Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Cuatro meses y nada

La nula acción en torno a la obra del centenario conocida como Glorieta de la Muerte a cuatro meses de que el Ayuntamiento determinara su cancelación, da la razón a algunas teorías como la de que por un lado se trataba más de una acción con carácter político que un acto de autoridad y por otro, que la contraparte, es decir el gobierno del estado, sólo pretendía ganar tiempo, hacer olvidar el asunto o buscar alguna argucia jurídica  para no proceder con la eliminación.

El caso es que ni el municipio ni el ejecutivo estatal hacen nada por corregir ese problema que sigue siendo un peligro latente; el riesgo sigue siendo el mismo aunque ahora con conocimiento de causa, los vehículos en su mayoría hacen casi alto total, obligados por las bardas (topes) que se colocaron y por precaución debido a que las unidades pesadas que ingresan del libramiento, pocas veces se detienen.

No era sólo colocar los sellos

El gobierno municipal al parecer ha entendido que no era solamente poner los sellos y amparado en la autonomía constitucional, dispuso la cancelación. Pero la situación es más compleja, la demolición y reconstrucción de esa parte de la carretera tiene un alto costo y la verdad, la tesorería ya quisiera en estos momentos tener lo suficiente para cubrir sus necesidades primarias y saldar los adeudos millonarios con proveedores y que le orilló a contratar un endeudamiento.

El estado parece no tener prisa en la reubicación del monumento, a pesar de que este debió estar concluido antes de la fecha del centenario de la toma de Zacatecas, es decir en el mes de junio, ya pasaron casi cuatro meses y siguen sin manifestar interés.

Quien se ha tardado es el ejecutivo federal que a estas alturas ya debió instruir la corrección del problema e incluso aplicar multas, al menos así lo hacen cuando alguien tiene un percance y afecta el pavimento o alguna estructura de la carretera, se tiene sin remedio ni consideración de ninguna especie que pagar el daño, suponemos que deberían proceder igual.

Exceso de señales

Sea cual sea el caso, lo que pretendió ser el monumento del centenario, sigue ahí, en un sitio que la ciudadanía consideró desde un inicio inapropiado y se anticipaba que podría ser de fatales consecuencias sino se procedía a su cancelación.

Resulta excesivo el número de señalamientos –15 en un tramo de menos de 50 metros–, en el lado correspondiente al carril de regreso a Jerez, prácticamente empalmados a dos o tres metros de distancia entre sí y la verdad, los que son sólo símbolos se obstaculizan unos con otros; los que son de texto, difícilmente pueden leerse todos, por más despacio que vaya uno, por lo que se considera que aparte de ser un exceso son inoperantes y la muestra de ello es que con frecuencia se aprecian marcas de llantas de vehículos que seguramente no escaparon de dar el clásico amarrón, ante las confusas líneas de los carriles.

El asunto se olvida

La posible táctica de ganar tiempo parece surtir efecto al menos entre los usuarios de redes sociales que han bajado la presión que se ejerció entre los meses de mayo y junio, algunos quizá resignados de que no pasará nada y ninguno de los tres niveles de gobierno resolverá el problema al menos en lo inmediato; sin embargo el riesgo persiste pues es cuestión de que otra vez alguien alborote la gallera y a punta de pico, pala y lo que se pueda, como en algún momento ya amenazaron, pudieran tomar la determinación de ir y demoler de una vez por todas el estorbo que en el proyecto original pretendió ser una especie de buena imagen de bienvenida a Jerez y que hoy da pésimo aspecto.

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