Madres de familia, en el olvido y abandono

CAMERINO ELEAZAR MÁRQUEZ MADRID
México acaba de celebrar este fin de semana el Día de las Madres. Y digo “celebrar” a falta de una mejor palabra que pueda dar significado a esta fecha tan importante para las familias. Verdaderamente en este país las festejamos, no importa que no se registren cambios o avances.
La madre es una figura sumamente importante en el seno familiar. Tan es así que es punto de convergencia para promover la unión, convivencia, paciencia, tolerancia y amor entre los integrantes de la familia.
Empero, desde hace ya muchos años en esta nación las madres de familia han quedado en el olvido y el abandono por parte de las instancias gubernamentales, que pocas políticas públicas han generado y aplicado para resolver los múltiples problemas que enfrentan.
Está, por ejemplo, la tristeza, desesperación y sin sabores que miles de madres mexicanas viven a lo largo y ancho del territorio nacional, cuyos hijos e hijas desaparecieron (las cifras hablan de más de 13 mil personas), sin que nadie, ninguna autoridad de ningún nivel, les haya podido decir dónde están.
Ante la falta de respuestas, ellas decidieron este 10 de mayo “celebrar” el Día de las Madres con una marcha, en la capital del país, para exigir justicia. Sí, justicia que no tiene, que no les llega y que, parece, nunca tendrán.
Ese mismo dolor viven las mamás de los 150 mil muertos que durante el sexenio de Calderón dejó la lucha contra el narcotráfico, cantidad que en este gobierno del PRI sigue en aumento.
Las madres de las “muertas de Juárez” son otro ejemplo de la falta de justicia en México. Mujeres jóvenes, trabajadoras, que sólo buscaban el bienestar de sus familias, desaparecieron o fueron asesinadas cuando salían de trabajar de las maquilas. Son cientos, de ellas, desaparecidas o víctimas de feminicidio, sin justicia.
El caso de las madres zacatecanas no es diferente. Basta con revisar los datos generados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía para darse cuenta de la difícil situación que enfrentan, pese a las acciones que el gobierno estatal presume ejecutar.
El número de vástagos que tienen es de 2.7, cifra que disminuyó considerablemente si tomamos en cuenta que en la década de los 60 tenían ocho hijos.
De acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2010, Zacatecas cuenta con 532 mil 460 mujeres de 15 años y más, de éstas el 71 por ciento ha tenido al menos un hijo nacido vivo. Ello significa que la gran mayoría de las zacatecanas en edad fértil son madres y de ellas, el 21 por ciento es jefa de familia y toma las decisiones dentro del hogar.
Pero si analizamos la situación más a fondo observamos que las estadísticas indican que de ese 21 por ciento de mujeres que son madres jefas de familia, sólo el 11 son profesionistas, lo que significa que tienen una ventaja sobre el resto de quienes integran este sector para poder contar con mejores oportunidades económicas y de desarrollo.
El otro 89 por ciento de esas madres de familia no tienen preparación educativa suficiente o ni siquiera tienen una instrucción. Y así tienen no sólo que enfrentar la vida para sobrevivir ellas mismas, sino sacar adelante a sus hijos e hijas.
En cuanto el ejercicio de sus derechos sexuales y reproductivos, los que les permiten decidir con quién, cuándo y cuántos hijos tener, también se ha registrado un avance, pues siete de cada 10 mujeres que tienen al menos un vástago utiliza métodos anticonceptivos. Aunque en ese índice hay todavía tres madres zacatecanas de cada decena a las que se les niegan esos derechos.
La violencia es una situación que pone en condición de vulnerabilidad a las mujeres y que, muchas veces, las madres de familia la sufren con mayor frecuencia, pues datos nacionales demuestran que el 48 por ciento de las mamás en el estado sufren algún tipo de violencia.
Lamentable esa situación, que significa que una de cada dos, o dicho de otra manera, la mitad de las madres zacatecanas viven violencia por parte de su pareja.
La violencia más frecuente es la emocional, seguida de la económica, física y sexual.
Este problema requiere y debe tener la urgente intervención del Estado para resolverlo, no sólo atendiendo a las víctimas, sino para prevenirla y generar una nueva cultura que realmente les permita a las madres, en particular, y las mujeres, en general, contar con una vida libre de violencia.
Claro que se pueden tener avances en esta materia, pero no será sólo con la entrega de despensas o becas se resolverá la difícil situación que enfrentan las madres de familia.
Se requiere, primero, que todas las niñas puedan acceder a la educación, que cuenten con condiciones para el esparcimiento y el sano de desarrollo, a fin de que al llegar a la adultez puedan competir en igualdad de circunstancias con los varones.
También es necesario que puedan acceder oportunamente a servicios médicos y de calidad, que se les dé educación sexual y reproductiva, que ingresen a las universidades, que cuenten con trabajos bien remunerados.
En fin, todavía nos falta mucho por hacer y es necesario que desde ahora comencemos a hacerlo generando políticas públicas para ellas. Por eso, el Partido de la Revolución Democrática propone atender con prioridad a los sectores que se encuentran en vulnerabilidad, entre ellos el de las madres, generándoles acciones específicas de atención y aplicación de recursos públicos.
*Representante del PRD ante el INE
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