámenes, formados con el adecuado rigor académico  y que, en cambio operan, con bastante improvisación y al impulso de una serie de sesgos individualistas.

Por ejemplo, María Elena Morera, presidenta de Causa Común, organización ciudadana no gubernamental, denunció que las pruebas de control de confianza han servido, en muchos casos,  para que los mandos extorsionen a los oficiales con la amenaza de que sino operan bajo su consigna, serán dados de baja en la siguientes evaluaciones.

 Otros especialistas han revelado también que en algunas entidades del país, las evaluaciones  en manos de quienes las aplican y sus jefes, han servido para ajustar cuentas y depurar las estructuras burocráticas de quienes forman equipos rivales y que se disputan  el control de los cuerpos policiacos, sin importar si son  buenos elementos.

En Zacatecas reprueban más de la mitad de los policías que presentan las evaluaciones de control de confianza; en Jalisco, Veracruz, Chihuahua y Sinaloa, uno de cada tres no resulta apto; en Campeche y Yucatán aprueban todos. Estos contrastes son ilógicos. Por ese motivo se tienen que revisar los exámenes, los contenidos y los procedimientos de aplicación.

La demanda de policías honestos,  no corruptos

Por lo pronto, se mantiene en la actualidad la demanda ciudadana de avanzar en la conformación de cuerpos policiacos honestos, eficientes, cercanos a la gente y no corruptos.

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