Jerez… Miel y veneno a la vez

RICARDO EVODIO CABRAL VERA

Afectar al bolsillo es un riesgo

No dudamos que la medida anunciada por el director de Obras y Servicios Públicos José Ángel Flores Gutiérrez, de dar cumplimiento al Reglamento de Aseo Público, aprobado y publicado una década atrás, contribuya a que se pueda tener una mejor imagen de la ciudad y que permita sobre todo la limpieza de los frentes de las viviendas, pero contrasta con el populismo que caracteriza al actual gobierno y finalmente, pegarle al bolsillo de la población, así  sea para propiciar una cultura que hace años dejó de ser una sana costumbre en nuestra población, bien pudiera traer repercusiones de tipo social, político y hasta jurídico, pues quien ha pretendido en otro tiempo aplicar este reglamento, se encuentra con la clásica respuesta de “por eso pago mis impuestos”. La resistencia al cambio es algo natural y por lo tanto, debe adoptarse de una manera prudente.

Suena incongruente

Es bueno –insistimos-, dar cumplimiento a esta clase de reglamentos que para ello se crearon, con el espíritu de concientizar a la población de que para rescatar esa imagen de las calles como espejo, como lo describiera Ramón López Velarde en su Suave Patria, es importante la colaboración de todos; pero suena incongruente que se pretenda aplicar un reglamento a rajatabla, en un Ayuntamiento incapaz de hacer valer su reglamento interior; hoy hace exactamente dos meses que no se celebra una asamblea de cabildo ordinaria, como lo mandata la Ley Orgánica del Municipio y lo confirma el texto regulador del cuerpo colegiado.

El propio gobierno incumple

Podríamos ir más allá, con la no aplicación de otras normas locales, como el propio reglamento de imagen urbana; como ejemplo claro está la colocación de una sombra de lámina en el costado sur del mercado, junto a las pilas de lavar la fruta, que obstaculiza la mitad del área de  carga y descarga y sobre todo, que va en contra de toda norma de construcción y con ello además, impidió efectuar adecuadamente la pintura del inmueble, que también hace ver mal la imagen urbana.

El reglamento impide por ejemplo, tirar agua sucia en la calles y se refiere seguramente a la que se utiliza para trapear y luego se arroja al exterior. Sin embargo, las pipas del municipio usan agua contaminada para regar los jardines, situación considerada normal, lo malo en este caso sería la que se desperdicia en el trayecto, por tanta perforación que tienen las viejas mangueras; eso también es tirar agua sucia.

El buen juez por su casa empieza

La frase de “el Buen Juez por su casa empieza”, aplica en el reglamento de limpieza, pero en partida doble; para la ciudadanía en general que bien  podría poner su parte de una forma tan sencilla como no tirando basura, aseando el frente de su casa.

Pero aplica también para la parte ejecutora, el gobierno municipal, por qué no se  puede exigir pulcritud a la ciudadanía, cuando espacios como la escalinata que conduce de las instalaciones de la feria se limpia en promedio una vez al año, o cuando la nueva avenida paralela al Río Grande, denota que hace meses no le pasan una escoba . No se puede exigir limpieza y aplicar coercitivos a los demás, cuando en los panteones de la Soledad, El Calvario y la Inmaculada, sólo se limpian los andadores principales, pero para donde uno volteé, se aprecia todo tipo de basura y en grandes cantidades. ¿O será acaso que también los muertos se harán acreedores a sanciones por no limpiar el exterior de sus tumbas?

Total desinformación

Es buena y hasta plausible la intensión de José Ángel Flores y sobre todo es válido su argumento de que el reglamento que pretende aplicar no es algo que venga a imponer el nuevo gobierno, ya estaba pero simplemente se autorizó y nunca se puso en marcha, sin embargo existen muchas dudas y seguramente algunas personas la primera noticia que tendrán de la existencia de este reglamento, será cuando les llegue la primera multa.

Por ello, consideramos también que es importante primeramente emprender una fuerte campaña de concientización; las amenazas de arresto y la afectación directa al bolsillo de la ciudadanía, no son la mejor forma de lograr una cultura de limpieza que para los jerezanos de otro tiempo no es algo nuevo, pero que desafortunadamente por la fuerza de la costumbre se ha venido olvidando. Relevante también que el municipio ponga el ejemplo en las áreas que le corresponde mantener limpias y no sólo pensar en la forma de sacar más dinero, aun y cuando haya un reglamento que se lo faculte.

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